Política

Rumbo al 2023

Palo Oliver: “No me resigno a que la derecha se apodere del radicalismo”

El diputado provincial cuestiona desde adentro de la UCR el armado del frente de frentes: “El poder a cualquier costo termina corrompiéndose”. “Las diferencias son muchas y generalmente votamos distinto”, señaló el ex intendente de Santo Tomé, en relación con el PRO


Habla con la naturalidad del que no le tiene miedo a la incorreción política. Sin vueltas, casi en soledad, el diputado provincial Fabián Palo Oliver se resiste al armado de frente de frentes en la provincia, al que califica de “antiperonista”. Se autodenomina “radical no gorila” y “alfonsinista”, y su discurso apela desde adentro a la UCR provincial y nacional, a la que cuestiona, entre un amplio abanico de reclamos, por su inclinación a creer “que el poder del mercado lo puede todo”. En Santa Fe rechaza una posible sociedad política que incluya al PRO y advierte que “muchos dirigentes progresistas van a hacer cualquier cosa para ser gobierno”. Y alerta: “El poder a cualquier costo es el poder que termina corrompiéndose”. Ex intendente de Santo Tomé (2007-2015) y dos veces diputado provincial (2015 en adelante), es una de las pocas voces dentro del partido que cuestiona que Carolina Losada haya sido candidata sin vivir en la provincia. Y aunque le reconoce “carisma” y cree que fue “un acierto electoral”, rechaza de plano una eventual candidatura a gobernadora para el 2023: “Le falta mucho recorrido”.

—En su perfil de Twitter se describe como un radical no gorila.

—Así es, progresista y alfonsinista.

—Y también escuché por ahí socialdemócrata.

—Por supuesto, si somos alfonsinistas hay que defender la socialdemocracia.

—¿Por qué hace falta decir radical no gorila? ¿Hay muchos radicales gorilas?

—En realidad creo que hay mucho radicalismo que se define a partir de su posición antiperonista. En lo particular, yo entiendo que el radicalismo y el peronismo son dos partidos nacionales y populares. Y siempre deberían trabajar por encontrar consensos que permitan construir un Estado presente, un Estado que garantice derechos, y que por sobre todas las cosas pueda saldar las deudas que tiene la democracia. Si el radicalismo y el peronismo no acuerdan, los problemas estructurales que tiene la democracia argentina se siguen profundizando y aparecen obviamente emergentes como (Javier) Milei o sectores que tengan más que ver con visiones conservadoras o neoconservadoras. Hoy lamentablemente el país viene profundizando situaciones y problemas que no solamente que no se resuelven, sino que se van agudizando. No solamente lo que es la pobreza y la exclusión, sino también la inflación. Pasan los gobiernos, pasan los años y no se puede controlar. Y eso obviamente produce mayores bolsones de pobreza y caída del poder adquisitivo de los salarios. Cambian los ministros de economía, cambian las recetas, y sin embargo el problema no lo podemos resolver. Y los problemas de educación, las grandes demandas no resultas, más la violencia por supuesto. Y los únicos que pueden encontrar la salida son los dos partidos nacionales, por lo que representan. Y por el desarrollo territorial que tienen y porque, en definitiva, salieron de la misma raíz, representando a sectores populares contra sectores conservadores de la economía, lo que antiguamente se llamaba la oligarquía.

—Me quiero detener en su visión actual del radicalismo. ¿Esa visión lo hace pelear en soledad en la provincia, en el marco de un radicalismo que apuesta a un frente de frentes? ¿Cómo conjuga la situación política con su visión?

