Javier Hernandez
“La ciudad que amaba era Rosario, adonde siempre volvía”, recuerda el pianista Eduardo Spinassi sobre su tío, el eximio Edgar Tucho Spinassi. Y de aquellas estadías en su casa que quedaron plasmadas en su memoria recuerda algunas visitas emblemáticas: “Tocaban el timbre músicos enormes como Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Los Hermanos Ábalos”.
A su manera, con Desandando el rumbo, Eduardo Spinassi (piano) y Marcela Pujals (voz) traen al maestro Tucho de regreso a la ciudad que tanto amó, en una obra producida por Mariana Gómez Castilla que fue grabada entre febrero y marzo pasado, editada por el prestigioso sello Aqua Records con el apoyo de Espacio Santafesino Ediciones, y que se dará a conocer en vivo con un concierto gratuito que tendrá lugar este viernes en la Plataforma Lavardén.
El disco reúne doce canciones del pianista y compositor Edgar Tucho Spinassi e incluye composiciones de Julio Gómez Oromi y Margarita Durán, además de la participación de Fernando Spinassi (bombo).
“Hemos querido lograr a través de este disco la eternidad de una pequeña muestra de la maravillosa obra de Edgar Tucho Spinassi”, escribieron Pujals y Spinassi sobre este registro que se gestó para que la obra de un gran maestro no se perdiera. Y en diálogo con El Ciudadano, Eduardo Spinassi se sumergió en los recuerdos familiares para hablar de un trabajo que busca llegar a todos como por primera vez: “Tucho fue un gran maestro y compositor pero no se conoce casi nada de su obra”, dijo.
—¿Por qué horizontes narrativos te llevó este rumbo al pensar el concepto del disco?
—La idea del disco fue de la productora Mariana Gómez Castilla. La familia de ella, la de Marcela Pujals y la mía son muy unidas desde siempre y los tres amábamos y éramos muy admiradores de Tucho Spinassi, el autor de todos los temas que grabamos. Tucho es un tremendo músico pero no dejó casi nada. Fue un gran maestro y compositor pero no se conoce casi nada de su obra; no hay registros. A ella se le ocurrió hacer un álbum con sus obras que logramos juntar gracias al aporte del periodista José Luis Torres, que tiene un archivo tremendo en su casa. Él nos facilitó dos horas de grabaciones y reuniones familiares donde toca temas.
—¿Qué encontraste en este buceo por su obra?
—Encontramos muchas cosas: el Concierto de Buenos Aires que compuso para guitarra y orquesta y que grabó Cacho Tirao con la Sinfónica de Buenos Aires. Ese es un registro que muy pocos conocen. Después tiene la Rapsodia en tiempo de tango (para piano y orquesta) que compuso en los años 70 e hizo junto a la Orquesta Provincial de Rosario (bajo dirección de Fernando Ciraolo).
—El disco expone los paisajes urbanos de Rosario en diálogos con otras ciudades donde Tucho vivió.
—Él vivió mucho tiempo en Buenos Aires y en Rosario. Pero la ciudad que amaba era Rosario adonde siempre volvía. En mi casa tenía siempre un lugar para parar. Yo disfruté mucho a mi tío. Todos lo querían. En ese tiempo que estaba en mi casa tocaban el timbre músicos enormes como Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Los Hermanos Ábalos.
—A la distancia, ¿en qué recuerdos de tu tío y de tu padre, también pianista, te ves hoy reflejado como músico?
—Yo empecé tocando el bombo en el trío que tenía mi papá y con el que tocábamos en El Hornero, en las Peñas del Club Provincial, en el Centro Santiagueño, todos lugares donde se bailaba. Yo tocaba el bombo pero, por momentos, me iba al piano y mi papá se ocupaba de la percusión. Empecé a incursionar desde ahí. Mi mamá también tocaba el piano, mis dos hermanos son músicos. Mi tío todo el tiempo estaba en mi casa tocando el piano. No tuve más remedio que ser músico (risas).
—¿Aprendiste de su experiencia?
—Disfruté a mi tío como músico cuando me vine a vivir a Buenos Aires porque ahí comencé a compartir su actividad. Cuando él estaba en Rosario era otra cosa: visitaba amigos, comíamos asados y cruzábamos a la isla con Chacho Müller?. En Buenos Aires, lo vi trabajando y me ayudó en mi carrera. Después empezó a aflojar porque se sentía un profesor de música. Le gustaba más estar al frente de un aula que del público.
—¿“A pura Ushuta” fue tu último disco, allá por 2005?
—Sí, y el único enteramente mío. En este tiempo grabé cinco o seis discos con (Raúl) Carnota, otro montón con Cuti y Roberto Carabajal, también con Soledad Pastorutti y el Chango Nieto.
—Tenés una versatilidad que te permitió trabajar con artistas de búsquedas heterogéneas. ¿Hacia dónde transitan tus rumbos musicales?
—Mi rumbo es el más “carnotiano”. Lo que más disfruté en todo lo que hice fueron esos ocho años que estuve con Raúl (Carnota) haciendo música. Era tremendo. Recuerdo con placer los ensayos, los shows. Todo lo demás también es gratificante. Por ejemplo, tocar para miles de personas como lo hacía junto a Soledad.
—¿Cómo ves el actual momento de la música popular?
—Creo que hay una corriente nueva de la música que va más allá de las tres guitarras y el bombo salteño de la década del 60 y 70. Aparecieron muchos músicos como Juan Quintero, Raúl Carnota, Luna Monti, Mónica Abraham, Laura Albarracín; muchísimos y muy importantes, que le dieron vuelo sin perder la esencia de nuestra música. Y eso me parece importante. Por mi manera de tocar lo que yo hago puede ser disfrutado por el tipo más estructurado y por el más abierto. La meta es llegar a todos, la música popular debe llegarles a todos. Mi música es para músicos pero también para el verdulero de la esquina.
—¿Cómo diagramaste la presentación de este disco?
—Haremos todo el disco completo que incluye temas cantados por Marcela Pujals y algunos instrumentales. Estará Fernando (Spinassi) en un tema, y le agregaremos al repertorio algunos otros temas que no tienen que ver con el disco.
Para agendar
Desandando el rumbo, álbum del pianista Eduardo Spinassi y la cantante Marcela Pujals, se dará a conocer este viernes, a partir de las 21.30, en el Gran Salón de Plataforma Lavardén, de Sarmiento y Mendoza, donde se pueden retirar las entradas de forma gratuita, desde una hora antes del inicio del concierto
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