Policiales

Mensaje en la mañana

Otra vez una amenaza firmada por “la mafia”, esta vez en Villa Moreno

Como ha sucedido de manera reiterada en los últimos meses, la rúbrica que según los investigadores usaron tanto Los Monos como Esteban Alvarado para causar temor, ahora se usó en un apriete en Dorrego al 3900, que se suma a otro muy reciente que incluyó tiros y detenciones en barrio Tablada


Amenaza. La misiva apareció dentro de una bolsita de nylon, detrás de una reja.

Leandro llegó de trabajar temprano en la mañana de este viernes a su casa de Villa Moreno, en Dorrego al 3900, y vio que detrás de la reja de la puerta de entrada había una bolsita de nylon. El envoltorio, color verde claro, contenía una piedra para apuntalarlo al suelo. No era un residuo callejero: adentro había una hoja de cuaderno con un mensaje claro: “Más vale que mandé un wasap a este número 341XXXXXX si no, te matamo tu hijo y secuestramo tu nieta hata que no hablemos. Y si te mudá te matamo hasta los pajarito de tu papá”. La nota estaba acompañada de un bala calibre 9 milímetros y estaba firmada por “la mafia”, una entidad difusa en cuyo nombre en las últimas semanas también se rubricaron misivas extorsivas en barrio Tablada. Algunas de ellas, acompañadas de plomo.

Según fuentes judiciales, en principio la causa –en la que intervino el Comando Radioeléctrico y la comisaría 15ª– sería asignada a la Unidad Fiscal de NN (de imputados no individualizados).

No trascendió qué exigía el remitente del mensaje, aunque sí dejó en claro que conocía a la familia del destinatario. Y que logró insuflar miedo.

A fines de agosto, también en la zona sur pero en barrio Tablada, Fabián, un vecino de la cuadra de Chacabuco al 3600, recibió dos mensajes similares también firmados por “la mafia”, una entidad criminal recurrente en la crónica policial desde la saga de balaceras a blancos judiciales y los recordados carteles con la leyenda “Con la mafia no se jode”. Usados, según los investigadores, en forma alternativa por la banda de Los Monos pero también por su enemigo, Esteban Lindor Alvarado.

En el primer apriete, del 20 de agosto, los tiratiros se equivocaron de casa. El portón de un tal Leonardo, vecino de Fabián, recibió dos impactos y un mensaje: “Fabián, esto es sencillo. Para que sigas viviendo tranquilo tenés que pagar $1.000.000. Sabemos todos tus movimientos, en qué andás, y las cosas que hacés. Tu familia va a seguir en paz si aportás con la mafia o si no de a poco iremos matando a tu familia, empezando por tu yerno. Si aportás para la mafia nadie más te va a molestar”, decía el cartel, con lápiz, escrito a mano.

Tres días después, el apriete fue más sutil, pero no menos inquietante. Esta vez no erraron de vivienda. En la puerta de la casa de Fabián apareció un cartel con una bala adherida con cinta. Y la leyenda: “Fabián, esta vez no nos equivocamos. Te dejo esto para no reventarte la casa a tiros. Comunícate así arreglamos y se termina todo. No la cagués con la yuta porque la próxima vamos por J. o P. (familiares de la víctima). Vos elegís cómo termina esto. Llamá a este número hoy, porque mañana te caigo. Atentamente, la mafia”. Y cerraba, claro, con un número de teléfono.

Con ese número de celular, los investigadores iniciaron una investigación que terminó en una entrega de dinero controlada y con dos pibes de 16 y 17 años presos como los presuntos autores de las amenazas. Según un detective que intervino en esa causa, los dos adolescentes respondían a las directivas de un interno del penal de Piñero cuyo grupo criminal y sus ramificaciones “tienen su correlato en las calles de Tablada y barrio Municipal”.

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