Ya está. Como en la semifinal del Nacional 71, el Clásico entre Central-Newell’s o Newell’s-Central (el orden de los factores no altera el producto) se jugará en Buenos Aires. Pero a diferencia de esa vez, en el cual hinchas de ambos equipos pudieron presenciar el partido que se disputó en el estadio Monumental, esta vez no habrá caravanas ni de uno ni de otro. Solamente jugadores y periodistas.
El Clásico de cuartos de final de la Copa Argentina tendrá como escenario el estadio de Lanús. La fecha elegida por la organización fue el miércoles 24, tal y como lo adelantó El Hincha en su edición del 4 de octubre. Aún no se confirmó la hora, pero sería a las 15 o las 19. La validación oficial es cuestión de días.
Una vez más los egos y los miedos se pusieron arriba de la mesa. Y todos salieron perjudicados. La fiesta rosarina será sin invitados. A más de 300 kilómetros, jugadores de un lado y del otro intentarán ganarse una plaza en semifinales.
Incluso los técnicos también se juegan su futuro. Una derrota en esta clase de partidos, en donde no hay mañana, puede desembocar en una salida indeclinable. Y tanto el Patón Bauza como Omar De Felippe, tipos con mucho rodaje en el fútbol, saben que noventa minutos definen la continuidad o no de un entrenador. De yapa en la Superliga sus equipos no juegan nada bien.
Muchos se habían ilusionados con un Clásico diferente a los últimos cinco años. Con gente de los dos lados. Pero no. Esa esperanza se derrumbó a pedazos.
Reuniones de acá y de allá. Pedidos de unos y de otros. Eso fue desde el lunes. No sirvieron de nada… La organización de Copa Argentina miró siempre de lejos hasta que llegó el momento de actuar. Y lo hizo a su manera de ver las cosas. Nadie se hizo cargo del Clásico y optó por la más fácil. Mudarlo a Buenos Aires sin público.
Será cuestión de rever ciertas cuestiones y analizar. Hacer autocrítica para dilucidar por qué no se pudo jugar en Santa Fe. Ya está. No hay para hacer mucho. Una verdadera lástima para algunos y un alivio enorme para otros.
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