Espectáculos

en vivo

Para celebrar la música y el encuentro

La chilena Francesca Ancarola y el entrerriano Carlos Aguirre brindarán un recital en conjunto donde repasarán las canciones de “Arrullos”.


El ciclo “De par en par” se propuso este año unir a dos artistas para celebrar la música. En este contexto, la cantautora chilena Francesca Ancarola y el pianista entrerriano Carlos “Negro” Aguirre se encontrarán para seguir mostrando las canciones de Arrullos, un disco que editaron hace casi una década dedicado a la infancia, pero destinado tanto a niños como adultos.

En Arrullos, interpretan canciones de cuna latinoamericanas. Se trata de temas atravesados por historias y realidades comunes que desentrañan un sentir profundo de quienes asumen con amor la enorme responsabilidad de ser padres y al mismo tiempo ciudadanos de esta parte del mundo.

“En este minuto estamos ensayando el concierto con Carlos”, le contó Francesca Ancarola a El Ciudadano, teléfono de por medio, desde Paraná. Y anticipó: “Nos juntamos para revisar nuestro repertorio y combinar cosas de Arullos con temas que han ido saliendo de parte de ambos en los últimos tiempos y nuevas canciones que son parte de un Volumen II de ese disco que aún está en proceso”.

—¿Están en sintonía musical tus producciones actuales y las de Carlos? ¿Cómo están viviendo el presente y cómo lo conjugás musicalmente?

—Así como se conjuga hoy la modernidad, a la distancia (risas). Gracias al Whatsapp nos enviamos cosas permanentemente, pero cada uno tiene también su propio camino creativo. Sin duda, Arrullos fue el primer proyecto en común planteado a dúo por nosotros, pero siempre hemos venido trabajando cosas, participando mutuamente en nuestros discos. Por eso hay un lenguaje en común, una mirada hacia la música y las letras, pero al vivir separados, evidentemente, tenemos proyectos paralelos.

—En “Arrullos” había, entre otros, temas de Víctor Jara, Jorge Fandermole, Daniel Viglietti. Son canciones atravesadas por realidades comunes a un continente, una forma de ver lo latinoamericano muy particular…

—Son canciones que planteamos de entrada y queríamos que hablaran de la infancia y que si bien tenían la función de arrullar al bebé también buscaban hacer reflexionar a los padres. Letristas tan importantes, miraron Latinoamérica desde problemáticas comunes: desde lo social y lo humano. Son reflexiones en letras que si bien musicalmente son muy plácidas, también poseen gestos significativos. Si bien el bebé no entiende de consignas o pensamientos socioculturales, esas melodías van quedando en ese oído, en ese primer despertar de ese bebé a la música. Después, podrá descubrir esos contenidos importantes.

—Es sorprendente y emocionante que estas canciones, algunas de las cuales fueron compuestas hace mucho, sigan estando tan vigentes…

—Claro, porque todo lo inherente a lo humano, a la vida, y a las problemáticas más universales, va a estar siempre presente necesitando ser repensado.

—El último disco lo editaste hace cinco años; ¿estás trabajando en un nuevo material?

—Sí, lo que pasa es que estoy dejando un poco de lado el hecho de sacar un disco. En lo personal, estoy de cara a otros proyectos que se vinculan más hacia la docencia, y en 2015 saqué un libro de partituras para poner en el tapete el tema de la carencia, en Chile, de partituras de música popular. Fue un pequeño granito de arena de contribución en un ámbito en el que hay mucha carencia. Luego estuve componiendo para distintos proyectos que me invitaron, uno de ellos un disco de mujeres cantoras que homenajean a Violeta Parra. Estuve participando más de colectivos. Estoy repensando el tema de grabar un disco solista.

—Hace un tiempo, se escuchaba una frase que decía “La Patria es el otro”. Hoy fue reemplazada por otra que, si se escribiera, sería “Sálvese quien pueda”: ¿Es el momento de trabajar en y por lo colectivo?

—Es así. Estamos viviendo en un mundo muy individualista y lo colectivo pareciera ser el lugar indicado para darnos cuenta que ni tan individualista ni tan especial, todos estamos en lo mismo; salvo que las pantallas nos dividen y nos aíslan, y es un error. Está mal usado este mundo que nos plantean las redes sociales porque nos aíslan. Tenemos que volver más al vivo y directo, a la presencia, a mirarnos a los ojos y hablar cara a cara.