Policiales

Cambio de carátula

Otro “suicidio” donde todas las pruebas apuntan a femicidio

La víctima es una policía de 32 años a la que encontraron muerta en su casa de Ezeiza, Buenos Aires, con un tiro en la cabeza. Su familia nunca creyó que la joven se quitó la vida. Las vainas, los golpes, el desorden y una carta les dieron la razón. Su pareja, también uniformado, quedo bajo la mira


La muerte de Gisela Depertuis, la policía de 32 años que en diciembre pasado fue hallada sin vida dentro de su casa de la localidad bonaerense de Ezeiza, con un tiro en la cabeza, comenzó a ser investigada como femicidio y todas las sospechas recaen sobre su pareja, también policía, quien convivía con ella hacía poco más de un año. La víctima era oriunda de la provincia de Chaco y el crimen lo descubrieron sus familiares, ya que para la Justicia, desde un principio, se trató de un suicidio. Todavía no hay imputados en la causa.

Gisela apareció muerta en su casa de Ezeiza el 26 de diciembre pasado. La joven tenía 32 años, era chaqueña y trabajaba como policía bonaerense. Hacía poco tiempo la habían trasladado al comando de patrullas de Ezeiza. Según fuentes del caso, la tarde del 25 de diciembre se había comprometido con su cuñado de encargar las bebidas para celebrar el año nuevo. Pero al día siguiente, al mediodía, sus familiares recibieron la peor noticia. Un llamado policial que les pedía que vayan con urgencia a la casa de Gisela, ubicada en Alem al 300.

Allí les informaron que habían encontrado “a una mujer con un disparo en la cabeza” y que todo indicaría que fue un suicidio.

La noticia desconcertó a la familia de la mujer que dudaron de esa posibilidad desde un principio. Las pericias realizadas durante la feria judicial por parte de la UFI N° 2 de Ezeiza avanzaron con esa hipótesis. Pero el hallazgo de cinco vainas en el domicilio de Gisela, el desorden en la casa y los resultados de la autopsia, que además del disparo en la cabeza halló signos de golpes, le dieron la razón a su familia. A la joven la asesinaron.

Con la información, la fiscalía cambió la pesquisa de suicidio por homicidio y se realizaron nuevas pericias.

Si bien hasta el momento no hay imputados, la pareja de la joven está en la mira. Los fiscales Claudia Barrios y Carlos Hassan no adelantaron nada pero los abogados de la familia esperan que la causa sea recaratulada bajo la figura de femicidio.

“Para nosotros no hay dudas. Sobre todo por los datos que fuimos recolectando en este mes y medio. Si no nos hubiéramos movido nosotros, esto no avanza”, dijo un familiar a un portal de noticias porteño.

Según la hipótesis de la familia, a Gisela la asesinó su pareja, también policía, con quien convivía hacía más de un año. El hombre es la última persona con la que la vieron viva y aseguran que su declaración es falsa. Como testigo dijo que la noche del 25 al 26 de diciembre no estuvo con Gisela porque fue a visitar a su papá y luego a un asado. “Pero quedó confirmado que no fue a ninguno de los dos lugares, sólo había ido a dejar a su hija a lo de la mamá”, explicó uno de los familiares.

La identidad del policía no trascendió porque no está acusado, no tenía denuncias previas por violencia de género y continúa trabajando para las Fuerzas de seguridad.

Según la familia, luego que la joven murió revisaron su vivienda y encontraron una carta que el policía le había escrito en la que aseguraba que iba a suicidarse. Según publicaron varios portales, la misiva decía: “Gise perdón yo no sé qué es lo que me pasa por la cabeza, pero te amo como nunca amé a nadie. Perdón por mi decisión de matarme, es la única forma para no hacerte más daño a vos y a Uma -hija de él-. Hasta siempre”.

La familia de Gisela dijo que al encontrar la carta quedaron anonadados porque el hombre no solo le hizo creer que iba a matarse sino que terminó asesinándola.

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