Sociedad

Ceremonia religiosa

Obispo Enrique Angelelli, asesinado por la dictadura, es el beato del pueblo

El Vaticano beatificó a los Mártires Riojanos, entre ellos al cura ultimado en 1976, quien impulsó sindicatos de mineros, trabajadores rurales y empleadas domésticas, así como cooperativas de trabajo, de telares, fábricas de ladrillos, panaderos y agrícolas


Foto: gentileza Urgente 24.com

El prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos y enviado especial del papa Francisco, cardenal Angelo Becciu, beatificó ayer a los llamados Mártires Riojanos. Entre ellos, monseñor Enrique Angelelli, asesinado en agosto de 1976 cuando el auto en el que viajaba desde Chamical a la capital provincial fue chocado intencionalmente por otro vehículo. Habían pasado poco más de cinco meses del golpe de Estado que dio origen a la última dictadura cívico-militar.

Las actividades de beatificación comenzaron anteanoche con una misa celebrada por el cardenal Becciu en la catedral y santuario de San Nicolás de Bari.

Ante una multitud de peregrinos, el enviado papal preparó el terreno para la beatificación de monseñor Enrique Angeleli y también de los sacerdotes Carlos de Dios Murias (cordobés como Angelelli) y Gabriel Longueville (llegó un grupo de familiares desde Francia, donde había nacido), y el laico Wenceslao Pedernera. Los  cuatro fueron asesinados por la dictadura.

El delegado del Vaticano recibió un gran aplauso al pronunciar el nombre de cada uno de los cuatro mártires riojanos y el mensaje del Papa que los declaraba beatos. La ceremonia comenzó ayer por la mañana en el Parque de la Ciudad y se extendió hasta el mediodía con una gran asistencia. Luego, comenzó una vigilia en la Plaza 25 de Mayo, en la que intervinieron artistas locales.

También hubo una peregrinación hacia el Parque de la Ciudad, donde continuaron las actividades previas a la gran ceremonia, bajo el lema “Pascua Riojana, Alegría del Pueblo”.

En la misa de ayer por la mañana hubo una misa en la que, finalmente, fueron proclamados beatos los Mártires Riojanos, presidida por el cardenal Becciu y concelebrada por numerosos obispos argentinos.

 

Gobernadores y la vice

Entre los presentes estuvieron el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y el de Salta, Juan Urtubey. La máxima autoridad nacional presente fue la vicepresidenta, Gabriela Michetti, a la que los presentes le dirigieron silbidos cuando la anunciaron.

En el primer minuto de hoy comenzaba una vigilia de oración en el Paraje el Pastor, de Punta de los Llanos, entre otras actividades. A las 20, en la parroquia El Salvador de Chamical, monseñor Braida presidirá una misa de acción de gracias por los Mártires Riojanos. También hoy, pero en Roma, habrá una misa por la beatificación de los Mártires Riojanos.

 

Con el pueblo y el Evangelio

Angelelli fue asesinado el 4 de agosto de 1976. El vehículo en el que viajaba junto a Pinto, quien sobrevivió, sufrió un vuelco provocado por otro vehículo en la ruta, cerca de la localidad de Punta de Los Llanos, cuando retornaba desde Chamical hacia la capital provincial.

Los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella fueron condenados en 2014 a prisión perpetua en cárcel común e inhabilitación absoluta perpetua por el asesinato de Angelelli. La Justicia los consideró “responsables de una acción premeditada, provocada y ejecutada en el marco del terrorismo de Estado en contra de Enrique Angelelli y Arturo Pinto”.

Ayer, en la ceremonia central, estuvo Pinto. “Angelelli era un tipo tozudo, valiente, que no se bajaba del camino. Por eso lo bajaron. Y ahora es beato”, dijo sobre el final. Y pidió seguir en el camino del obispo con una de sus conocidas frases respecto de la tarea sacerdotal: “Con un ojo en el Evangelio y otro en el pueblo”.

 

Francisco y la causa judicial

La investigación judicial recibió impulso del Vaticano cuando el papa Francisco envió dos documentos secretos que resultaron un significativo aporte a la causa. Uno de los documentos fue una carta de Angelelli al entonces nuncio apostólico Pío Laghi en la que advertía estar amenazado, y otra con el relato detallado del asesinato, el 18 de julio de 1976, de dos curas muy próximos al obispo, Gabriel Longueville y Carlos Murias, que también fueron beatificados.

 

Un cordobés en La Rioja

Enrique Ángel Angelelli Carletti era hijo de dos inmigrantes italianos. Había nacido en Córdoba el 18 de julio de 1923.

Participó, como padre conciliar, en el Concilio Vaticano II, durante el cual apoyó públicamente las posiciones más avanzadas del cónclave convocado por el papa Juan XXIII. Paulo VI lo designó, el 3 de julio de 1968, obispo de La Rioja.

Esa diócesis incrementó significativamente el número de sacerdotes y parroquias durante su ministerio episcopal.? La marcó con su fuerte compromiso social, y de hecho formó parte del grupo de obispos que se enfrentó con la dictadura militar iniciada en 1976 y, antes, a los grupos paramilitares que proliferaron en el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón.

Antes de ser designado en La Rioja, ofició en su Córdoba natal –tras intensos estudios en Roma– como vicario cooperador de la parroquia San José de barrio Alto Alberdi. También fue capellán del Hospital Clínicas. Visitó las villas miseria de Córdoba y asumió como asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC), con sede en la capilla Cristo Obrero.

 

Los Menem y Zaspe

En La Rioja, Angelelli impulsó la creación de sindicatos de mineros, trabajadores rurales y empleadas domésticas, así como cooperativas de trabajo, de telares, fábricas de ladrillos, panaderos y agrícolas.

Una de estas cooperativas solicitó la expropiación de un latifundio que había crecido a través de la apropiación de pequeñas parcelas porque sus propietarios no podían pagar sus deudas. El entonces gobernador Carlos Menem prometió que iba a transferir dichas tierras a la cooperativa.

Pero algo pasó, con los familiares del mandatario: el 13 de junio de 1973, Angelelli fue a Anillaco, la ciudad natal de Menem, para presidir las fiestas patronales. Lo recibió un grupo de comerciantes y terratenientes entre los que estaban Amado Menem, hermano de Carlos, y sus hijos César y Manuel, quienes se habían vuelto contra el obispo. Entraron  por la fuerza en la iglesia y, cuando Angelelli suspendió la celebración y salió, le lanzaron piedras.

El gobernador Menem retiró su apoyo a la cooperativa por “agitación social”.

El Superior General de los jesuitas, Pedro Arrupe, y Vicente Faustino Zazpe, de la Arquidiócesis de Santa Fe, enviado por la Santa Sede en calidad de auditor, visitaron La Rioja y apoyaron a Angelelli, quien previamente había ofrecido su renuncia al Consejo Presbiterial y un pedido a Paulo VI para que lo ratificara o le retirara su confianza.

Casi todos los sacerdotes de la diócesis se reunieron con Zazpe para apoyar Angelelli y le dijeron que “los poderosos manipulaban la fe para preservar una situación de injusticia y opresión del pueblo”, y para tomar ventaja de la “mano de obra barata, mal paga”.

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