Política

Emergencia en la calle

Organizaciones sociales advierten que se duplicó demanda de comida

Hay listas de espera para obtener una ración de alimentos. Los más afectados son “los pibes jóvenes y los jubilados”. Estiman que el año cerrará con un 35% de argentinos debajo de la línea de pobreza

PH: Franco Trovato Fucoco

El sacudón económico que hizo un pico tras las Paso presidenciales parece no dejar de impactar sobre las góndolas. De acuerdo con el Indec, la inflación interanual para agosto fue del 54,4% y el último informe del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) reveló que en Santa Fe, en el mismo mes, los precios en los supermercados aumentaron un 9,61% y la canasta básica un 11,43% respecto de julio; que una familia tipo necesitó 33 mil pesos para no ser pobre y casi 17 mil para no caer en la indigencia; y que en los últimos 12 meses la inflación acumulada en los súper alcanzó el 75,76%. Todos esos números no son más que una abstracción que, en la calle, se traduce en menos personas con posibilidades reales de acceder a una alimentación básica. Representantes de distintas organizaciones sociales coincidieron en que hoy la gente que se acerca para pedir comida prácticamente duplica la cantidad de comida disponible para ofrecerles.

 

En ascenso

“La demanda ha crecido enormemente, a casi el doble. No sólo hay gente en situación de calle sino también mayor demanda en los comedores y merenderos”, dijo a El Ciudadano Richard Camarasa, del Movimiento Social Rosario. La experiencia de esta organización que funciona desde hace una década es que, en los pasados dos años, la demanda de alimentos “prácticamente se triplicó” y tuvo mayor aceleración en los últimos meses. “Ya el año pasado se veía que se iba a romper el tejido social de una manera más cruda, más intensa, cuando empezamos a ver colas de personas esperando en las calles por una bandeja de comida”, recordó Camarasa.

¿Qué esperar para los meses que quedan antes de fin de año? Para Camarasa, “es difícil hacer un análisis positivo en medio de este caos”. Es que tanto a él como a representantes de otras organizaciones sociales el contacto con la calle les habla de más niños, adultos jóvenes y jubilados que no tienen a disposición los recursos para cubrir una alimentación básica “y que tienen que salir a pedir comida”. Pero los recursos con los que cuentan siguen siendo los mismos que antes.

El Movimiento Solidario Rosario recibe, hoy, unas 2.400 personas en los 16 merenderos y comedores que maneja. Además, en las recorridas que realiza asiste a una población que se arrima a las 800 personas en cinco zonas de la ciudad. “Esos son los casos de mayor vulnerabilidad social. Muchos jubilados y pibes jóvenes que no tienen qué comer o andan pululando, van viendo cómo ganarse la vida o llevarse un plato de comida a la casa”.

“Nosotros siempre hemos utilizado la comida como una excusa para tener un primer abordaje entre las personas en situación de mayor vulnerabilidad, pero en este tiempo notamos que se nos ha ido de las manos”, dice. Hasta ahora no tuvieron que dejar a nadie en lista de espera porque, cuenta, organizan colectas o realizan aportes personales “para que una persona que viene a buscar comida no tenga que irse a su casa con el tupper vacío”. Pero el panorama que avizoran no es el mejor.

 

El emergencia

Este miércoles, el Senado sancionó la ley de emergencia alimentaria. Fue por unanimidad tras un debate corto que fue acompañado desde la plaza de los dos Congresos por 16 movimientos sociales. El proyecto, que prorroga la emergencia alimentaria hasta 2022 y fija un incremento del 50% de las partidas destinadas a programas de alimentación y nutrición, había ingresado a Diputados el lunes 9 de septiembre y en apenas 9 días fue aprobado por las dos cámaras.

El encarecimiento de los alimentos afecta directamente a los sectores más vulnerables: se estima que para fin de año el 35 por ciento de la población argentina estará por debajo de la línea de pobreza.

En Rosario, el Movimiento Evita tiene en funcionamiento 12 merenderos y 21 comedores. Alejandra Fedele, referenta de esa organización social que trabaja en distintos barrios de la ciudad, sostiene que desde hace ya unos meses tienen listas de espera porque los insumos con los que cuentan no alcanzan para darles raciones a las personas que no paran de sumarse.

“Los merenderos funcionan todos los días y lo que notamos es que los fines de semana hay una demanda mayor, porque son los días que los chicos no van a la escuela. Y  lo que comen en la escuela a veces es lo único que comen en todo el día”, dijo la militante.

“Lo que antes nos alcanzaba para cubrir todo el mes, ahora dura 15 días por la cantidad de gente que se acerca. Es muy triste decirle a alguien que viene porque no está comiendo que no le podés dar, pero lo cierto es que no podemos absorber toda la demanda”. Según los cálculos de Fedele, en un año la cantidad de gente que pasa por los comedores y merenderos del Evita se duplicó. “Pero la mercadería con la que contamos sigue siendo la misma”, analizó.

Viviana Wille Bille es la directora de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Rosario. “Esto ya lo venimos diciendo. El impacto de la crisis económica lo notamos a través de las Cáritas parroquiales, donde se entregan bolsones de comida. Charlando con los curas vemos que aumentó muchísimo el pedido de bolsones de alimentos”, sostuvo. Un cálculo hecho groso modo les permite hablar de que las personas que piden asistencia se han duplicado en el último año.

“Y lo ves en los casos particulares con los que vamos tomando contacto en las escuelas parroquiales de la periferia: te enterás que al papá de uno lo despidieron, que el papá del otro está suspendido. Y son cada vez más los casos. En los barrios vos veías que la gente que hacía changas antes tenía algún trabajo y ahora ya no”, remarcó.

Wille Bille también destacó el tema de los chicos: “Vienen nenes a los que se les nota que están comiendo muy poco”.

 

De calle

Los ex combatientes de Malvinas cumplen una función social: entre mayo y septiembre de cada año recorren distintas zonas de la ciudad con su cocina itinerante para repartir comida caliente. Esto, a través de un convenio con la Municipalidad que aporta los recursos.

“Año tras año se viene incrementando la cantidad de gente en situación de calle, pero este año se notó muchísimo más la demanda, no sólo de gente que vive en la calle, sino de personas que tienen donde vivir pero que no tienen qué comer. Tuvimos que aumentar la cantidad de raciones”, dijo y remarcó: “Antes no veíamos tantos nenes, ahora nos encontramos con grupos de muchos nenes chiquitos con algunos mayores”.

Comentarios