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“No somos gallos de riña”


Martín Miranda practica y enseña artes marciales tradicionales, como el Kung Fu, desde hace 20 años. El sábado organizó un encuentro en el club Guillermo Tell entre sus alumnos para juntar fondos y viajar a Uruguay. Hubo tres artes marciales tradicionales y una exhibición de MMA, también conocido como artes marciales mixtas. Miranda dice que las demostraciones son frecuentes, algo así como un picadito de fútbol. El domingo Miranda se despertó molesto. En los medios de comunicación se lo involucró en peleas clandestinas por dinero e incluso con menores de edad como luchadores o cortadores de entradas.

Miranda admitió que no pidió una habilitación municipal. Por eso después del allanamiento del sábado a la noche el club fue clausurado.

El profesor enfrentará al Tribunal municipal por no tener la habilitación y, en caso de que la investigación judicial confirme que hubo apuestas o menores trabajando, podría iniciarse una causa penal. El juez de Faltas evaluará si Miranda deberá pagar una multa. Le secuestraron 100 mil pesos.

Atletas y deportistas

“Fue un encuentro entre amigos para recaudar fondos para viajar a Uruguay el 20 de agosto. No somos peleadores callejeros ni gallos de riña. Somos atletas y deportistas”, aseguró a El Ciudadano Miranda. El profesor insistió en que lo del sábado fue una práctica de los alumnos de Kick Boxing, Light Contact y Full Contact, con una exhibición de MMA. Desmintió que se tratara de peleas del estilo Vale Todo, una disciplina brasileña donde los luchadores pueden usar cualquier técnica. La práctica está prohibida por una ordenanza municipal de 2010.

Miranda dijo que las competencias contaron con controles médicos, un árbitro y protección para los deportistas.

Miranda desvinculó al club del encuentro y asumió que cometió un error al no pedir una habilitación municipal. “Fue negligencia mía no pedir autorización. Cometí un error y voy a pagar las multas. Amo lo que hago y no quiero que se ensucie”, dijo Miranda, que es profesor de Educación Física y hace 20 años enseña Kung Fu Shaolin, una corriente del arte marcial chino. Participó en competencias tradicionales y en mayo salió campeón mundial. Desde hace 3 años da clases en el club Guillermo Tell a chicos de 5 años que van con sus familias.

En curso

La Justicia investiga si hubo apuestas y si había menores de edad trabajando como boleteros. “Organicé una juntada entre profesores de chicos mayores de edad para entrenar y mostrar lo que hacemos. Había cerca de 20 chicos con sus familiares. La entrada era un bono a contribución”, agregó. “No hubo apuestas ni peleas clandestinas. Estaba respaldado por la Unión Latinoamericana de Luchadores de Artes Marciales Profesionales, una asociación sin fines de lucro. Los atletas tenían guantes y había un árbitro. En el video difundido se puede ver”, contó Miranda e insistió que la intención fue difundir la práctica.

Sobre la jaula de metal secuestrada del cuadrilátero, Miranda explicó que tenía cobertores de caños, piso de gomas encastrables y cierre de seguridad. “La armamos porque es vistosa. No puede golpearse nadie”, agregó.

Los organizadores convocaban a las peleas por Facebook

Como si se tratara del popular Mortal Kombat –un videojuego de la década del 90 basado en la lucha de dos personajes para la consola Sega–, la Unión Latinoamericana de Luchadores de Artes Marciales difundió a través de la cuenta de Facebook el encuentro del sábado en el club de Hilarión de la Quintana 551 que llevó a la polémica.

Los flyer mostraban a 9 parejas de contrincantes –8 de varones y una pareja femenina– en las diferentes disciplinas.

Anunciaban que se iban a enfrentar en Kick Boxing (deporte de contacto de origen japonés que mezcla técnicas de combate del boxeo con algunas de artes marciales) y las modalidades Light Contact, creado en el Oriente, y Full Contact, creado en el Occidente.

Las “marquesinas” virtuales que atraían “me gusta” tenían el logo de la agrupación descripta como “La Nueva Potencia de las MMA en Latino America”.

En la invitación figuraban el nombre y las fotos de los participantes, algunos muy jóvenes y otros adultos y un número de teléfono celular para reservar un asiento para las peleas y la exhibición programada para el sábado.

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