Ciudad

No se resuelve un conflicto y ya aparece uno nuevo

Vecinos del barrio Libertad cortaron Circunvalación a la altura de Centeno. Y todo empeoró en Las Flores.

En todos los frentes. Mientras continuaba la toma de terrenos en el sector sur de Circunvalación –donde al cierre de esta edición volvió a levantarse un piquete– un nuevo foco de conflicto asomó para la Municipalidad: unas 26 familias que viven bajo el puente de Circunvalación sobre Centeno cortaron la vía por ambas manos, interrumpiendo en forma total la circulación en el tramo entre las avenidas Presidente Perón y Uriburu. “Necesitamos chapas, tirantes, ladrillos, materiales de construcción. De acá no nos movemos hasta que vengan”, reflejaba tajante a El Ciudadano Jorge, uno de los dirigentes de la manifestación. La primera demanda del piquete era la presencia de funcionarios municipales para relevar las necesidades que padecen las familias, que no son pocas. Por ello rechazaron el convite de funcionarios de segunda línea que “bajaron” a hablar con ellos y los convocaron para hoy a las 15.30 en la Secretaría de Promoción Social. “No vamos a ir. Ya fuimos, ya estuvimos y seguimos igual”, se plantó el dirigente. “Ya venimos trabajando con ellos. Está claro que hay un grado de carencias enorme”, admitían al tiempo desde el municipio, advirtiendo a la par que sólo un plan a largo plazo dará las soluciones. Pero los vecinos las quieren “ya” y al caer el sol se disponían a pasar la noche en la calzada. “El corte es por tiempo indeterminado”, ratificaron.

Las fotos hablan por sí mismas: lo único que abunda en el barrio que está debajo del puente son las ratas. Agua no hay; sólo acceden en baldes o bidones y para llenarlos “hay que ir bien lejos”. Sólo con la luz se las rebuscan: Circunvalación provee. “Estamos colgados”, admite Jorge.

Las primeras casas se armaron “hace siete, ocho años”, refiere. Hoy el barrio está consolidado, lo cual no quiere decir que haya mejorado en algo: la mayoría de las familias vive del cirujeo, y algunas, que cumplen los requisitos, perciben la Asignación Universal por Hijo. Igual, no alcanza: de hecho el reclamo de máxima no tiene que ver con el lugar. “Viviendas”, es lo que piden.

Frustrada en principio por una de las partes la reunión de hoy, la respuesta inmediata la tomó Gendarmería y el área de Control Urbano de la Municipalidad: “A los que circulan hacia el norte los estamos desviando por Presidente Perón, y a los que van hacia el sur los desviamos por avenida Uriburu”, explicó a este diario, y con evidente desazón, el titular de la repartición, David Sánchez.

Mientras tanto, a pocos kilómetros la situación empeoraba. En el sector sur de Circunvalación continuaba la ocupación: testimonios coinciden en que de buenas a primeras –y por sorpresa– se plantaron decenas de casillas precisamente por donde debe pasar la traza del cuarto carril.

“Se levantaron de un día para otro. Se niveló el terreno con maquinaria y se armaron las casillas. Es evidente que hay algún tipo de organización detrás”, dejó entrever sus sospechas el coordinador del gabinete municipal, José León Garibay. El funcionario reconoció que hay un acercamiento con los “nuevos” vecinos, pero advirtió que “la única solución” del conflicto es que se “retiren” del lugar para que continúe la obra pública. De hecho, la UTE (unión transitoria de empresas) contratista de las obras, integrada por los grupos Roggio y Carranza, ya plantó una demanda judicial reclamando el desalojo, presentación incluso con el respaldo de Vialidad Nacional.

El piquete, a la altura de barrio Las Flores, fue inexistente anteanoche e intermitente en la víspera, pero se endureció al final de la tarde de ayer. “Hay diálogo. El viernes (por mañana) nos vamos a reunir con ellos”, había confirmado a este diario el subsecretario de Seguridad Ciudadana, Luis Baita, antes de que volviera el corte.

En ese sector la negociación ya había sumado un nuevo actor: el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia. Es que, por la planificación de la ocupación y la posterior protesta, las sospechas cunden. Incluso un alto dirigente de una de las organizaciones sociales más numerosas aceptó, ante una pregunta de El Ciudadano, que una movida que incluya construcción es, cuanto menos, compleja. “Maderas de ese tipo son difíciles de conseguir. Las tienen en General Motors, o en otras grandes plantas. Además fueron ahí sabiendo que no se van a poder quedar”, barajó, sin dejar de remarcar que “ése no es el camino”. Desde el municipio también dejaron entrever sospechas: uno de los funcionarios que intervino en el terreno describió que en la protesta había vecinos de Las Flores y La Granada, “pero también rostros que ya son conocidos y no son de allí”.

Como sea, unos y otros admiten las “acuciantes” necesidades de los vecinos,  y de allí que se avengan al diálogo. Anoche, mientras se esperaba esa instancia clave, todo el esfuerzo era para prevenir a los automovilistas y establecer un perímetro de seguridad. “En el peaje ya están avisando del corte y de los desvíos”, marcó el director de Control Urbano en referencia al puesto de General Lagos. Los desvíos eran a la altura de la A012 y en la rotonda del City Center y, según la dirección de los vehículos, se hacían a través de Batlle y Ordóñez hacia San Martin, o bien hacia Ayacucho “y después por la ruta vieja hacia Buenos Aires”.

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