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Nueve veces, nueve: desembarcos federales siempre asociados con el alza de los homicidios 

El primero fue en abril de 2014, luego de que los asesinatos llegaran a 264 en 2013, en el departamento Rosario. El penúltimo fue en marzo del año pasado, con otros 300 efectivos, aunque recién terminó de completarse en diciembre de 2022

Foto: Franco Trovato Fuoco

Los desembarcos federales en la ciudad siempre estuvieron asociados con el alza de los homicidios. Cuando el reclamo popular pide acción y el Estado provincial se queda sin respuestas llegan los federales, no importa de qué color político sea la gestión, tanto allá como acá.

El primer desembarco fue en abril de 2014. La suma de homicidios llegó a 264 en el departamento Rosario en 2013 y buscaron ayuda en la Nación. Unos meses después llegaron tres mil efectivos de las fuerzas federales. La presencia de los gendarmes en los barrios tranquilizó a los vecinos, aunque rápido vinieron los abusos. El descontrol y la falta de políticas de seguridad transformaron esta medida en un manotazo de ahogado. Sin embargo los homicidios bajaron en forma paulatina hasta llegar a 138 en 2019.

Pero el verano de 2020, apenas asumida la gestión de Alberto Fernández, fue complejo. Fueron 17 homicidios en los primeros 15 días de enero, cifra que se utilizó para dar cuenta al año siguiente de un verano más tranquilo. Y en marzo de 2021 hubo renovadas balaceras, con cinco muertos y varios heridos entre los que figuraba un abogado: se volvió a armar revuelo y se anunció la llegada de 300 federales a Rosario, con la misión de quedarse en el centro y que la Policía provincial fuera a los barrios. En el medio, septiembre de 2020, llegó la Fuerza de Respuesta Inmediata (FRI), una tanqueta blindada china que se usó en la reunión del G-20 en Buenos Aires, otros cinco vehículos y un puñado de efectivos que se vieron por la costa central de la ciudad.

Volvió a agravarse la situación en septiembre de 2021, con 17 asesinatos en 15 días, justo en medio de un tenso clima electoral en el que, además, Nación y provincia jugaron sus fichas en listas diferentes. Dijo la entonces ministra Sabina Frederic: “Con el despliegue en estos días de 160 efectivos más, se duplicó la cantidad de fuerzas federales que había: la mayor parte de las cuales están concentradas en la ciudad de Rosario”. Y fue tajante en su análisis: “Más que hacer crecer la cantidad de efectivos, que son 4 mil prestando colaboración en la calle, estamos trabajando para mejorar el despliegue. O sea, optimizar los recursos humanos, que son escasos”.

Hubo un nuevo espasmo en marzo de 2022, luego de que el gobernador reprochara la ausencia de apoyo federal para abordar la inseguridad. Perotti y Javkin viajaron juntos a Buenos Aires, se reunieron con el presidente, y anunciaron la llegada de 300 efectivos y la creación de un comando unificado. “Son 300 los que están llegando en forma fija. Hay un tema de números y cantidad de efectivos federales pero también un tema operativo”, sostuvo Perotti. En rigor ese número de tres centenares recién se completó en diciembre de 2022, cuando el propio Aníbal vino a Rosario, completó lo mil federales y, como es su costumbre, echó nafta al fuego: ”En Santa Fe hay violencia hace 20 años, y deberían haberla resuelto sin fuerzas federales”.

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Berni y Bullrich

El 8 de abril de 2014 se realizó “el operativo más grande de la historia Argentina”. La frase era repetida por funcionarios tanto del Ministerio de Seguridad, comandados por Berni, como de la Procuraduría de Narcocriminalidad, quienes ese día llegaron en Rosario junto a tres mil agentes federales, seis helicópteros y un avión, para ocupar los barrios más calientes de la ciudad, donde el narcotráfico muestra su rostro más duro y más violento.

En ese momento se registraba un homicidio por día, casi como en estas dos últimas semanas, y los cuestionamientos hacia la Policía de Santa Fe eran constantes. La llegada de los federales se leyó como una ocupación del territorio que se había dejado abandonado y que fueron tomando los traficantes de drogas.

En mayo de 2015, otra vez llegaron los gendarmes. Eran 2.500 los efectivos de fuerzas federales que llegaron a la provincia, y casi la mitad de ellos, 1.200, se quedaban asentados en Rosario. La estadía prevista era de cuatro meses, período en el que el gobierno provincial debía completar la capacitación de nuevas camadas de la Policía provincial para ir reemplazándolos en el territorio.

Después, con el tiempo, las fuerzas federales habían regresado a reforzar la provincia de Buenos Aires mientras los homicidios comenzaban a bajar en el departamento Rosario. Es que en 2013 se registraron 264 muertes violentas, y en 2014, 234. Un año después, en 2015, los crímenes violentos sumaban 199 y en 2016 habían bajado a 158. Y 2017 terminó con 162 homicidios, 2018 con 198 y 2019 con 138. En 2020 fueron 212 y este año todo hace pensar que se va a superar esa cifra.

En septiembre de 2016, cuando dos masivas movilizaciones conocidas como Rosario Sangra reclamaban seguridad, el gobierno nacional recibió al gobernador Miguel Lifschitz y se produjo el tercer desembarco, ya en la gestión Cambiemos. El acuerdo de “colaboración estratégica” firmado con la provincia de Santa Fe para la lucha contra el narcotráfico y otros delitos derivados de esa problemática, determinó la llegada de fuerzas federales a la ciudad.

En mayo de 2018, precedido por la polémica sobre quién debía pagar por el alojamiento y la estancia de los federales en territorio santafesino, otra vez de la mano de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich llegaron en el cuarto desembarco cerca de 800 efectivos en la provincia de Santa Fe, aunque hasta el final de su gestión la funcionaria macrista dijo que había tres mil.

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