Un interno de la cárcel de Piñero fue internado en el hospital Provincial, luego de recibir perdigones de plomo durante un confuso episodio registrado anteayer al mediodía, tras la finalización de un partido de fútbol entre varios internos en el patio del penal. El uniformado, quien declaró que disparó porque los reclusos comenzaron a arrojarle piedras y uno de ellos intentó traspasar el cerco perimetral, fue pasado a disponibilidad en forma preventiva.
La primera semana hábil de marzo terminó con nuevos dolores de cabeza para las autoridades del Ministerio de Seguridad provincial, luego de un nuevo incidente en el que quedó involucrado personal de Servicio Penitenciario de la Unidad Penal 11 de Piñero.
Fuentes del SP mencionaron que alrededor de las 12 del jueves, al finalizar un partido de fútbol entre internos en el patio del penal, varios de los reclusos comenzaron a increpar a un guardiacárcel que estaba de guardia en una de las torretas de vigilancia.
El uniformado, refirieron fuentes del caso, dijo que en un momento los internos comenzaron a arrojarle piedras; hasta que en un instante vio cómo uno de los reclusos se acercó hasta uno de los cercos perimetrales. Según el guardia, este interno –cuyos datos no fueron aportados– intentó saltar el cerco, por lo que tomó un cartucho, cargó su arma y efectuó un certero disparo que impactó en el pecho del recluso.
El estampido del arma hizo que los demás internos corrieran en distintas direcciones o se tiraran al piso, refirieron las fuentes. Unos minutos después, el interno herido fue llevado hasta la enfermería del penal y, tras comprobarse que presentaba múltiples perdigonadas en el cuerpo, fue trasladado en ambulancia hasta el hospital Provincial, donde fue operado en horas de la tarde ya que los perdigones eran de plomo, confiaron fuentes del caso.
El recluso quedó internado en dicho hospital, con pronóstico reservado y custodia policial.
En tanto, responsables del Servicio Penitenciario ordenaron el pase a disponibilidad del guardia, quien en su informe indicó que no vio qué cartucho cargaba en su escopeta (a su alcance tienen cartuchos de dos colores diferentes, uno cargado con perdigones de plomo y otros con perdigones de goma), porque lo sorprendió la rapidez con que el recluso intentó subir el cerco.
El incidente se produjo a sólo tres días de la fuga de Raúl Flores, el hombre que confesó públicamente que había sido contratado para matar al sindicalista Abel Beroiz, por el cual cuatro integrantes del Servicio Penitenciario se encuentran detenidos, al igual que personal del Iapip.
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