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Conservación y cuidado

Paso decisivo en el Congreso Nacional para proteger de la extinción al Aguará Guazú

El proyecto para declarar “Monumento natural” a la especie que se encuentra amenazada principalmente por la caza furtiva y habita sobre todo el litoral argentino, obtuvo dictamen favorable en diputados, Se trata de un animal tímido, solitario e inofensivo y se adapta fácilmente a distintos hábitats


El proyecto para declarar “monumento natural” a la especie Aguará Guazú (Chrysocyon Brachyurus, según su nombre científico), que se encuentra en peligro de extinción, obtuvo dictamen favorable en la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano de la Cámara de Diputados de la Nación y en consecuencia queda totalmente prohibida la comercialización y caza de su especie.

La iniciativa legislativa fue presentada por el diputado nacional por Formosa, Horacio Arce, de la UCR, y durante el encuentro se refirió a su proyecto y dijo que “el aguará guazú se encuentra en distintas provincias como Corrientes, Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Misiones, Norte de Santa Fe y en algunas provincias se ha avanzado con una legislación de protección de la misma, por lo que considero que es necesario que contemos con una legislación nacional de conservación”.

Los peligros que corre el aguará

“Hoy la problemática del Aguará Guazú es la exclusión de su habitat, el peligro que corre en las rutas y caminos, como así también  el comercio ilegal de la especie, por lo que considero que se debe trabajar en esta protección en forma coordinada con el Gobierno nacional y las autoridades de aplicación de las provincias”, argumentó el diputado radical.

En su articulado, el proyecto prohíbe su comercialización, caza total o captura internacional, en todo el territorio nacional e insta al Poder Ejecutivo a través de la reglamentación de la presente ley para que designe la autoridad de aplicación. También establece multas que van desde los setenta mil a los cincuenta millones de pesos, la que llevará aparejada el decomiso de los animales.

En todos los casos se decomisarán las armas o artes empleadas, cartuchos, trampas y otros instrumentos utilizados para cometer la infracción. El destino de los animales u objetos decomisados será establecido en las disposiciones reglamentarias.

Por otro lado propone la suspensión de un mes a dos años o cancelación de la licencia de caza deportiva, sanciones que serán graduadas de acuerdo a la naturaleza y gravedad de la infracción, el perjuicio causado y los antecedentes del infractor.

Campaña de protección

El Aguará Guazú fue clasificado como un cánido silvestre en peligro de extinción en Argentina por la Uicn (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) y está clasificado como una especie en peligro crítico de extinción por la Asociación Argentina de Mastozoología.

Un ejemplar de la especie ligeramente más pequeño que la mayoría y al que se conoce como Nambi, fue liberado en el Parque Nacional Iberá durante 2016, tras ser encontrado a fines de 2015 en una casa de la localidad de Virasoro.

Luego de pasar la cuarentena y los análisis sanitarios, el animal fue trasladado a la isla San Alonso del Iberá, donde fue entrenado para vivir en libertad. Durante su adaptación aprendió a comer frutos nativos, a cazar pequeñas presas y a perder la confianza con las personas, contaron desde la fundación Rewilding Argentina.

En junio de ese mismo año fue liberado con un collar transmisor VHF con la intención de hacer un seguimiento y verificar algunas particularidades. Meses después el Nambí desapareció hasta que volvió a ser visto a comienzos de este año. “Lo más llamativo es que portaba el radio collar.

Luego de analizar cuidadosamente las imágenes, pudimos determinar, gracias al colmillo inferior derecho que sobresalía, que se trataba del Nambí liberado”, indicaron desde Rewilding Argentina. A principios de 2020, la misma fundación lanzó una campaña con un mensaje dirigido a proteger a ejemplares que se encuentran fuera de sus hábitats, como ha venido pasando en los últimos años.

Entre sus líneas principales decía: “No lo persigas. Protégelo de los perros que quieran atacarlo”. Y aclaraban que no es una especie peligrosa: “Solamente puede morder para defenderse.

El aguará guazú no constituye riesgo para el humano o para el ganado doméstico. Come roedores y presas pequeñas”, indicaron también en posteos en las redes sociales que finalizaba instando a protegerlo: “Esta especie nativa está en franco peligro”, se decía.

Gran destreza para sobrevivir en distintos hábitats

Aguará guazú significa “zorro grande” en guaraní y se trata de un animal autóctono que se mueve en la zona del litoral argentino y sur de Brasil. La mayoría de los ejemplares tienen una  altura promedio de poco más de un metro y un peso que apenas pasa los 30 kilos.

El largo de este zorro ronda los 125 centímetros y su cola alcanza los 45; su pelo ligeramente largo es de color anaranjado rojizo y tiene un collar de pelaje negro en la cara, espaldas y pata, por lo que también se lo conoce como lobo de crin o lobo rojo. Es un animal tímido, solitario e inofensivo. Su alimento principal está compuesto de anfibios, insectos, aves, cuises, frutos y raíces.

Está prácticamente en continuo movimiento, incansable en su andar, siempre buscando refugio o alimento. Algunos estudios científicos ubican su pasado en el norte del continente americano y sostienen que luego fue diseminándose hasta llegar al sur de Sudamérica y manifiestan que en ese pasado su fisonomía era más la de un lobo salvaje.

Un texto de la fauna de la región que escribió un sacerdote jesuita en 1767 lo describía así: “en el territorio… el Ayguará igualmente vive dentro del agua que fuera de ella. No abunda este animal, siendo como es perseguido, pasa lo más de su vida oculto en los pantanos o en los bosques.

Es de figura y estatura de un perro bastante grande; tiene la boca apuntada y delgada; su color es un blanco desmayado que se inclina al amarillo; además de dos colmillos que ocupan los dos lados de la boca, ésta se halla bien armada y proveída de una dentadura delgada y firme. Puede que este anfibio cuadrúpedo de orejas paradas sea una especie de lobo terrestre”.

Esto demostraría que es una especie con gran destreza para sobrevivir y adaptarse a otros climas y hábitats disponibles como los pastizales del litoral argentino. Al parecer es la zona donde las nuevas generaciones decidieron quedarse, pero es allí también donde esta especie enfrenta su principal problema: la caza del hombre, afortunadamente ahora penalizada por la reciente aprobación del proyecto para declararla “Monumento natural”, que la prohíbe expresamente.

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