—Primero, con un momento de gran frustración, en términos políticos, de lo que el radicalismo debería representar. Lamentablemente, el radicalismo a nivel nacional hace mucho tiempo que no me representa. Sí me representaba, me contenía, el radicalismo que era parte del Frente Progresista en la provincia de Santa Fe. Yo creo que el radicalismo hace mucho tiempo que dejó de darle importancia a la ideología, nunca se tiene en cuenta cuál es la doctrina radical y los principios del radicalismo, y ha entrado en la variante pragmática de la política, haciendo antiperonismo y conformando frentes electorales con el único objetivo de llegar al poder. Me parece que quedó claro que la experiencia de Cambiemos fue una muy mala experiencia, por todo lo que significó el aumento de la pobreza, la exclusión, el endeudamiento; la verdad que se cumplieron muy pocos objetivos de lo que se había anunciado como supuesto programa de gobierno. Porque apenas asumió (Mauricio) Macri, lo primero que dijo es que no iba a hacer cogobierno y que fue una alianza electoral y quien iba a gobernar era el PRO. Y ahí el radicalismo, en los cuatro años de gobierno de Macri, lo que hizo tibiamente fue marcar algunas diferencias, pero nunca se animó a tener un rol, dentro de lo que era el frente Cambiemos, para tratar de que las políticas que se apliquen sean políticas que estén en coincidencia de aquellos radicales que se dicen alfonsinistas. Yo no digo que todo el radicalismo tenga la misma concepción, pero por lo menos los que se dicen alfonsinistas. Y en la provincia de Santa Fe pasa exactamente lo mismo. Yo lo que no comparto con mis correligionarios, y sé que soy una minoría (de hecho soy parte de Radicales Libres, que es el espacio político que sigue en el Frente Progresista), todavía sigo dando la discusión puertas adentro, pero hoy la gran mayoría del radicalismo defiende la constitución de un frente de frentes, o un frente nuevo, con la incorporación de todos los sectores no peronistas, con el único objetivo de llegar al poder. Bueno, yo no coincido en ese armado electoral, entiendo que el radicalismo tiene la obligación de recuperar la política, y sobre todo hacer política bajo concepciones ideológicas. Lamentablemente, en la década del 90 se demonizó a la ideología, con el kirchnerismo se puso en valor mucho de lo que significa la ideología en términos de disputa política en el campo político, y después con Macri nuevamente se empezó a demonizar y hoy creo que hay una mezcla entre los sectores que hacen antipolítica y los emergentes que van surgiendo a partir de que la política no está resolviendo los problemas estructurales que tiene el país. Ahí es donde encuentro explicación del crecimiento de Milei. Y algunos desde el radicalismo entienden, si bien el radicalismo dijo formalmente que el límite es Milei, alguna vez el radicalismo dijo que el límite era Macri, y yo estoy convencido de que si algunos entienden que ganar una elección es aliarse con Milei van a trabajar para aliarse con Milei. Bueno, esas son las cosas con las que yo no coincido, estoy en una discusión interna, en un proceso de mucha frustración porque veo que el pragmatismo le está ganando a la ideología política y a lo que debe ser una plataforma electoral y un plan de gobierno. Yo no creo en esos rejuntaderos. Creo que en el campo de la política la disputa tiene que ser ideológica, tiene que ser dialéctica, lo que no significa no construir acuerdos, porque también soy muy crítico de la grieta, y a lo que la grieta representa en términos de discusión binaria, y en términos de blanco o negro, yo creo en las discusiones transversales y sobre todo en la conformación de las mayorías en los ámbitos de discusión política transversales, porque estoy convencido de que también es la forma de construir, dentro del Estado, esa masa crítica que permita modificar las cosas que están pasando actualmente en el país.

—Está claro que no participaría del armado de un frente de frentes.

—No, para nada. De hecho, en nuestra ciudad, Santo Tomé, estamos conformando un partido. En mi ciudad el Frente Progresista gobierna desde el año 2007. Yo fui intendente del año 2007 al 2015. Y desde el 2015 a la actualidad tiene mandato el espacio del Frente Progresista. Nosotros estamos conformando un espacio municipal, donde estamos confluyendo distintas expresiones que somos parte actualmente del Frente Progresista, algunas organizaciones sociales, y vamos a competir para demostrar que una elección puede ser una elección de tercios y que no necesariamente haya que atrapar la política local en las expresiones polarizadas de la Nación, concretamente Juntos por el Cambio y Frente de Todos.

—¿Puede decirse que se va a resistir a la trinchera de Santo Tomé?

