El Ciudadano
Por Osvaldo Pellin
Estoy convencido que el gobierno popular viene cumpliendo con eficiencia lo prometido en el proceso preelectoral. Lo hace sin estridencias y sin propagandear en demasía. Es más, lo hace con una discreción basada en un mecanismo operativo bien pensado a pesar de la complejidad del problema de llegar a tantos miles de habitantes con alimentos en cantidad y calidad suficientes. Diría casi que lo hace con vergüenza ajena por “la tierra arrasada” que dejó Cambiemos.
No obstante esa prudencia, se observa que la oposición a pesar de no haber hecho nunca nada por los humildes, los desocupados ni por los hambrientos, se da el lujo de preanunciar profecías maléficas como que pronto se verá el fracaso del gobierno que no hace más que reparar lo que humanamente destruyó Mauricio Macri.
Al Frente de Todos le pasa como a los que integran la columna de la promoción callejera de un circo al desfilar en los últimos lugares de la columna de acróbatas y animales. Están para recoger lo que dejan los elefantes en el pavimento. Macri es uno de los que integran la troupe de elefantes.
Es que sigue intacta la maquinaria mediática antiperonista, que oculta o deforma lo que hace el gobierno. Se ve claramente que siguen vigentes los portavoces del macrismo que, cual militantes mercenarios, no han formalizado aún ante el público la enorme cantidad de operaciones de prensa, fake news, en las que participaron en los últimos cuatro años. Cero autocrítica, cero confesión de haber desnaturalizado la profesión de periodistas con tal de obedecer las voces de mando de un gobierno de violadores del estado de derecho.
Ahora se agregan los nuevos legisladores y concejales que casualmente parecen ignorar la situación del país y siguen dócilmente los designios de Clarín aprobando la ley impositiva de la provincia de Buenos Aires que exime de todo incremento al impuesto a las propaladoras de cable, que justamente involucra en su pago y, entre otros, al grupo Clarín.
El gobierno no se indigna, sólo señala la cuestión, razones que con dificultad llegarán al gran público, mientras la rueda de la política se sigue arrastrando con la impunidad de la que hicieron gala el equipo ministerial de Macri y el propio ex presidente.
Este prólogo es para dar fundamento a una propuesta que me gustaría sea adoptada en los cuerpos deliberativos de nuestra estructura democrática y representativa. Digo que hacen falta “fighters”, peleadores con discurso propio en el debate, como lo tuvo Raúl Alfonsín con César Jaroslavsky. Líderes parlamentarios que tengan presencia en los debates televisivos y de hecho en el seno de las propias cámaras del Congreso. Es una demanda que incluye una pequeña dosis de agresividad, siempre dentro de la ley, basada en las razones políticas y en la claridad expositiva de quien asuma ese rol, que debería matizar la aparente “blandura”, medidas en réplicas poco audibles, del gobierno popular.
Hace falta la razón de las medidas pero acompañadas de pasión, de acendrada defensa, ir cara a cara a enfrentar a los que mienten o deforman la realidad.
Habitualmente puede que surja naturalmente el líder, espada flamígera del Frente de Todos. Y si así no fuera, habrá que crearlo y dotarlo de la información necesaria para que cumpla su función. De hecho los jefes de bloque cumplen esa tarea: refutar, poner el pecho por el gobierno, tener presencia y buen decir.
El Frente de Todos tiene legisladores de fuste para que lideren esta función. A mí se me ocurre que Máximo Kirchner, que argumenta muy bien, debería tener mayor protagonismo y Leopoldo Moreau o el diputado Rodolfo Thailade, con su elocuencia e información deberían ser otros donde se estrellen los débiles fundamentos y el culposo pasado de la oposición.
Médico. Ex diputado nacional por el Movimiento Popular Neuquino, afiliado después al Partido Socialista y colaborador de Guillermo Estévez Boero
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