Política

En pie de guerra

Pablo Moyano tuvo su regreso a Ezeiza en paz

Desde el palco, padre e hijo volvieron a apuntar al gobierno nacional y al bonaerense, en particular a la figura del procurador general de la provincia, Julio Conte Grand, quien había cuestionado en público y anticipado un juicio político al juez que negó la detención pedida por el fiscal


Otro Ezeiza. A escala reducida y sin enfrentamientos, una numerosa movilización encabezada por el Sindicato de Camioneros y su titular, Hugo Moyano, fue al aeropuerto internacional a recibir a Pablo Moyano, el Adjunto de la Federación, luego de que un fiscal pidiera su arresto por presuntas maniobras fraudulentas en el club Independiente de Avellaneda –donde también secunda a su padre, que fue reelecto como presidente– que fue negado por el juez que sigue el caso. “Queda claro que fue un ataque mediático y judicial, pero quiero agradecerle a mis compañeros camioneros, que siempre han estado en cada momento”, sostuvo Moyano hijo, quien estaba en un encuentro sindical –el 44° congreso de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF)– en Singapur, cuando se armó el revuelo en la Argentina, que todavía continúa.

Pablo Moyano fue recibido por un comité de dirigentes sindicales y sociales –entre ellos el bancario Sergio Palazzo y el canillita Omar Plaini– que forman el entramado conocido como #21F, por la movilización nacional que el pasado 21 de febrero aglutinó al ala combativa de la CGT, la CTA, movimientos sociales y regionales cegetistas del interior con gremios que a nivel nacional no adherían. Aunque no se llegó a recrear la masiva movilización que desbordó la porteña avenida 9 de Julio entonces, el moyanismo logró una fuerte convocatoria e improvisó un acto nocturno en Esteban Echeverría, en el conurbano.

Desde el palco, padre e hijo volvieron a apuntar al gobierno nacional y al bonaerense, en particular a la figura del procurador general de la provincia, Julio Conte Grand, quien había cuestionado en público y anticipado un juicio político al juez que negó la detención pedida por el fiscal.

El magistrado en cuestión, Luis Carzoglio, denunció fuertes presiones del poder político y amenazas de muerte cuando desestimó el pedido de detención, que cursó el fiscal Sebastián Scalera. Y éste, por el contrario, recibió todo tipo de respaldos por parte del oficialismo, y ya adelantó que no sólo apelará la decisión sino que pedirá el apartamiento del juez: “Moyano tiene que estar preso, es el jefe de una asociación ilícita”, se despachó, dejando clara su intención.

Toda la movida judicial coincide, para más suspicacia –incluso el fiscal citó nuevamente al barrabrava Pablo “Betote Álvarez, quien lanzó las acusaciones– con la previa de una nueva movilización sindical que se anuncia como multitudinaria y que tendrá lugar mañana hacia a la basílica de Luján, bajo el lema “Paz, pan y trabajo”, la misma bandera que el 30 de marzo de 1982 congregó a una masiva protesta contra la última dictadura convocada por la CGT Brasil y su líder, Saúl Ubaldini.

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