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Otro tono discursivo para intentar evitar la verdad

Dejando de lado algunas ironías, el represor Juan Daniel Amelong siguió desacreditando a los testigos.

Por segundo día consecutivo, el represor Juan Daniel Amelong, uno de los cinco imputados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura, acaparó la atención de todos los presentes en el Tribunal Oral Federal Nº 1, donde desde fines del año pasado se lleva adelante el primer juicio oral y público en Rosario por las causas conocidas como Quinta de Funes y Fábrica de Armas. Después de pedir disculpas por si algunas de sus expresiones “pudieron ser hirientes para alguien”, Amelong continuó con la estrategia que había comenzado el día anterior, cuando dio inicio a su largo discurso basado en tirar por la borda los testimonios de víctimas, familiares y especialistas que entre agosto y diciembre del año pasado transitaron por el tribunal en calidad de testigos.

El método utilizado por el ex teniente coronel Amelong para analizar las declaraciones que numerosos testigos brindaron el año pasado en las causas Quinta de Funes y Fábrica Militar de Armas no puede considerarse el más objetivo. Es que –si bien con menos ironía que el lunes–, en su largo relato, el imputado consideró como verdaderas o falsas declaraciones según su conveniencia.

En la tarde de ayer, Amelong se sentó frente a los jueces y anunció que iba a analizar las declaraciones brindadas por Gustavo Francisco Bueno –detenido en Brasil por delitos de lesa humanidad unos días después de iniciado el juicio–; Carlos Osorio –un investigador de la Universidad de Washington–, y Miguel Bonasso –hoy diputado y autor del libro Recuerdo de la Muerte, que cuenta la historia de Jaime Dri, único sobreviviente de la Quinta de Funes–, quien el año pasado estuvo varias horas en la sala contigua al lugar donde se celebra el juicio, pero, cansado de esperar, se volvió a Buenos Aires.

Primero, el imputado se dedicó a hacer un repaso punto por punto de las declaraciones que Bueno realizó en la localidad brasileña Belém Do Pará a fines del año pasado.

Amelong realizó un claro esfuerzo por desglosar su testimonio remarcando en cada oración que, a su criterio, Bueno mentía, tanto si esa falta lo involucraba o no. “Nosotros pedimos una pericia psicológica porque sabemos que por su personalidad es un hombre que acostumbra faltar a la verdad, a veces innecesariamente, sin ningún objeto, simplemente porque está acostumbrado a actuar así”, expresó Amelong.

Sin embargo, cuando los dichos de Bueno lo favorecieron, los consideró válidos: “Dice que nunca supo nada sobre una propiedad de la familia Amelong localizada en la autopista Rosario–Santa Fe, lo cual echa sobre el libro de Bonasso y sobre las declaraciones de Dri y  Constanzo”, señaló el imputado.

Y agregó: “Si bien me referí a los problemas que tiene sobre su personalidad, creo que esta vez dijo la verdad”.

 La Operación México

“Desmiento mi participación en la Operación México”, remarcó Amelong, quien durante el juicio fue señalado como uno de los militares que llevaron a los montoneros Tulio Valenzuela y Carlos Laluf al país azteca para llegar a la cúpula de la organización.

Y para probar lo que decía, el ex teniente coronel hizo un repaso minucioso por todos y cada uno de los documentos desclasificados de seguridad nacional de varios países latinoamericanos, expuestos en el juicio por el periodista e investigador Carlos Osorio, de la Universidad de Washington.

El año pasado, Osorio había entregado como prueba una serie de documentos que hablaban sobre la Operación México –que incluían fotografías de Amelong, quien había caído preso–, y una serie de comunicados entre embajadas que hablaban, sobre todo, de la situación de Jaime Dri.

“No ha quedado un solo documento que no sea derribado de una forma sustancial”, consideró Amelong, quien dijo que tampoco podía acreditarse la procedencia de tales informaciones. “No se puede reclamar la veracidad de esos documentos que son apócrifos o tienen errores evidentes, que no acreditaron la Operación México o la relación del libro (de Bonasso) con la realidad”, agregó.

“Amelong intentó sembrar duda sobre los documentos encontrados en México, como también sobre los dichos del periodista Carlos Osorio”, expresó Daniela Asinari, abogada de partes de la querella.

“Obviamente su intento fue mas que infructuoso. Estos documentos en gran parte son de la Dirección Federal de Seguridad de México, y acreditan de modo incontrastable que el imputado Amelong fue uno de los miembros del Ejército que viajaron a aquel país para concretar una de las más audaces operaciones planeadas por la dictadura usurpadora”, remarcó la letrada.

De acuerdo con Asinari, “entre estos documentos hay uno que se denomina «Detención de los Elementos de Inteligencia del Ejercito Argentino en México», y en el mismo está la foto de Amelong y la declaración que el mismo dio estando detenido en aquel país, donde entre otras cosas menciona cuestiones tan personales como el asesinato de su padre, hecho que atribuye a la organización Montoneros, al que también hizo referencia en su primera declaración indagatoria en este juicio”.

“Por supuesto que a este documento no hizo referencia”, dijo al respecto la abogada. “Tal vez porque el mismo sea una prueba irrebatible de la participación del imputado en la Operación México y de que todo lo que le escuchamos decir hoy como ayer (por ayer y el lunes), no es más que una mentira, que forma parte de una estrategia defensista para seguir dilatando el proceso y mantener a las víctimas y a la sociedad toda esperando que por fin se haga justicia”, concluyó la letrada.

Recuerdo de la Muerte

Más tarde, Amelong hizo referencia directa al libro Recuerdo de la Muerte, de Miguel Bonasso, considerado de suma importancia para la causa, ya que cuenta la estadía en la Quinta de Funes de Jaime Dri, el único sobreviviente de dicho centro clandestino de detención.

Sin embargo, en su esmero por derribar pruebas, Amelong consideró que ese libro –que el mismo Bonasso definió como una “realidad novelada”– no puede ser tenido en cuenta ya que “está basado en los documentos de Osorio”, que, a entender de Amelong, “son apócrifos o contienen errores”.

Además, el imputado señaló que el autor del libro “no fue testigo de lo que refiere en sus escritos”, y que, como en su juventud perteneció a Montoneros, “adecuó los contenidos a la campaña de la organización.

La declaración de Amelong terminó cerca de las 20.30 de ayer. Para hoy a la mañana se prevé que el imputado responda preguntas. Sin embargo, como aclaró él mismo antes de comenzar a hablar en la mañana del lunes, sólo podrá ser indagado por las defensas y el tribunal.

Luego será el turno de otro de los acusados, Eduardo Tucu Constanzo, quien pidió ampliar su declaración después que su ex camarada Amelong lo acusara de fabulador. Ante esto, la etapa de alegatos comenzaría a fines de esta semana o principios de la entrante.

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