—Sí, no como candidato, aunque soy parte de la construcción de ese partido. Tampoco voy a estar en la lista de diputados de un frente donde participe el PRO, y no solamente el PRO, se invitó a la UCD, a Fuerza Republicana, el objetivo de la mayoría de la dirigencia radical en Santa Fe hoy en día es replicar algunas experiencias como las de Mendoza, Corrientes o Jujuy. Quizás no participar con el sello de Juntos por el Cambio, pero sí en un frente que nuclee a todos los partidos no peronistas de la provincia para enfrentar el proceso electoral que permita llegar al poder. Después, quién lidera ese frente va a tener mucho que ver con los electores, concretamente con quien gane las elecciones primarias en ese frente será quien lidere el proceso, si es que ganan las elecciones. Tampoco se lidera por declamación o por representación electoral. Obviamente que a mí me gustaría que una radical o un radical en algún momento tenga la posibilidad de ser gobernador de la provincia de Santa Fe, porque desde la gobernación de Aldo Tessio que no tenemos esa oportunidad, pero eso se construye y después hay que ganar el proceso interno y ganar la general. Habrá que ver quién es el elector que logra representar a ese frente en las generales. Pero yo no adhiero, no creo que sea la solución para la provincia de Santa Fe, y sigo defendiendo, aunque algunos crean que me quedo en el tiempo, sigo defendiendo la construcción de los espacios políticos que tengan similitudes, coincidencias programáticas e ideológicas. Y lo vemos en la Cámara de Diputados: yo te puedo asegurar que cuando se discuten temas que tienen que ver con nuevos derechos ciudadanos, que tienen que ver con la visión de lo que debe ser el Estado, las diferencias son muchas y generalmente votamos distinto. La verdad es que desde ese punto de vista entiendo que está bien que yo no esté en ese lugar.

—Volviendo al inicio de la conversación, este acuerdo que se prepara ¿lo ve como un frente antiperonista?

—Así lo están planteando. El peronismo va a ser uno de los actores electorales, y están diciendo los mismos dirigentes la conformación de un frente no peronista, porque se ve que algún gurú les dice que no es conveniente plantear la palabra anti, entonces dicen un frente no peronista. Y también quiero aclarar que esto no significa ser funcional, porque seguramente algunos, que ya me ha pasado, plantean que quien no esté en ese espacio va a ser funcional al peronismo, pero la verdad en lo que es la caracterización del gobierno de Omar Perotti hay muchas coindidencias en las críticas, el tema es ponerse de acuerdo en cuál es el Estado provincial que queremos construir y que, sin ningún tipo de dudas, por lo menos de mi parte, creo que lo que hay que seguir profundizando son las políticas que implementó el Frente Progresista y obviamente trabajar por la demanda no satisfecha. Y eso no es posible con espacios que fueron inclusive muy opositores, no solamente el PRO sino otros espacios políticos que van a conformar ese frente. La verdad es que no sé cómo van a conjugar eso.

—Ellos dicen que las diferencias están pero que se van a juntar a armar un programa.

—Sí, eso se dice habitualmente (risas). La verdad que Argentina necesita de diálogo, sin duda. Y no es desconocer al otro, lo que pasa es reconocer que Amalia Granata, para poner un nombre propio, o que Federico Angelini, representan algo distinto a lo que representan a los que estamos en el Frente Progresista. Algo distinto, ni bueno ni malo; entonces, en el campo de la política, la disputa tiene que ser clara, porque no tenemos la misma concepción del Estado, y ellos tienen que estar en un lugar, nosotros en otro, y a partir de esa disputa la gente decide cuál es el mejor modelo para la provincia. Después, en función de gobierno en los ámbitos públicos es donde hay que construir las coincidencias, hasta donde se pueda. ¿Dónde? En la Cámara de Diputados, en Senadores, pero no en un gobierno donde después las diferencias terminan explosionando. Y si no fijémonos lo que está sucediendo en el Frente de Todos, donde fueron a buscar un candidato que era hipercrítico al proceso del kirchnerismo de la última etapa, al cristinismo, para ponerle un nombre, había dos referentes importantes muy críticos al cristinismo, Sergio Massa y Alberto Fernández, eligieron de presidente a Alberto Fernández y hoy esas diferencias no se `pueden disimular, y hoy el país está atravesando nuevamente una nueva crisis, inclusive estamos a las puertas de una crisis institucional si el peronismo no toma conciencia de que esas diferencias que tienen no las pueden trasladar a la función de gobierno. Bueno, en la provincia de Santa Fe puede pasar lo mismo. No se puede juntar el agua con el aceite. Y por eso hay que trabajar en las coincidencias, pero desde lo institucional. Después, en el espacio político que va a gobernar esas diferencias son indisimulables, generalmente.

