Espectáculos

Para rebatir verdades de perogrullo

Los autores de “Mitomanías…” apuntan a deconstruir los lugares comunes con que a veces livianamente se piensa la educación y su puesta en práctica, a partir de reflexionar sobre el estatuto de verdad de todo lo que se afirma.


EDUCACION
Mitomanías de la educación argentina. Crítica de las frases
hechas, las medias verdades y las soluciones mágicas
Alejandro Grimson y Emilio Tenti Fanfani
Siglo XXI / 2014, 272 páginas

Los mitos y las leyendas son relatos que no se ajustan a la verdad aunque es cierto que tienen algunos elementos verdaderos. A pesar de que el discurso científico de la modernidad se preocupó por desarticular lo mágico, lo metafísico y la mentira de ciertos relatos, hoy, en la posmodernidad, lo mítico sigue teniendo una fuerza contundente que convence a más de uno. Si hablamos de la educación argentina, las “mitomanías” son el plato predilecto de directores, docentes y padres, entre otros, porque al igual que en el fútbol, todos nos sentimos con la capacidad necesaria para plantear un panorama claro y proponer un modelo de acción; pero a la larga, estas cuestiones no resisten el mínimo análisis. Aunque en democracia todos tenemos el derecho y la obligación de opinar y actuar sobre la educación, el problema es que como dicen Alejandro Grimson y Emilio Tenti Fanfani en su libro Mitomanías de la educación argentina. Crítica de las frases hechas, las medias verdades y las soluciones mágicas, caemos en lugares comunes que no nos permiten reflexionar y pensar que no se trata de un tema sencillo sino, por el contrario, es en verdad una cuestión bastante compleja. Por eso, el texto de estos autores aborda cada una de las frases más comunes que se afirman como verdad de perogrullo en hogares, en salas de profesores, y, a veces de forma más trágica, en plenarios docentes. La intención de los autores con este trabajo no fue el de revelar grandes verdades sobre la educación, sino intentar reflexionar sobre la misma.

Abrir debates

“Todo tiempo pasado fue mejor; si recuperamos la escuela de hace cien años, la Argentina será una potencia; las pruebas Pisa muestran que toda la educación está mal; la educación pública igualaba; a los alumnos de hoy no les interesa nada; los pobres no pueden aprender; los docentes trabajan poco y tienen muchas vacaciones…”; o “…sólo las empleadas domésticas y los pobres quieren ser docentes…”, son algunas de las sentencias que escuchamos reiteradamente en cualquier ámbito y que, con un tono de seriedad, ocultan que no tienen real asidero y que obstaculizan el debate sincero. Esas mismas frases hechas y muchas otras más son analizadas por Grimson y Tenti Fantani a modo de apertura de la discusión.
“Muy lejos de nuestro objetivo está reemplazar estas verdades (mitomanías) por otras. Buscamos más bien introducir preguntas e instalar debates. (…) Este texto es una invitación a los docentes, estudiantes, padres, madres, políticos, dirigentes sociales, periodistas y funcionarios a potenciar el debate sobre qué educación tenemos y qué objetivos podemos y debemos fijarnos”, expresan Grimson y Tenti Fanfani. La sociedad para escribir este libro surge del modelo del primero de ellos, quien en su libro Mitomanías argentinas había iniciado el camino de desandar las frases hechas, los lugares comunes de cómo los argentinos pensaban y recreaban su pasado. En esta oportunidad, junto a Tenti Fanfani –un reconocido cientista político, sociólogo y especialista en pedagogía que a ningún docente se le escapa durante sus lecturas formativas–, el antropólogo Grimson se mete con la educación y la percepción que los argentinos tienen de ella.
“Este libro fue construido contra esas frases y para deshacerlas. Buscamos arrancar las simplificaciones de raíz, porque pensar los problemas y enfrentar los desafíos exige reponer la complejidad propia de un fenómeno que nos interpela cotidianamente y merece ser analizado en múltiples dimensiones: histórica, política, económica, y hasta afectiva y simbólica”, proponen los autores, en una clara manifestación de que no tomarán las cosas a la ligera.

