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Triple crimen, el juicio

“No evitarán que haya justicia”

La fiscal jugó fuerte contra las defensas en la primera audiencia del proceso oral por la matanza de Villa Moreno; los abogados de los imputados denunciaron manipulación de testigos, y las querellas adelantaron que pedirán máximas penas.


Con un gran caudal de público y una notoria desorganización policial que derivó en un desprolijo ingreso al recinto comenzó el juicio oral por el triple crimen de Villa Moreno.

Durante el debate, que se extenderá hasta fin de mes, se comenzó a ventilar los homicidios de Jeremías Trasante, Adrián Rodríguez y Claudio Suárez, acribillados a balazos el 1º de enero de 2012 por un grupo de hombres que llegó hasta una cancha de fútbol emplazada en la zona sur en busca de un supuesto rival que no hallaron. Los atacantes desquitaron su ira con balas por un ataque previo a un integrante de su grupo y mataron a 3 de los 4 jóvenes que nada tenían que ver con el entuerto y pasaban el primero de año en el predio. Ayer los apodados Quemado, Teletubi, Pescadito y Maurico se sentaron en el banquillo de los acusados y escucharon la imputación de la fiscalía y las querellas que encuadraron el hecho en un homicidio agravado por el uso de arma de fuego y la participación de un menor. A su turno los defensores cuestionaron la postura fiscal y argumentaron la falta de pruebas para lograr una sentencia condenatoria. Durante el debate, el tribunal desechó un planteo que cuestionó la vinculación que hizo la fiscalía de los acusados con el mundo del narcotráfico, mientras que el defensor Carlos Varela acusó a la fiscalía de manipular testigos en pro de su estrategia, lo que derivó en un incidente donde el tribunal dispuso que se forme una causa separada para investigarlo.

A las 9.23 ingresaron, entre un mar de reporteros, los acusados al recinto. La audiencia que dio comienzo al juicio estuvo presidida por el juez Gustavo Salvador, acompañado de sus pares Ismael Manfrín y José Luis Mascali. La primera en tomar la palabra fue la Fiscalía, a cargo de Nora Marull y Luis Schiappa Pietra. La acusadora sostuvo que los imputados forman parte de una banda vinculada a la droga y a la lucha por el poder del territorio. Se refirió a un episodio ocurrido unas horas antes del triple crimen, en que fue baleado el hijo de Sergio Rodríguez, alias Quemado, quien decidió hacer justicia por mano propia con armas de alto poder ofensivo y al mando de un grupo fue hasta Villa Moreno a buscar a los sindicados autores del ataque sobre su hijo, conocido como Quemadito, detalló. Marull sostuvo que Rodríguez padre, Brian “Pescadito” Sprío y Daniel “Teletubi” Delgado, junto a un menor apodado Jeta, se bajaron de una Renault Kangoo conducida por Mauricio “Maurico” Palavecino y dispararon con “furia asesina y soberbia delictiva”.

A ello agregó el manejo de dinero, autos de alta gama, viviendas en zonas ostentosas de la ciudad a las que tenía acceso el grupo y detalló vínculos de algunos de los integrantes con la banda de los Monos. A lo que sumó el intento de esconder pruebas y desviar la investigación con posterioridad al múltiple crimen y la connivencia policial que derivó en una causa penal que tramita por separado. La fiscal contó además la importancia de otro hecho previo, el ataque a balazos que recibió Facundo Osuna a fines de diciembre de 2011, a una cuadra del lugar del triple crimen. La víctima era parte del grupo opositor al del Quemadito y según expresó este ataque derivó en la balacera sobre Rodríguez hijo que desencadenó en el triple crimen.

Testigos, escuchas telefónicas y filmaciones fueron algunas de las pruebas que dejó entrever la Fiscalía que, a su entender, son un sello de culpabilidad. Detalló la conducta de los familiares que buscaron justicia por el camino legal, se dirigió a los defensores y sostuvo que trabajan en aras de que no se haga justicia: “No lo van a lograr, porque la prueba colectada va a dar certeza para lograr una condena”. Y de pie se refirió a los imputados como conclusión: “Si están arrepentidos este es el momento de redimirse. Hablen con su defensas, asuman la responsabilidad y háganlo en honor a Jere, Mono y Patóm”, por Jeremías Trasante, Claudio Suárez y Adrián Rodríguez.