—En el marco de su posición interna en la UCR, ¿usted sería una especie de Leopoldo Moreau de Santa Fe?

—Yo tengo mucho respeto por Leopoldo. Y de hecho hemos compartido hace algunos años alguna experiencia militante y le tengo mucho respeto. Y de hecho es un radical alfonsinista que tomó una decisión, que no sé si la comparto, es un tema que no tengo resuelto todavía, pero sí estoy absolutamente convencido de que su posición política es sumamente legítima y absolutamente honesta. Siempre defendiendo lo que siempre defendió, desde la época en la que estaba muy cerca de (Raúl) Alfonsín. Y eso es lo que hay que respetar. Y yo lo respeto muchísimo. Creo que Moreau tenía mucho para dar dentro del radicalismo, mucha pelea. Es como que yo me vaya del radicalismo, ¿no? Creo que la masa crítica y las opiniones críticas no hay que abandonarlas y hay que seguir dentro de los espacios políticos. Yo no me resigno a que la derecha o el conservadurismo se apodere del radicalismo. Lo están logrando, no digo que no. Pero yo en lugar de Moreau me hubiese quedado dentro del radicalismo a seguir peleando.

—¿Cómo ve esos procesos que se dan en política donde los que expresan la doctrina del espacio terminan siendo una minoría?

—También es cierto que en los partidos mayoritarios es muy común querer pertenecer. Es muy raro no querer pertenecer. Yo tomé la decisión de no pertenecer. Si yo hubiese estado en ese armado quizás hubiese sido diputado provincial otra vez. Se lo puedo asegurar. Y sin embargo dije que no, porque no va a definir mi militancia política una candidatura. Soy una persona de 52 años que milito desde los 14, he tenido muchos años de funcionario, pero también tengo mi límite y no voy a ir a ese espacio por más que sea diputado nuevamente. Lamentablemente, en la política actual muchos definen su construcción política a partir de la posibilidad de llegar al poder. Entonces, también hay una generación de dirigentes, en el caso de sectores progresistas de la provincia, que se formaron y fueron madurando siendo gobierno. Y la verdad es que muchos no se bancan no ser gobierno y muchos van a hacer cualquier cosa para ser gobierno. Obviamente te van a decir que es importante llegar al gobierno para poder transformar, pero nosotros decimos, aun en minoría, que para llegar al gobierno hay que saber para qué y con quién. Y esto es lo que quizás no se materializa en la práctica. Yo si hoy digo quién es el único dirigente que dice claramente lo que va a ser si es gobierno es Milei. Y yo no tengo simpatía con Milei, todo lo contrario, estoy en las antípodas. Pero es uno de los pocos dirigentes que te dice qué va a hacer y te lo dice con absoluta convicción. Y no especula si eso le suma o le resta. Obviamente, detrás de MIlei también hay las mejores consultoras y que deben estar encuestando y midiendo a ver qué es lo que la sociedad está esperando de un dirigente político. Porque en ese nivel de dirigencia no se hacen manifestaciones así porque sí. Si no que antes de hacer alguna valoración se mide cuál es nivel de adhesión que pueda tener en la ciudadanía. Pero hoy es una persona que dice las cosas de una forma distinta a la mayoría de los dirigentes políticos. En realidad, los dirigentes que están diciendo “vamos a trabajar en las coincidencias, lo importante es gobernar”, lo que tenés que entender es no sólo en la voluntad de construir coincidencias sino en la voluntad y en la vocación por llegar al poder. Y eso es lo que nosotros no compartimos. El poder a cualquier costo es el poder que termina corrompiéndose y que generalmente termina claudicando ante la concepción que tenemos cada uno de nosotros en nuestra formación política.

—¿Tiene algún candidato radical en el orden nacional que lo represente?

