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Análisis internacional

Nuevo rumbo en España con la victoria socialista

Ochenta años después de la finalización de la Guerra Civil, España se polariza entre “rojos” y fascistas. Pero el PSOE del reinventado Sánchez será Presidente, con el apoyo de la centroizquierda. Los independentismos vasco y catalán, grandes ganadores de las elecciones


Sergio Molina García

Los resultados de las elecciones nacionales en España han abierto una nueva etapa en la política de ese país. La victoria del partido socialista (PSOE), a expensas de posibles pactos, y la división de la derecha pueden marcar un nuevo rumbo en las dinámicas de la política española y europea.

El anterior gobierno, liderado por el socialista Pedro Sánchez, tuvo que convocar nuevos comicios el pasado mes de febrero. La crispación política por el independentismo de Cataluña, la agresividad de los discursos de los partidos conservadores y el hecho de que contaran con tan solo 85 diputados en el parlamento (de un total de 350) fueron algunos de los motivos que obligaron a celebrar elecciones de manera anticipada.

Los comicios del pasado domingo fueron presentados como cruciales para el devenir del país. Por primera vez en la historia de la democracia española, la formación de gobierno dependería de posibles coaliciones pos-electorales. A las dos estructuras tradicionales, partido socialista (PSOE) y Partido Popular (PP, conservador), se le unieron dos nuevas fuerzas que surgieron durante la crisis económica y política de 2008. Por una parte, Unidos Podemos (UP), a la izquierda del PSOE y, por otra, Ciudadanos (CS), partido de origen liberal pero que ha acabado girando a su derecha para disputarle el espacio electoral conservador al PP, sobre todo con un discurso ultranacionalista. A estas cuatro organizaciones en los últimos meses se ha unido Vox, partido de ultraderecha que ha intentado capitalizar el descontento del sector más conservador ante el declive del PP (arrinconado por la corrupción, entre otros motivos) y ante el conflicto independentista de Cataluña. Ambos factores, mayor número de partidos y posible entrada de la ultraderecha, han marcado la campaña electoral. La derecha ha tratado de aumentar la crispación para evitar pactos progresistas, mientras que la izquierda ha llamado a la participación masiva para frenar el auge de la ultraderecha.

El resultado de todo ello ha sido un escenario completamente diferente. El PSOE ha recuperado la confianza de parte del electorado, el PP, el partido dominador del sector conservador desde su fundación en 1989, ha perdido 71 diputados. CS se ha consolidado en la tercera posición con 57 diputados, mientras que UP ha mantenido 42 parlamentarios de los 71 de la legislatura anterior. Por último, por primera vez en la democracia española, la ultraderecha tendrá representación en el Parlamento. Vox ha logrado 24 diputados.

Ante esta situación, lo único seguro hasta la fecha es que el PSOE será el partido del gobierno. Sin embargo, quedan dos grandes incógnitas sobre el devenir de la política española de los próximos meses. En primer lugar, la formación del gobierno podrá ser en minoría (únicamente con el PSOE) o en mayoría (pero para ello debería pactar con UP y otros partidos minoritarios). Hasta que se conocieron los resultados electorales, todo apuntaba a que el PSOE trataría de gobernar junto con UP, pero una vez conocido el apoyo con el que han contado, han manifestado su intención de gobernar en minoría.  Pese a esas iniciativas, los poderes fácticos (sobre todo el mundo empresarial) están presionando para que el PSOE forme un nuevo gobierno con CS. Y en ese sentido será interesante la pugna dentro de los socialistas entre la visión más centrista y la que se declina por la izquierda. En segundo lugar, la fragmentación de la derecha obligará a los tres partidos (PP, CS y Vox) a replantearse su futuro y al electorado al que se dirigen. Tienen la opción de mantener la pugna del voto más conservador o de intentar acercarse al centro-derecha para atraer a parte del electorado más moderado.

En definitiva, la actualidad política española presenta una situación novedosa para ese país y también para Europa. Y hasta finales de junio no comenzarán a observarse movimientos, pues el 28 de mayo se celebrarán elecciones municipales, regionales y europeas, y los partidos no mostrarán sus estrategias hasta pasar esa cita electoral. Se han repetido algunas dinámicas europeas como el auge de la ultraderecha, pero también han aparecido ciertas novedades. La posibilidad de un nuevo gobierno socialdemócrata puede ser interpretada como el hartazgo social de la corrupción y de los recortes y también como el miedo al auge de la extrema derecha. Aún es pronto para pronosticarlo, pero, el nuevo gobierno socialista español, unido al portugués y al griego (también de tendencias progresistas), ¿podrá marcar un cambio con respecto a la Europa conservadora de Alemania o al populismo de Italia?

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