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No ser “Ellos”, el desafío en el medio del fuego cruzado entre la crisis y el odio

Desde los presuntos espías macristas detenidos por el mismo juez que los había autorizado a espiar, hasta el asesinato del exsecretario privado de Cristina Kirchner, presentado por la oposición como un hecho de “extrema gravedad institucional”, todo parece jugarse en una trama de contrastes.


Mauro Federico/ puenteaeredigital

 

“Ellos” están ahí, aunque nadie los haya visto jamás. Son perceptibles pero indefinibles, representan todo lo que nos oprime y nos esclaviza. Forman parte de la tortura invisible que se materializa en cada una de las apariciones fantasmales, reales o inventadas que nos atormentan. “Ellos” son el odio… el Odio Cósmico. Todo lo terrorífico condensado en su concepto. El maestro Héctor Oesterheld bautizó así a los invasores responsables del estado de guerra intergaláctica que define la trama de la magistral obra ilustrada de la ciencia ficción nacional llamada El Eternauta. El gran artista del plumín Francisco Solano López no tuvo que dibujarlos, porque en realidad, los “Ellos” no se materializan, tienen a los “Manos”, subyugados mediante glándulas del terror, para ejecutar las acciones dispuestas por su dominio etéreo.

Todos conocemos el relato heroico de Juan Salvo, Favalli, Elena y Martita y las implicancias políticas y culturales de la historieta concebida por su autor como un modo de narrar a esa Argentina sometida recurrentemente por los gobiernos dictatoriales surgidos de golpes de Estado, tan lamentablemente habituales para los nacidos en el siglo pasado.

Seguramente Graciana Peñafort no pensó en El Eternauta cuando el pasado 30 de junio, tras las detenciones de los primeros implicados en la causa que investiga el presunto espionaje dispuesto por el gobierno de Mauricio Macri sobre dirigentes políticos, gremiales, sociales y religiosos, publicó en su cuenta de twitter un mensaje que originó un debate muy interesante: “Que alguien este imputado NO significa que sea culpable. Los 22 detenidos de hoy deben brindar su declaración indagatoria y es la primera vez que podrán defenderse. Esperemos ver qué sucede en el desarrollo de la causa. No seamos ellos”.

La causa que hasta este viernes instruía Federico Villena, venía avanzando a pasos acelerados y la expectativa de ver a Mauricio Macri tras las rejas mantenía a cierto sector de la militancia kirchnerista muy entusiasmado. Incluso a pesar de los señalamientos de quienes –con una mirada menos condicionada por el fanatismo– advertían que el proceso tenía una falla de origen que podía hacer naufragar todas las actuaciones: muchas de las tareas encomendadas al llamado grupo de los Super Mario Bross, se originaron en un pedido de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) autorizado por el mismísimo juez que dos años más tarde pretendía imputar a esos agentes de espionaje ilegal.

Pero hay más. Cualquier buen observador podía reparar en que la marcha de las actuaciones, estaban direccionadas a centrar toda la atención en personajes periféricos de la trama, como la jefa del área de Documentación Presidencial, Susana Martinengo, a quien reportaban una triada de émulos de Maxwell Smart, con ínfulas de James Bond. La hipótesis de una organización paralela integrada por cuentapropistas de la inteligencia que le reportaban directamente al presidente en su despacho de la Casa Rosada, evita ubicar en el centro de la responsabilidad a la Agencia oficial de inteligencia, conducida por Gustavo Arribas y Silvia Majdalani a quienes la Justicia ni siquiera se animó a mencionar en sus requerimientos.

“Esta es una pelea contra el verdadero poder al que no podemos enfrentar con inocencia e improvisación porque estamos ante un enemigo siniestro que va a recurrir a todo lo que esté a su alcance para defenderse”, explicó a #PuenteAereo una fuente con acceso a la causa. “Se trata de algo mucho más profundo y complejo que una batalla de chicanas entre (Luis) Majul y (Gustavo) Sylvestre, esta es una pelea de fondo entre los que queremos democratizar verdaderamente los servicios de inteligencia y los oscuros personajes que pretenden seguir ostentando su poderío”, completó el informante.

Los “Ellos” son verdaderamente horrendos. No tienen la cara de una señora de barrio teñida con tintura Issue número 9, que se desvela por jetonear su cercanía con el Presidente y hasta es capaz de autoincriminarse con sus relatos, sin medir las consecuencias de sus palabras. “Ellos” tienen el mismo estilo de los que construyeron el encubrimiento del atentado a la AMIA o los que embarraron la cancha tras la muerte del fiscal Alberto Nisman para transformarlo en un asesinato perpetrado por un comando iraní-venezolano con sofisticadas armas que no dejan huellas. Y para enfrentarlos hay que prepararse como quien va a una guerra despiadada contra un enemigo dispuesto a todo. Incluso a manipular las pruebas judiciales… y a la propia Justicia.