—Yo creo que hay una generación importante, puntualmente el espacio Evolución es una cosa interesante a nivel nacional. Me parece interesante lo de (Facundo) Manes, incluso tiene un discurso distinto a los de la mayoría de los dirigentes. Me parece que le falta para ser candidato a presidente, más allá de que muchos lo van a apurar. Pero está hablando desde otro lugar, no está fomentando la grieta y mínimamente está tratando de rescatar los valores y los principios del radicalismo. Lo que sí, los que están detrás de él son los mismos conductores de hace mucho tiempo, por lo menos de las últimas dos décadas del radicalismo, desde la crisis del 2001, o un poquito antes, desde que se conformó la Alianza. Los actores son siempre los mismos. Eso es lo que me da alguna duda de que surja dentro del radicalismo como una expresión nueva. El radicalismo lo que necesita, más allá de las posibilidades electorales y de la fortaleza que pueda tener por el gran desarrollo territorial, lo que necesita el radicalismo es un Alfonsín, alguien que irrumpa desde otro lugar, dispuesto a construir un Estado que realmente sea un Estado que represente los intereses de los excluidos, de las minorías, que nuevamente jerarquice a los laburantes, que sea un Estado presente, y que entienda que el Estado tiene que regular la economía y que tiene que trabajar para la organización social. Lamentablemente hay muchos radicales que hoy creen en el libre mercado, muchos radicales que hoy creen que el poder del mercado lo puede todo y que le prestan muy poca atención a la verdadera disputa que se da en la organización social, que es el cómo se produce y cómo se distribuye. Lamentablemente hace muchísimo tiempo que en nuestro país no se discute cómo hay que distribuir. Se discute de déficit fiscal, de recetas que generalmente son impuestas por el FMI, y la autonomía y la soberanía de nuestro país hace tiempo que se perdió porque la mayoría de los dirigentes justamente no prestan atención lo que debe ser la independencia para tomar decisiones económicas, cómo involucrarse con el mundo, pero sobre todo como crecer y distribuir. Esas cosas no se están discutiendo en la mayoría de espacios políticos y por eso tenemos los problemas que tenemos.

—¿Cómo analiza el fenómeno electoral de Carolina Losada?

—En primer lugar, yo nunca voy a adherir a la posibilidad de que alguien que no vive en la provincia de Santa Fe represente a los santafesinos y santafesinas. Carolina Losada no conoce la provincia de Santa Fe. Yo hago política hace más de 30 años y todavía no conozco la totalidad de los pueblos de la provincia de Santa Fe. Es imposible conocerlos en una campaña electoral. Y la verdad que no se puede representar en el Congreso nacional los intereses de los santafesinos viviendo hace 18 años, 20 años, en la ciudad de Buenos Aires. Eso sea Carolina Losada o quien fuere. Lo mismo le cabe a Amalia Granata que viene una vez a la semana a sesionar a Santa Fe, y después se vuelve. Que esto incomode, porque no es políticamente correcto, es otra historia, pero yo lo digo con absoluta contundencia, sin tirar la pelota a la tribuna. Eso como norma general. En lo particular, me parece que tiene un gran carisma, que fue un acierto desde el punto de vista electoral del diputado Julián Galdeaño, que fue quien la promovió, pero tampoco creo que sea una persona que esté preparada para gobernar la provincia de Santa Fe. Yo aliento a la gente que viene de afuera de la política, a la política hay que renovarla, hay que oxigenarla, sobre todo con las juventudes, con el feminismo, pero tampoco Carolina es una representante del feminismo, ¿no? Pero tampoco que de un día para otro sea gobernadora de la provincia de Santa Fe. Le falta mucho recorrido, formarse, capacitarse; más allá de formar equipos, también hay que hacerlo en términos personales. En algún momento nuestro país, ser candidato a presidente o a gobernador, tenía que tener una categoría de estadista. Lamentablemente hace mucho tiempo que dejaron de aparecer estadistas y dirigentes y cuadros políticos que tengan la capacidad de gobernar y gestionar bien. Pero bueno, como norma general eso: sea quien sea tiene que vivir en la provincia de Santa Fe. No puede ser que una persona que no vive en Santa Fe represente a los santafesinos y santafesinas.

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