Mundo

Opinión

No es Venezuela, estúpido: es la Patria Grande

Lula, Cristina, Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Evo Morales, Rafael Correa y otros como Ricardo Lugo o Manuel Zelaya, son los “populistas” de la fiesta interminable que incorpora a los pobres a la mesa y aleja las ganancias de las guaridas fiscales, de los saqueadores seriales


Jorge Rachid

La historia se repite. San Martín desobedeciendo a Rivadavia, para seguir su gesta libertadora, Artigas planteando la Confederación de los Pueblos Libres, Dorrego levantando las banderas del federalismo continental, Rosas defendiendo la soberanía nacional del ataque inglés y francés en Vuelta de Obligado, Tonelero y Quebracho, por nombrar sólo algunos de los patriotas que fueron denostados, declarados traidores a la Patria, perseguidos y humillados, como Irigoyen y Perón, luego Néstor y Cristina.

Otros, que sí tienen monumentos y calles, les pedían a los ingleses ser colonia como Carlos María de Alvear, por carta, como hoy el presidente en forma patética; en la misma dirección Gervasio de Posadas, director  supremo, le ofrecía al virrey Francisco de Elío, de Montevideo, disculpas por el 25 de mayo, como el presidente al rey de España ahora. No dudaron en fusilar a Manuel Dorrego, ni llamar a las tropas portuguesas para derrocar a Juan Manuel de Rosas en Caseros. Tampoco en asesinar a Mariano Moreno, Bernardo de Monteagudo y a los miles de muertos en manos de los cipayos locales de cualquier imperio, como quienes hoy gobiernan. Bombardearon Plaza de Mayo matando a cientos de compatriotas, fusilaron a sus camaradas de armas, desaparecieron decenas de miles de jóvenes militantes sin pudor ni vergüenza, al contrario son reivindicados hoy por el bufón del rey electo por las urnas.

No nos extraña entonces que Venezuela sea el nuevo “eje del mal”, asediada desde el mismo instante que la Revolución Bolivariana con Hugo Chávez a la cabeza comenzó a ejecutar la justicia social. Bloqueo, intervenciones, guarimbas, asesinatos selectivos, creación de caos, como marca el manual de Naomí Klein. Nicaragua en el  mismo camino: petróleo y pasos bioceánicos son los determinantes del Imperio, como las bases militares en nuestro país: Ushuaia, Triple Frontera, Vaca Muerta y Jujuy por el litio. Nuestro bufón del rey complacido de ser el mejor alumno, entregando al país.

O se acepta el Mercado, nuevo Dios todopoderoso, o la maldición de los medios, los fondos buitre, los ejércitos caerán para disciplinar a los díscolos. Lula, Cristina, Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Evo Morales, Rafael Correa y otros como Ricardo Lugo o Manuel Zelaya, son los “populistas” de la fiesta interminable que incorpora a los pobres a la mesa y aleja las ganancias de las guaridas fiscales, de los saqueadores seriales.

“Los países pobres lo son porque son ricos”, decía Eduardo Galeano.

Dos millones de viviendas construidas son un despilfarro para los mercados, gastar dinero en educación gratuita para que los profesionales egresados deban ir a trabajar de mozos en otros países, como el nuestro, cuidar el recurso natural más valioso como el gas y el petróleo, reservando el oro y otros minerales, haber ayudado a la Argentina en crisis terminal en 2001 con 5 mil millones de dólares sin exigencias tipo FMI, haber hecho vivible Caracas y terminado con el pacto de punto fijo donde el poder era una calesita de los poderosos, es inaceptable para Estados Unidos que recurrirá a sus bufones para avanzar, entre ellos la Argentina.

Claro que un país bloqueado y en guerra está mal. Algunos huyen, otros pelean, así es la historia siempre; la dignidad no se compra ni la libertad se pide de rodillas. Venezuela es un país libre, democrático y plural, la operación yanqui tiene las patas del largo de sus empleados latinoamericanos, que no son patriotas precisamente.

Ahora finalmente, piense usted del lado de quién estaría cuando Belgrano hizo el éxodo jujeño, San Martín cruzó la Cordillera, Rosas combatió por el Paraná defendiendo la soberanía y José Gervasio Artigas luchaba con españoles monárquicos, portugueses por el norte y los cipayos porteños al mismo tiempo, mientras Martín Miguel de Güemes se ganaba el odio de toda la oligarquía salteña por arriesgar el combate contra el ejército español.

Si pedís por intervenir Venezuela no contestés, ya se sabe de qué lado estás. Otros seremos capaces de combatir por los hermanos venezolanos, como ellos, los peruanos, uruguayos y otros, combatieron por Malvinas, por la Patria Grande, como ayer, como hoy, como siempre.

Médico, profesor universitario y militante peronista

Comentarios