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A 100 kilómetros al este de Rosario

Nogoyá: allanan convento denunciado por torturas

Fue luego de una nota periodística publicada en la revista Análisis Digital. En el lugar se hallaron látigos y pequeñas fustas, confirmaron fuentes judiciales de la provincia de Entre Ríos.


Un convento de la ciudad de Nogoyá, provincia de Entre Ríos, fue allanado tras una denuncia periodística por torturas y hallaron “ciertos elementos de tortura y autoflagelación” como látigos y silicios, informó el fiscal que lleva adelante la causa, Federico Uriburu.

Se trata del convento católico de las Carmelitas Descalzas, ubicado 100 kilómetros al este de Rosario. El fiscal Uriburu detalló que la Superiora del lugar “resistió el ingreso de los funcionarios judiciales y policías, que tras unos minutos lograron forzar la puerta”.

Al ingresar “no hubo necesidad de revisar cada cuarto, porque se aportaron en forma voluntaria una cantidad de silicios y látigos, pequeñas fustas de unos 40 centímetros”. Según el fiscal, también se secuestraron libros de actas.

El operativo continúa ya que se revisan las habitaciones de las internas. Además, el funcionario judicial precisó que las internas “están siendo revisadas de a una por el médico de policía” pero de manera “muy superficial”, debido a las cuestiones religiosas. En ese sentido, indicó que “hay bastante resistencia de parte de la Superiora”.

En el lugar se encuentra trabajando la comisión del delito de privación ilegítima de la libertad agravada de la Justicia de Nogoyá, autoridades judiciales y efectivos policiales del grupo de Operaciones Especiales de la policía de Entre Ríos.

El procedimiento judicial “se motiva en la investigación periodística (realizada por la revista Análisis Digital, del colega Daniel Enz) donde se detallan ciertos elementos de tortura o autoflagelación”, destacó Uriburu.

En la denuncia publicada por la revista, se habla de torturas físicas y psicológicas, que incluye el flagelo y la desnutrición. Entre otros detalles, se señala que las monjas tienen prohibido abrazar o darle la mano a los familiares o mirarse al espejo, o por el reflejo de un vidrio.

El escarmiento comprende también vivir a “pan y agua” durante una semana; el uso del cilicio en las piernas, por varias jornadas, como sacrificio o bien la colocación de una mordaza en la boca, durante las 24 horas y por espacio de siete días.

También se señala que como práctica habitual semanal, las monjas se autoflagelaban desnudas, pegándose en las nalgas con un látigo provisto de varias puntas durante 30 minutos.

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