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Otorgan a pareja homosexual paternidad plena de un niño

La particularidad del caso es que el bebé fue gestado por una amiga de ambos con el óvulo de una donante anónima.


La Justicia local le otorgó a una pareja homosexual la paternidad plena de un niño nacido en diciembre del año pasado que fue gestado por una amiga con el óvulo de una donante anónima. Mediante un fallo sin precedentes a nivel local, el juez Ricardo Dutto se amparó en el nuevo Código Civil y Comercial –donde se incorporó la filiación por reproducción asistida– y resolvió la nulidad de la maternidad de la gestante, quien se ofreció voluntariamente a llevar adelante el embarazo.

El tratamiento de fertilización fue realizado en una clínica de Buenos Aires y se estableció que los padres, en un determinado momento, deberán contarle al niño cómo vino al mundo, mediante ayuda y apoyo psicológico.

Los hombres iniciaron su relación hace 16 años y se casaron en 2011. Ese año, en septiembre, iniciaron los trámites de adopción y al no tener respuestas decidieron ir a una clínica especializada en fertilidad donde se encontró una solución a través de la inseminación artificial y el óvulo de una donante que fue gestado en el vientre de una amiga, casada con otro hombre y con hijos, que se ofreció de manera voluntaria y solidaria.

En el acta de nacimiento el bebé fue anotado como hijo de la mujer gestante y uno de los integrantes del matrimonio, pero luego el juez del Tribunal Colegiado de Familia Nº 5 anuló la maternidad y ordenó al Registro Civil que modificase los datos del niño con la condición que en el futuro se le explique cómo nació.

Solidaridad y humanismo

En su resolución el magistrado entendió que “la mujer gestante obró con pleno y libre consentimiento por cuestiones solidarias y de humanismo”.

Según se lee en el fallo, durante una audiencia en Tribunales la madre gestante manifestó que “estuvo bastante tiempo preparada y el objetivo era tener un hijo para sus amigos”. El marido, por su parte, explicó que tenían dos hijos de su unión y que “si bien fue una sorpresa entendieron que era un acto de amor y ejemplaridad para sus hijos y siempre tuvieron en claro que fue una búsqueda para el hijo de aquellos”. Agregaron que sus hijos llaman “primo” al bebé y la hija les dijo que “van a prestar nuestra panza”.

El juez se hizo varias preguntas para resolver la situación, entre ellas: “¿Cuál es la maternidad jurídicamente relevante: la genética o la gestacional? ¿Debe rechazarse la impugnación de la maternidad por ser esta mujer la que implantó en su útero un cigoto genéticamente diferente a su propia genética, pero al que aportó las características de su estructura biológica, psicológica, emocional, espiritual y de su vida toda, incluida la social, hasta el alumbramiento y luego producido éste, entregó el niño a los progenitores genéticos? O bien ¿ante el nacimiento con vida, por voluntad de personas que viven en uniones afectivas donde la reproducción natural no resulta posible, debemos admitir la construcción de un parentesco que no se funde en bases biológicas, sino en la existencia de una voluntad procreacional y por tanto admitir la impugnación de la maternidad?”.

Respuesta en Buenos Aires

La abogada de la pareja, Paula González, contó que se trata de una pareja que en su oportunidad buscó adoptar sin éxito. “Como no recibieron respuestas se fueron a Buenos Aires, que es donde se realiza toda la cuestión legal previa, y una vez que está el embarazo en curso se inicia la demanda pidiendo la filiación de ese hijo”, destacó.

En el caso no hubo contraprestación de ninguna clase por tratarse de una amiga de la pareja. “El alquiler de vientre es una gestación por sustitución. Previo a realizar todo lo que es el tratamiento médico ellos fueron asesorados legalmente y médicamente. Una vez que estuvieron decididos firmaron un consentimiento informado”, añadió.

En la clínica de Buenos Aires se realizó la intervención donde se implantó el óvulo de la donante anónima. “Ellos no tienen idea quién es. Lo que sí la clínica, por cuestiones médicas, guarda todo el historial de esta mujer para si el día de mañana por cuestiones médicas se necesita información. Lo que no impediría, y a esto lo habló el juez, que si el niño quiere saber su identidad lo podrá hacer a través de un planteo judicial”, explicó la profesional.

“Me parece que en casos como este el juez está más cerca de la realidad del pueblo. En el caso de los matrimonios de hombres esa es la única manera en que pueden ser padres. Más allá de una cuestión de la adopción, biológicamente es la única forma. En el caso del matrimonio entre mujeres está reconocido esto en el Código. Si la pareja de la gestante presta su consentimiento que ese niño que está gestando es suyo, nace el niño, se van al Registro y lo inscriben como propio, no es necesario judicializarlo”, siguió.

Según destacó González, “Rosario ha sido un lugar donde se ha tenido la cabeza muy abierta”. “Las realidades cambian. En su momento mucha gente se opuso al divorcio vincular, mucha gente se opuso al tema del matrimonio igualitario, pero la sociedad cambia. “A mí me han preguntado «¿y el rol de madre quién lo hace?» pero no existe más eso que una persona hace el rol de madre y otra de padre. Los padres son dos, los progenitores son dos y los dos tienen las mismas responsabilidades, los mismos derechos y los mismos deberes para con los hijos. Yo entiendo que mientras que un niño nazca rodeado de amor, de afecto de verdad, de tolerancia, no tendría que haber problemas”, concluyó.

La fertilización in vitro, una práctica que crece

Carlos Morente es médico ginecólogo y está por cumplir tres décadas de haber asistido en lo que fue el segundo embarazo logrado por la técnica de fertilización in vitro en la Argentina. Se hizo en Rosario en 1986 y el profesional sigue en la actualidad trabajando en reproducción asistida.

En diálogo con El Ciudadano habló ayer sobre el avance de las técnicas como la que permitieron el nacimiento del niño adoptado por la pareja del mismo sexo. Desde 2013, cuando se reglamentó la ley de fertilización que sumó tratamientos a la cartilla de servicios de obras sociales y el sistema público de salud, la práctica se hizo más habitual.

También aumentó la cantidad de mujeres que decidió congelar óvulos para futuras gestaciones. El procedimiento y mantenimiento cuestan alrededor de 40 mil pesos. La mayoría de consultas recibidas por profesionales del Programa de Asistencia Reproductiva de Rosario (Proar) es de parejas. Sólo el 5 por ciento es de individuos.

“El avance es formidable. Permite tratar mejor y de forma integral a la persona y a la pareja para lograr embarazos antes impensados. Es un beneficio asistencial”, explicó el especialista sobre los dos tipos de tratamientos usados, catalogados de baja y alta complejidad. La fertilización in vitro es de alta. “En la década del 80 la tasa de embarazo era del 14 por ciento y hoy es del 50 por ciento por intento”, agregó el profesional.

Para Morente la cuestión reproductiva aparece más tarde en la vida que años atrás. “Sería mejor instalarlo en las mujeres a los 30 años. Lo bueno es que estos temas aparecen en el lenguaje cotidiano y con más libertad, como los casos de mujeres que congelan óvulos para próximos embarazos”, opinó.

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