Básquet

vaivén de emociones

Oldani y Quiroga lograron un nuevo título, en momentos especiales de sus vidas

Cecilia Quiroga y Daniela Oldani son las entrenadoras de los seleccionados rosarinos femeninos de inferiores que en las últimas campañas le regalaron muchísimas alegrías al básquet local.


Cecilia Quiroga y Daniela Oldani son las entrenadoras de los seleccionados rosarinos femeninos de inferiores que en las últimas campañas le regalaron muchísimas alegrías al básquet local.

El pasado fin de semana vivieron otro éxito con la consagración de las U14 en Cañada de Gómez, lo que les trajo sensaciones especiales a ambas, atravesadas por situaciones particulares. Mientras para Cecilia fue un mimo en un momento complicado de su vida, para Daniela el torneo dejará una marca imborrable por haberlo compartido con su hija como una de las integrantes del equipo. Una nota repleta de sentimientos y emociones que traspasan lo estrictamente deportivo.

Un mimo en un duro momento

“Fuimos con la incertidumbre de no saber cómo iban a reaccionar las nenas ya que sólo una había integrado con anterioridad una selección y la mitad eran de primer año de la categoría, incluida una mini. Pero al mismo tiempo con mucha expectativa y sabiendo que era un buen grupo, si bien no jugaron selección, acá en Rosario la mayoría está jugando también en U16, algunas en U19 y un par en primera”, explicó Cecilia Quiroga, quien desgranó el andar del equipo: “Hubo muchos nervios en el debut con Santa Fe, pero ya tuvimos un buen juego en equipo contra Rafaela en el segundo partido, a priori complicado. En el tercer partido con Reconquista y en el cuarto con Cañada pudimos hacer descansar y rotar mucho el equipo lo que nos hizo llegar al último partido con Noroeste bastante enteras. Tuvimos un segundo cuarto buenísimo en el cual sacamos una diferencia de casi veinte puntos”.

“De este equipo me queda la buena predisposición para entrenar, la entrega al máximo en cada partido, el buen comportamiento dentro y fuera de la cancha y un grupo de jugadoras con muchas condiciones, que esperemos sigan jugando por muchos años más ya que tienen mucho por dar”, contó la entrenadora de Central, quien se mostró contenta por el éxito pero reconoció que no puede festejarlo en toda su dimensión: “Este es el cuarto año consecutivo que estamos con Daniela, y conseguimos tres títulos, pero es como que no lo pude disfrutar al máximo porque falleció mi hermano hace 15 días, fue algo sorpresivo, que lógicamente hace que toda la familia tenga que poner mucha fuerza para no caerse”.

“Me queda agradecer a Daniela,  con quién pasamos muchísimas cosas juntas, que me rebancó y me apoyó,  incluso haciéndose cargo de los últimos entrenamientos en los que yo sólo aporté mi presencia”, cerró Quiroga.

Madre e hija campeonas

Daniela Oldani, quien fue asistente del equipo y pilar anímico para Cecilia en este momento. Ella también vivió fin de semana especial: “Fue una alegría muy grande porque era un equipo nuevo, sin experiencia, pero ahora también nos deja la tranquilidad de que la mayoría de ellas podrán estar también el año que viene. Fue un grupo espectacular, de nenas muy respetuosas, con ganas de quedarse con el título y de aprender”.

“Tenemos la esperanza de poder seguir con este trabajo que estamos realizando con Cecilia, que es un camino que puso a Rosario en lo más alto de la provincia con el apoyo de la dirigencia y que cuenta con chicas de proyección para los seleccionados provinciales y argentinos”, analiza Daniela, quien es entrenadora de Santa Fe y participa del staff de CABB, por lo que tiene presencia en los diferentes escalafones del básquet nacional.

Pero la historia no termina allí, porque Daniela tuvo la chance de disfrutar por diferentes motivos: “El broche para el fin de semana fue que salimos campeonas el día de mi cumpleaños 40 y que en el equipo estuvo mi hija Abril, siendo mini, la más chica del equipo. Me puso orgullosa porque fue referente del equipo, con humildad pero mucha madurez para la edad que tiene, algo raro de ver en minibásquet. Me llenó el alma, me llenó de emoción. Cuando me acosté el domingo a la noche no paraba de recordar cada uno de los momentos vividos durante el fin de semana. Uno a veces se cansa de tantas cosas pero también ama este deporte y estas alegrías reconfortan”.

La otra parte de esta historia le pertenece a Abril Vernazza, quien desde muy chiquita comenzó a picar la pelota acompañando a su mamá a los partidos y a las prácticas e inevitablemente fue forjando una técnica envidiable y una pasión que lleva en los genes.

“Estuve muy feliz todo el fin de semana, porque nos tocó un grupo bárbaro, formamos un equipo con chicas que por ahí no nos conocíamos mucho o incluso con algunas que por ser rivales por ahí no nos llevábamos del todo bien. Este torneo nos dejó muchas amistades y les agradezco a todas por bancarme y por haber logrado el título”, contó Abril, quien también explicó cómo se lleva con su entrenadora-mamá: “Yo juego al básquet gracias a ella, el básquet es mi pasión y es por lo que vivo gracias a que ella me lo inculcó. Ella y Cecilia nos ayudaron a poder salir campeonas y sé que aunque a veces me reta, quiere lo mejor para mí porque ella sabe lo que puedo dar. Le agradezco y la quiero mucho”.

Sensaciones encontradas, emociones que pegan fuerte, historias que el deporte genera en el ámbito amateur y que merecen ser contadas.