Otro cadáver utilizado políticamente

La desaparición de Fabián Gutiérrez, ex secretario de Cristina Fernández de Kirchner, y el posterior hallazgo de su cuerpo, enterrado en una vivienda de El Calafate, conmocionó al país y entregó un sinfín de interrogantes e hipótesis que comenzaron a encontrar sus respuestas con el correr de las horas. El juez que investiga el homicidio detalló que el cuerpo de Gutiérrez fue hallado en una casa situada en el barrio Aeropuerto Viejo, bajo tierra y “envuelto en una sábana con un golpe en la cabeza y con heridas de arma blanca”. En sus declaraciones, el magistrado aseguró: “No tiene nada que ver con una cuestión política”.

La afirmación tenía por finalidad despejar las dudas sembradas por un sector de la oposición y del periodismo que pretendió instalar durante todo el sábado que este crimen guardaba relación con la condición de “imputado colaborador” que Gutiérrez tuvo en la causa de los Cuadernos, donde efectuó señalamientos que poco aportaron a los fines de demostrar la supuesta corrupción kirchnerista. Al cierre de esta edición, el asesinato se encuentra prácticamente resuelto. Ya hay cuatro detenidos que se habrían quebrado y confesado la autoría de los hechos ante el juez.

Sin embargo, a pesar del pronto esclarecimiento del hecho criminal, desde Juntos por el Cambio alertaron que la circunstancia “reviste la mayor gravedad institucional” y exigieron que la investigación pase a la órbita de la justicia federal. “Pedimos que, por la posible conexión de su muerte con delitos federales, la investigación pase a la órbita de la Justicia federal. La Justicia provincial ya está tratando de instalar, sin prueba alguna, hipótesis sobre el motivo del asesinato”, plantea el comunicado difundido este sábado, algunas horas después del hallazgo del cuerpo.

El texto, que lleva la firma de las autoridades del PRO, Patricia Bullrich y Federico Angelini, de la UCR, Alfredo Cornejo y Alejandra Lordén, y de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro y Mariana Zuvic, también pidieron explicaciones por “la demora en hacer pública la aparición del cadáver” ya que esta “podría haber generado una manipulación de la escena del crimen”.

Desde el gobierno nacional se alzó la voz del Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien, a través de su cuenta de twitter, expresó: “en estos días en que en los tribunales nacionales se ventilan presuntos mecanismos que vincularían a servicios de inteligencia, periodistas y magistrados en la promoción de falsas acusaciones penales, la responsabilidad política debería multiplicarse”. Y agregó: “no parece ser igual el compromiso de la oposición que a partir de la tergiversación y manipulación de los hechos, intenta sacar provecho en el electorado. El modo en que pretenden falsearse la realidad para lograr la confusión pública es penoso”.

Agenda post-pandemia

Mientras los fanáticos de todos los colores se debaten para ver quién logra imponer la chicana más contundente y así dejar en evidencia al contrincante, el Gobierno procura darle las puntadas finales a lo que deberá ser un plan contundente para enfrentar un segundo semestre de 2020 que trae consigo el arrastre de una de las peores crisis de los últimos años. Pero para ello necesita imperiosamente que las gestiones de Martín Guzmán lleguen a buen puerto. “Hasta que no esté cerrado el acuerdo con los bonistas, no vamos a poder llevar adelante ninguna de las iniciativas que tenemos en carpeta”, confió a #PuenteAereo uno de los referentes parlamentarios del Frente de Todos.

Una vez cerrada esa negociación en los términos más cercanos a lo que el gobierno de Alberto Fernández pretende, recién se podrá definir el presupuesto real con el que podrá manejarse una administración jaqueada por la situación económica provocada por la herencia macrista y agravada por la pandemia, que paralizó definitivamente al sistema productivo. “Ese es el primer gran desafío, reactivar la producción y generar los recursos necesarios para el abastecimiento interno y luego motorizar los mecanismos para volver a exportar a los niveles que nos permitan obtener los dólares que necesitamos para crecer”, confió a este medio el actual titular del BICE José Ignacio De Mendiguren.

La asistencia económica a los sectores más golpeados por la pandemia obliga al Gobierno a generar más recursos genuinos, en momentos en que la caída de la recaudación es altamente significativa. Parte del agujero prevé cubrirse con un aporte extraordinario que se le requerirá a los sectores con mayor capacidad contributiva, a través de un demorado “impuesto a las grandes riquezas”, cuyo tratamiento parlamentario viene demorado. Consultadas fuentes del bloque oficialista, aseguraron que la iniciativa “ya está lista para ser debatida”, aunque admitieron que su tratamiento depende también de la negociación de la deuda con los bonistas.

Otro de los arquitectos de la agenda post-pandemia es el Secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Béliz, quien está dando las puntadas finales a la reforma judicial que llegará ni bien amainen los efectos del COVID-19. “También estamos pensando cómo reorganizar la administración pública para hacerla más eficiente y ponerla al servicio de la comunidad y asistiendo a los procesos de intervención para que todas las áreas puedan regularizar sus actividades previa depuración de la enorme cantidad de irregularidades detectadas”, relató un funcionario con acceso al despacho presidencial. Una de estas áreas es, sin lugar a dudas, la tan cuestionada AFI, donde su interventora Cristina Caamaño viene sorteando un campo minado heredado de la administración macrista, en procura de echar luz sobre los fétidos sótanos de la democracia.

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