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Ingreso complicado a Rosario

No paran: hubo otro violento asalto con piedras, palos y armas en el acceso a la autopista a Córdoba

Las víctimas fueron obligadas a parar en la banquina al encontrarse con adoquines y todo tipo de objetos sobre el pavimento. Este último caso sucedió el sábado a la noche e involucró a un grupo de tres jóvenes y también a una pareja que se detuvo para ayudarlos


La autopista Rosario-Córdoba, cerca del puente de calle Wilde, volvió a ser escenario de dos violentos asaltos a automovilistas con la misma modalidad: las víctimas fueron obligadas a parar en la banquina al encontrarse con adoquines y todo tipo de objetos sobre el pavimento. Este último caso sucedió el sábado a la noche e involucró a un grupo de tres jóvenes y también a una pareja que se detuvo para ayudarlos y también cayó en manos de los delincuentes en medio de la oscuridad.

Gustavo Calamari, padre de uno de los jóvenes que fueron víctimas del asalto, relató el percance que sufrió su hijo el sábado a la noche.

“Salió en auto con dos amigos alrededor de las 9 y media de la noche del sábado rumbo a Rosario para una cena. Al llegar a Wilde se encontraron con adoquines que cruzaban todo el ancho de las dos manos de la autopista. Además, a los costados de la ruta había fierros para que no pudieran esquivar las piedras”, relató en declaraciones a la emisora local Canal 3, en el programa de 12 a 14

Calamari señaló que el auto en el que iban su hijo y amigos “rompió la cubierta delantera derecha y paró. Al detenerse, llegaron dos delincuentes, uno con cuchillo y otro con arma de fuego, y después de despojarlos de todo (mochilas, camperas, celulares), le apuntaron a mi hijo, le gatillaron, pero la bala no salió”.

“Mi hijo y sus amigos quedaron en la oscuridad hasta que vino un matrimonio en una (camioneta) KIA gris -quisiera saber quiénes son para agradecerles-, que llamó a la policía, pero los robaron a ellos también”, agregó.

Calamari sostuvo que minutos después llegó la policía de Funes “y calmó a los chicos y los llevaron a la Subcomisaría 22, pero dependencia era como una casa tomada por okupas, con paredes pintadas con carbón, sin ventanas. Y los tuvieron hasta las 2 de la mañana en la vereda, pasando frío, porque les habían robado las camperas. Fue todo un destrato”, reclamó.

“Cuando volvimos a casa se me vino a la cabeza el caso de Joaquín (Pérez, el joven asesinado en Arroyito en octubre del año pasado). Estamos a merced de la suerte y no vivimos; estamos timbeando. Contra Joaquín sí salió la bala y contra mi hijo no; ésa fue la única diferencia. Corremos detrás de la realidad. Trabajamos sobre las consecuencias pero no nos ocupamos de las causas. Esa autopista es la continuación de Pellegrini pero no la tenemos iluminada. Y hace falta que se ilumine”, reclamó.

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