Espectáculos

Literatura

Pedro Saborido invita a pasear y conocer los rincones del Gran Buenos Aires en su nuevo libro

El escritor y productor presentó “Una historia del conurbano”, donde, a lo largo de veinte relatos describe el extenso territorio desde las vivencias de sus habitantes, sin uniformidades, ni generalizaciones sino con la certeza de que se trata de un espacio de múltiples identidades


Una maestra que trabaja en la guardería de una parroquia que dice haber inventado a Perón en una tarde de mates y facturas, una guía que organiza tours de “Estéticas del conurbano bonaerense” para turistas y un abogado que decidió abrir una carnicería con el objetivo de usar el nombre ingenioso que se le ocurrió, son sólo algunos de los personajes con los que el escritor Pedro Saborido recorre en su libro Una historia del conurbano las distintas dimensiones de esa zona bonaerense.

Se trata de veinte relatos que pintan un territorio desde las vivencias de sus habitantes, sin uniformidades, ni generalizaciones sino con la certeza de que se trata de un espacio de múltiples identidades porque, como dice su autor en el prólogo, “si la Argentina tiene todos los climas, el conurbano tiene todas las Argentinas. Y todos los continentes”. El, “apenas”, escribió sobre el suyo.

Integrante de una dupla de humor político que, junto a Omar Quiroga, a fines de los 80 se podía escuchar en Radio Mitre o FM 100 y luego se trasladó al formato televisivo para trabajar los guiones de Tato Bores, Saborido conforma desde 2006 otra dupla con Diego Capusotto, con quien creó el programa Peter Capusotto y sus videos, un universo de personajes que desbordó la tele y desembarcó en la radio, la industria editorial, el teatro y el cine.

El autor de Una historia del conurbano pasó sus primeros años en Gerli, la zona sur del Gran Buenos Aires, y se recibió de técnico electrónico en el Palaá de Avellaneda, la segunda ciudad en la que vivió y en la que estudió cine. Hoy vive en Capital y aseguró que tiene “una relación de afecto” con el conurbano y mantiene una mirada “no tan distinta” a la que tenía cuando lo habitaba.

“Quizás hoy al vivir en Capital puedo tener otra mirada porque me doy cuenta de las diferencias pero las sigo viendo y me siguen pareciendo novedades. Hay cosas que siguen siendo iguales y otras que ya no, entonces uno conecta con algunas y con otras te das cuenta que ha pasado el tiempo. Mi relación es de afecto y no noto mucha diferencia entre los distintos conurbanos”, explicó en diálogo con Télam.

Saborido dijo que igual sabe que estas diferencias están y advierte por ejemplo que hay zonas que tienen sus particularidades: “Quilmes y la costa, el Oeste”, pero señala que “hay lugares que son exactamente lo mismo”.

“Te puedo soltar en cualquier esquina de determinado lugar y no sabés si estás en San Martín, Avellaneda o Gerli. Eso también pasa en algunos lugares de la Capital, sobre todo en los más lindantes como Lugano, algunas partes de Saavedra y los fondos de Urquiza ya pegados a la General Paz, o alguna parte de Liniers”, se entusiasmó y describió vía audios de WhatsApp.

“No hay un ser típico del conurbano. Un homo conurbanus. Sus identidades son múltiples y horizontales. Son sociales y culturales. Sólo los une la geografía”, dijo uno de los personajes de esta obra editada por Planeta en la que su autor les agradeció a Mex Urtizberea, Coco Silly, Hugo Lamadrid y Edgardo Esteban, entre muchos otros, porque “sabiéndolo o no, colaboraron con este libro”.

Luego de escribir sobre fútbol, y más tarde sobre Peronismo, Pedro Saborido eligió en este libro dedicarse al conurbano y explicó el porqué de su decisión: “Más que decisión, fue una evidencia. Yo venía teniendo momentitos, en muchas charlas con Daniel Santoro y Miguel Rep, en los que me ponía a hablar del conurbano, de alguna característica. A partir de ahí apareció la idea de hacer algo con el conurbano. Sin embargo siempre hay dos decisiones: una primera que sería asomarse a la idea, ver, escribir un poco y el momento de decir «sí, acá ya hay un material». Tener escrito o bocetado un tercio del libro o algo así es un inicio pero saber que hay algo ahí por lo que vas navegando y va funcionando es otro momento. Son varias decisiones: primero la idea del libro y después ver si hay algo para que haya un libro”.

Sobre los pliegues de cada cuento (cita, introducción, historia y un texto de análisis), Saborido comentó: “Es un formato que tiene que ver con algo más de espectáculo o de medio electrónico, más radial o televisivo. Hay una introducción, alguien que presenta algo y después se analiza. Y en ese análisis, en esa parodia de análisis van un montón de cosas que no entraron en el cuento pero que me gusta exponer o decir. Son las que hablo con mi familia, con amigos, con colegas. Es una vena ensayística que no está tomada del todo en serio pero que contiene algo, son como conversaciones con otro. Entonces queda un ritmo, donde no está nada más que el cuento con la nota sino que hay diferentes partes. Lo asocio a mi formación televisiva: eso de tener alguien que introduce, un separador”.

Y agregó: “Hay escritores como (Juan Diego) Incardona, que sitúa muy bellamente el conurbano, y alguna que otra película que trabaja o se mete en ese clima, pero siento que esas distintas vistas del conurbano tienen más que ver con una discusión de identidades que se da con toda esa gente a la que le agradezco al final. Ahí aparece esta idea de los miles de conurbanos, no tanto desde quienes lo cuentan sino desde quienes lo habitan y qué representaciones ven de su propio conurbano y ahí es donde dialogan los distintos conurbanos y las distintas aspiraciones de quienes viven en el conurbano.

Claro que no podía faltar el peronismo en un libro de Saborido y el escritor señaló que tiene que ver con la idea que atraviesa el libro: “Que no hay un solo conurbano, como no hay un solo peronismo y en eso hay una identificación”. “El peronismo, como el rock o la música, tiene géneros y el conurbano también. ¿Alguien podría decir «esto es más conurbano que lo otro»? No creo porque sería darle una cualidad a la palabra conurbano cuando en realidad está definiendo un territorio. Sin embargo ahí es donde se carga la palabra conurbano y qué representa: para algunos es calle de tierra, zanja y gallinas, para otros es semi rural, para otros será un arroyo pestilente pero también hay barrios residenciales, edificios, centros comerciales, universidades. Toda esa amplitud es el conurbano”, amplió.

Además, aportó su opinión sobre, en relación a la pandemia y los comportamientos sociales, las estigmatizaciones en relación a qué podía pasar en el conurbano al comienzo de la cuarentena o en época de compras navideñas: “Son imágenes que también podés ver en Once, en la Capital o en cualquier lugar del país, sin embargo se las busca ahí. Se suponen cosas y puede haber cuidados o no como en cualquier otro lugar. Hubo como una contra estigmatización del principio, un depósito en el desastre del conurbano, como que todo puede ser peor ahí. Se lo relaciona con el amontonamiento, la insalubridad y todas las cargas ya preexistentes sobre cualidades y defectos del conurbano”.

Además, no descartó la idea de publicar en breve un libro sobre Diego Armando Maradona: “En un momento había una idea de armar un cuento con los famosos de cada partido del conurbano pero no llegó a terminarse, no quedó incluido. Después murió Maradona y me di cuenta cuánto conurbano sintetiza, cómo sintetiza a todos los conurbanos, el más poderoso y el más pobre o a casi todos porque nunca dejaba de ser el pibe de Villa Fiorito”.

Comentarios