Frases testarudas

“Al que madruga, Dios lo ayuda”, o “no por mucho madrugar, amanece más temprano”, es un ejemplo que ponen los autores para demostrar que los mitos, o dichos populares, se pueden contradecir creyendo sostener una verdad. “En un comienzo, esas ideas fueron pensadas por ciertas personas en determinados contextos, pero siguen circulando independientemente de esas circunstancias. Son frases testarudas frente a los cambios reales”, esto es, se vuelven una “manía”, afirman Grimson y Tenti Fanfani al explicar el concepto de “mitomanía”. Sin embargo, ¿cuáles son esas sentencias que dan una receta implacable para resolver las cuestiones educativas? En este caso, los autores eligieron diez grupos de mitos a los que repartieron del siguiente modo: “Mitos de la decadencia educativa”, que se refieren en general a que hubo un pasado glorioso de la educación frente a un presente malo. “Mitos sobre los alumnos” y “Mitos sobre los docentes”, que apuntan en general a las características de los sujetos que protagonizan en primer plano la tarea educativa señalando principalmente una serie de errores que se comente en y durante la relación. También se abordan los “Mitos sobre lo que la escuela debe enseñar”, “Mitos sobre la autoridad, el orden, la disciplina y la violencia escolar”, “Mitos sobre la escuela pública y privada”, “Mitos sobre la educación y la igualdad”, “Mitos sobre las soluciones mágicas para la educación”, “Mitos sobre el presupuesto y el federalismo”, y “Mitos sobre las universidades”.

De derecha a izquierda

Al recorrer las páginas de Mitomanías de la educación argentina se abordan frases hechas que se elaboran desde pensamientos conservadores, así como también desde reflexiones progresistas. En general, todo el mundo dice buscar en la educación lo mejor para la sociedad, aquello que sirva en ese cometido; sin embargo, son muy distintas las vertientes y variables que se ponen en juego a la hora de proponer prácticas educativas. Si bien Grimson y Tenti Fanfani no profundizan en cada tema sino que se inclinan por abrir la puerta a la reflexión, tampoco temen oponerse a distintas posiciones, vengan de pensamientos de derecha o de izquierda. Un ejemplo de esto es el tratamiento que le dan al mito de que en la escuela se debe enseñar contenidos que tengan en cuenta a la cultura popular. Sin oponerse a ese postulado, los autores proponen repensar el trasfondo de la sentencia señalando qué caminos abre y cuáles cierra esa idea. En ese sentido, por éste y por otros elementos desarrollados, este libro resulta muy recomendable para la consulta de todos aquellos que ejerzan la tarea docente en sus distintos niveles, ya que no pocos ejercicios asertivos de esa tarea serán puestos en cuestión, con la consiguiente posibilidad de que se abran otras perspectivas y se optimice la práctica de su transmisión. Así, Mitomanías… deviene un texto ideal para la consulta permanente.

 Escuela pública versus escuela privada

La alumna que no había estudiado durante el año, ni siquiera había oído un poco lo que el profesor de Historia había intentado transmitirle, le comunicó a fin de año: “Me voy de esta escuela porque es un desastre. Mi mamá ya me dijo que voy a ir a una escuela privada porque es mejor. Ahí me van a enseñar bien”. El docente sonrió por lo bajo porque él mismo trabajaba en la escuela donde la joven alumna afirmaba que iba a tener una mejor educación. Un fuerte mito de los años 90 es que la escuela privada es mejor que la pública, y algo de verdad podría haber en ello; sin embargo, habría que ver qué es lo cierto en esta afirmación y cuánto se fue construyendo de manera discursiva sobre el tema. Acerca de este mito deliberan Grimson y Tenti Fanfani desentrañando la creencia de que “lo público” es ineficiente frente a “lo privado”. Para ellos, “los ideólogos del neoliberalismo pretenden imponer una visión que condena a la educación pública por ser intrínsecamente ineficiente e irracional, y llaman a introducir mecanismos de mercado que descentralicen las decisiones empoderando a las familias”; sin embargo “esta perspectiva no coincide con las valoraciones y expectativas de la mayoría de la población argentina”. En ese sentido, Grimson y Tenti Fanfani sostienen que “pese a las críticas de los ciudadanos hacia la escuela pública (muchas de ellas merecidas), la mayoría de ellos sigue considerando que el acceso al conocimiento y la cultura es una cuestión de derecho y no de mercado. Y no hay derecho sin Estado, es decir, sin ese lugar donde se construye y garantiza un interés general”.

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