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vía crucis de semana santa

Otra descomunal muestra de fe

Como cada año, fieles rosarinos, y de distintos lugares de Argentina y el extranjero, llegaron a barrio Rucci para participar del tradicional Vía Crucis del padre Ignacio. Promesas, agradecimientos y pedidos en el medio de la gran marea humana.


“Lo que me emociona es la fe de la gente”, dijo ayer el padre Ignacio Periés, que una vez más convocó a una multitud para el tradicional Vía Crucis que año a año se lleva adelante en Rosario. La ceremonia sigue siendo una demostración de fe inédita, una de las mayores en el mundo en lo que respecta a la Iglesia Católica, que cada año suma más fieles que llegan desde distintos lugares para pedir o agradecer.

Barrio Rucci, el lugar en el que está ubicada la Iglesia Natividad del Señor, cambió su aspecto una vez más, como lo hace en cada Semana Santa.

El lugar se comenzó a poblar desde temprano, con fieles que quieren conservar un lugar privilegiado en la multitudinaria procesión que recorre las 14 estaciones del Vía Crucis.

Un importante operativo de control y seguridad tuvo lugar en barrio Rucci.

Los feligreses llegaron en autos, micros y otros vehículos que los transportaron desde horas tempranas al barrio, todos con deseos de estar en las primeras filas de la caminata.

También muchos asistentes cargaban bancos, reposeras, sillones, equipos de mate y bidones de agua, con la esperanza de que, tras las 14 estaciones, la mano del carismático sacerdote la transformara en agua bendita.

A la par del acto litúrgico, que junto con la bendición del padre Ignacio es el momento cúlmine de la convocatoria de cada Semana Santa, desde hace muchos años hay historias que se tejen a su alrededor y son las que arrastran cada uno de los fieles que llegan hasta el barrio del noroeste rosarino. Muchos de esos seguidores llevaron fotos de familiares enfermos y otros de los que ya se recuperaron, como “milagros” que adjudicaban a la mano del célebre sacerdote.

Tampoco faltaron quienes aprovechan el día para poder rebuscárselas. Así, entre los vendedores ambulantes pudo encontrarse de todo; de quienes a los gritos vendían praliné y todo tipo de alimento hasta los clásicos colgantes y rosarios, lo cuales se mezclaban con las imanes y llaveros de Newell’’s y Central.

Palabra de Ignacio

En tanto, Ignacio entregó algunas palabras a los medios  de comunicación en la previa del inicio del Vía Crucis.

El sacerdote recordó que hace 37 años conduce la ceremonia y que (a diferencia de lo que sucedía en los inicios) la transmisión online permite hoy llegar a todos los rincones del mundo.

En ese marco, el párroco oriundo de Sri Lanka dijo “emocionarse” por la multitudinaria asistencia.  “Me emociona realmente mucho la fe de la gente. Ellos también me ayudan a mí para tener cada día más amor y seguir adelante”, señaló. En esa línea, el religioso intentó explicar las sensaciones que lo invaden ya al final del recorrido por las estaciones. “Cuando uno mira de arriba del palco la cantidad de personas que vienen le pasan realmente muchas cosas por la cabeza. Espero que haya Ignacio para muchos años más”, manifestó entre risas.

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