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Disturbios y gritos en Tribunales

No lo maltrató: fallan a favor de mujer que tuvo un mono 10 años en su casa

Una camarista confirmó el dictamen de primera instancia que no encontró pruebas para continuar con la investigación por maltrato animal. Una proteccionista reaccionó a los gritos y fue retirada de la sala


Caso cerrado. En una audiencia que se hizo este miércoles por la mañana en los Tribunales provinciales, la camarista Bibiana Alonso mantuvo la resolución que días atrás dispuso la jueza de primera instancia Hebe Marcogliese, quien no encontró pruebas para continuar con una investigación por maltrato animal contra Rosa Rojas.

Se trata de la mujer que tenía un mono Carayá Aullador (llamado Milton) en su casa de Villa Gobernador Gálvez. A la acusada se le había iniciado una investigación penal. “El caso no ameritaba gastar recursos del Estado para perseguir este tipo de delitos y desatender los importantes”, dijo el abogado defensor de Rojas.

En la sala también estuvieron presentes organizaciones proteccionistas de animales. Las abogadas de esas entidades pidieron que la acusada vaya a juicio, pero finalmente se les negó la solicitud.

Tras la sentencia se dieron algunos disturbios y tuvo que intervenir la policía. “Una de las integrantes del público le gritó a la jueza que el caso del mono era maltrato animal. La magistrada se sintió intimidada. Dijo que nunca le pasó algo igual. Y tuvo que salir por otra puerta”, contó el letrado de la acusada.

El abogado de Rojas dijo que “no había elementos serios para imputarla”. “Hay informes en la causa donde tres médicos veterinarios y un guardafauna afirman que el animal estaba en perfecto estado de salud”, añadió.

En septiembre de 2017 una persona difundió por Facebook un video del mono Milton. Las imágenes fueron viralizadas y 15 días después personal de Control Urbano de Villa Gobernador Gálvez, un integrante de Guarda Fauna de la Región Sur de Rosario, un policía y un veterinario entraron a la casa de Rojas. Y lo llevaron a Milton a la granja La Esmeralda, en Santa Fe.

En mayo de 2018 la fiscal Mariela Oliva había pedido imputar por maltrato animal a Rojas y le ofreció realizar tareas comunitarias para evitar el juicio. Rojas no aceptó.

Oliva relató que Rojas tuvo el mono atado durante 10 años y que eso constituía un delito. Pidió seis meses de prisión condicional, pero la jueza Marcogliese no accedió. Tras eso el caso llegó a la Cámara. Y tuvo este miércoles su resolución

La voz de Roja

La mujer que tuvo a Milton durante 10 años aseguró que está devastada. “En la audiencia, una de las protectoras empezó a gritar que el animal fue maltratado. La jueza la sacó de la sala y siguió gritando afuera. Las personas que cuidan a los animales son agresivas. Tengo la conciencia tranquila porque no hice nada mal”, dijo.

Milton llegó a la casa de Rojas cuando una pareja que esperaba un bebé tuvo que entregar al animal. Tenía puesta una cadena doble en el cuello y un candado. La mujer lo hizo tratar por una veterinaria especialista en animales salvajes. “Me dio lástima. Era chiquito y me lo dejé”, recordó.

Rojas recordó que Milton era amoroso y para su familia era como el hijo más chico: dormía en el living en una mecedora con su almohadón, y jugaba con perros y gatos. A los perros les sacaba las pulgas.

“Ahora quiero saber dónde está Milton. Supuestamente lo liberaron. Necesito saber si está bien ya que no va a volver a vivir conmigo”, lamentó Rojas.

A cara de perro

“El mono Carayá estuvo en cautiverio durante 10 años. Empezó con un tráfico ilegal de fauna y terminó en la casa de esta mujer, que lo tuvo atado a un árbol, en un estado de salud deplorable. Pedimos que la jueza nos otorgue la posibilidad de ir a juicio, que es un derecho amparado constitucionalmente, y nos fue denegado”, dijo, por su parte, Natalia Espíndola, una de las abogadas que acusó a Rojas. 

La ley considera maltrato “a no dar alimentación de cantidad y calidad suficiente a todos los animales, ya sean domésticos como en cautiverio”. Y para las proteccionistas se trató de “un caso de mucha crueldad”.

“La jueza nos dio un discurso lamentable. Según ella no había una política criminal. El mono debe estar en su hábitat natural, con pares de su especie. Necesita desarrollarse conforme a sus necesidades y durante 10 años no lo pudo hacer”, señaló Espíndola.

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