Las querellas
Por los familiares de Jeremías Trasante y Claudio Suárez asumieron el rol los abogados querellantes Antonio Ramos, Federico Garat y Jéssica Venturi, quienes a través de una maqueta explicaron la mecánica del hecho. Venturi refirió que la madrugada de los asesinatos llegaron al predio emplazado en Biedma al 1900 al menos 5 personas.

Palavecino manejaba una Kangoo: se bajaron el menor, Rodríguez, Delgado y Sprío, cruzaron el lugar, unos 80 o 90 metros y sorprendieron a las víctimas, detalló.

Rodríguez comenzó a gritarles, increparlos con una ametralladora en la mano mientras el resto lo escoltaba. Las víctimas intentaron huir, como un instinto de supervivencia. El primero fue el testigo M. S., luego Suárez, y cuando Trasante trató de seguirlos comenzó la balacera. Jere recibió 8 balazos, Patóm 4; cayeron frente a los atacantes. No conforme con ello, continuaron la balacera intentando alcanzar a los otros dos jóvenes: Mono recibió 6 impactos y M. logró salvar su vida, sostuvo.

Venturi afirmó que el grupo de acusados se dividió: algunos salieron por un ingreso de calle Presidente Quintana mientras otros lo hicieron por Dorrego, donde había un grupo de parejas y niños en la puerta de una casa y nuevamente hubo tiros. Los vecinos se tiraron dentro de la vivienda y algunos resultaron con heridas leves. Los agresores volvieron a la cancha de fútbol y regresaron hacia el rodado. La letrada afirmó que Palavecino tuvo un papel preponderante: “Garantizar la huida”. También vinculó el triple crimen con el ataque recibido dos días antes por Osuna y detalló que los acusados conformaban una banda con poder económico que provenía de acciones ilícitas, que tenía poder de fuego y experiencia previa en ataques armados, coincidió en la calificación legal del hecho con la fiscalía, y adelantó que pedirán las máximas penas de la escala para el delito endilgado.

A su turno Norberto Olivares, abogado querellante de la familia de Patóm, coincidió con sus colegas en la relación entre los tres hechos –el ataque sobre Osuna, la agresión contra el Quemadito y el triple crimen–; detalló que este caso “no es un rayo en el cielo sereno” e hizo referencia a la universalización del narcotráfico en la sociedad: sostuvo que hay “200 millones de consumidores” y un giro dinerario millonario en dólares.

Habló de la cultura de la omnipotencia de las armas y sostuvo que un hecho de venganza es contestado con otro hecho de venganza; resaltó la vinculación policial, y afirmó que procuran una condena alta y ejemplificadora.

Las defensas

Luego de un cuarto intermedio fue el turno de las defensas. Carlos Varela y Adrián Martínez, abogados de Rodríguez, afirmaron que hay una exigencia solapada de que escuchen este proceso para luego escuchar un fallo condenatorio: “Pareciera que la suerte ya está echada”. La defensa destacó la actitud de las familias para con los defensores, resaltó la presencia de las organizaciones sociales que acampan en la puerta y habló de un circo romano con las gradas repletas. “Es claro que hay circunstancias tangibles que son ajenas al material probatorio que genera una situación de vulnerabilidad de la defensa frente a los inagotables recursos de la Fiscalía y las querellas”, detalló. Descartó que hubiese prueba de cargo incontrovertible, desconoció testigos presenciales y afirmó que la Fiscalía desechó otras hipótesis y que la única certeza con la que cuenta es su sospecha.

A su turno, Fausto Yrure y Gabriel Navas, defensores de Sprío y Delgado, sostuvieron la inocencia de sus clientes, dijeron que están involucrados por auxiliar a su amigo, Maximiliano Rodríguez, a quien llevaron al hospital luego de la balacera de la que fue víctima. Afirmaron que permanecieron casi tres años presos sin pruebas. Por último, Ignacio Carbone, abogado de Palavecino, realizó un planteo estrictamente técnico: resaltó su función de controlador de la prueba y el respeto por los derechos de su cliente y sostuvo que no hoy elementos serios o verosímiles para lograr una condena. Concluidos los alegatos, los imputados no hicieron uso de la opción de declarar.

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