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Doble infanticidio y femicidio

Niñas argentinas de 11 años asesinadas en Paraguay: “El único pecado era ser hijas de militantes”

Myrian, mamá y tía de las niñas argentinas asesinadas en Paraguay, visitó Rosario a seis meses del doble crimen cometido por el Ejército del vecino país. Pide el ingreso del Equipo Argentino de Antropología Forense para examinar los cuerpos y la aparición con vida de su sobrina Lichita


“El único pecado de Lilian y María era ser hijas de militantes. Eso les costó la vida y les hizo conocer la brutalidad de los militares”, dijo Myrian Villalba, mamá de Lilian y tía de María, las niñas argentinas de 11 años asesinadas por el Ejército en Paraguay. El 2 de septiembre se cumplieron 6 meses de la captura, tortura y ejecución de las nenas que, acompañadas por la hermana de Myrian, Laura, y otras tres chicas, habían cruzado la frontera para conocer a sus padres, militantes del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). Este martes 2 de marzo, Myrian visitó Rosario y participó de una actividad organizada por la campaña “Eran Niñas Rosario” que, a nivel internacional, pide justicia y el permiso para que un grupo de forenses argentinos perite los cuerpos de las víctimas que fueron arrojados a una fosa común en una caja de cartón. Y, a la vez, exige la aparición con vida de Lichita, otra niña, familiar de las anteriores.

Myrian nació en Paraguay y desde hace más de 10 años vive en Argentina. Debió migrar por la persecución política del Estado sobre su familia, integrada por militantes del EPP, una fracción campesina que desde 2008 reclama por el derecho a la tierra en Paraguay.

Hasta el año pasado, Myrian Villalba vivió en Puerto Rico, una localidad ubicada a 140 kilómetros de Posadas, en Misiones. Llegaba desde Clorinda, Formosa, donde denunció la muerte por envenenamiento de un sobrino, hijo de su hermana Carmen, quien está detenida en el vecino país.

“Ella (por Myrian) quería estar cerca de Paraguay. Recibí un llamado desde Buenos Aires donde me pedían que la ayudara a instalarse. La fui a buscar a la Terminal de Ómnibus, la llevé a mi casa y le pedí que me contara toda la verdad. Yo formé parte de Montoneros en la década del 70 y nos unió la historia común”, contó Walter, un vecino de Puerto Rico que pidió reserva de su apellido.

“Armamos una guardería y la fui asesorando. Myrian y las chicas vivían en una chacra donde hacían agroecología y tenían 250 patos, chanchos, cabras, vacas, tambos y una huerta. Más allá de lo ideológico, fue una cuestión solidaria”, contó el hombre, quien recuerda drones y guardias recorrer el barrio. “Las autoridades militares argentinas colaboran con los paraguayas más allá de las políticas del gobierno nacional”, aseguró.

El año pasado, la hija y sobrinas de Myrian cruzaron al Paraguay para conocer a sus padres pero la pandemia y el cierre de fronteras prolongaron su estadía. El 2 de septiembre, Lilian y María fueron apresadas por el Ejército paraguayo, torturadas y ejecutadas. Los cuerpos fueron quemados, con la excusa de la pandemia de covid, y tirados a una fosa común en una caja de cartón. El gobierno paraguayo celebró el crimen. En las redes sociales habló de “operativo exitoso”, “enfrentamiento” y acusó a las niñas de 11 años de integrar el “grupo armado”. Las fotos de los cuerpos con uniformes militares recorrieron los medios de comunicación que se referían a ellas como “líderes guerrilleras de 15 y 17 años”.

“Fueron capturadas vivas, no en fuego cruzado. Si hubieran tenido armas, el gobierno no hubiera quemado las evidencias”, dijo Myrian, y aseguró que el gobierno paraguayo las seguía desde hacía ocho meses.

“El 2 de septiembre las tiraron en una fosa común, en una bolsa de plástico, con el cuerpo desnudo y calcinado. Si hubieran sido paraguayas nadie iba a hablar por miedo, pero el gobierno argentino envió dos informes diciendo que eran argentinas y ahí empezaron las denuncias internacionales. Paraguay no tiene forma de cubrir el crimen de lesa humanidad que hizo”, agregó.

La familia Villalba, junto con organizaciones sociales y de Derechos Humanos, reclama justicia y el permiso del gobierno de Paraguay para que un equipo de antropología forense perite los cuerpos y determine cómo murieron las niñas. “El gobierno paraguayo es infanticida, pedófilo y terrorista. Mata a niños y niñas cuando se supone que tiene que cuidarlos. Decidimos denunciar esta situación porque hay muchos paraguayos en Argentina y estas niñas son argentinas. Si no denunciamos a un Estado, esto se puede replicar en diferentes países”, expresó Myrian.

El 22 de febrero, el gobierno nacional otorgó refugio político a la familia Villalba. La medida impide persecución de la Justicia paraguaya e imposibilita la extradición. En la actualidad, Myrian vive con la mamá, una hermana y siete chicas y chicos que tiene a su guarda en un refugio en Buenos Aires. “Mirian está bien. Extraña mucho Misiones. No podía quedarse porque su casa estaba sobre el río, al borde de la frontera. No siente arrepentimiento ni reivindicación. Un poco de culpa por haber confiado en la gente que iba a cuidar a las chicas”, contó Walter, su ex vecino.

Franco Trovato Fuoco
Gustavo Franquet, de la Gremial de Abogados, pide aparición con vida de Lichita,
Detenidas y desaparecidas

Junto con Lilian y María, las dos niñas de 11 años asesinadas, viajaron Laura, mamá de María, y las primas de esta última: Lichita, Tamara y Tania. Lichita y Tamara son mellizas, hijas de Carmen, una militante del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), quien está presa desde hace 18 años en el Pabellón 2 de la cárcel del Buen Pastor en Paraguay. A mediados de 2021 termina su condena, pero organizaciones de derechos humanos denuncian intentos para asesinarla en el penal antes de que obtenga la libertad.

Tras la ejecución de las dos niñas, el resto de la familia escapó y permaneció escondida en el monte durante algunos meses. A fines del año pasado, Laura fue detenida y trasladada a la prisión de Viñas Cué, siendo la única mujer en ese cuartel. Nació en Paraguay pero vivía en Misiones, donde ejercía como enfermera desde hacía 10 años. Sus sobrinas Tamara y Tania lograron regresar a Argentina y declararon lo ocurrido ante organismos internacionales. Lichita permanece desaparecida.

“Carmen Elisabeth, Lichita, nació en cautivero y se vino a vivir al año con nosotros. Hace tres meses no sabemos nada de ella. Las comunidades del lugar dijeron que vieron a los militares llevársela”, dijo Myrian sobre el paradero de su sobrina, que este martes 2 cumplió 15 años.

Meses atrás, una comitiva argentina integrada por miembros de la Gremial de Abogados, entre los que se encuentran Gustavo Franquet y Germán Lovari Marx, viajó a Paraguay para acompañar en la búsqueda y rastrillaje de Lichita. “Resultó infructuosa. El ejército iba detrás, controlando todo. Una segunda comitiva está ahora en Paraguay. Necesitamos que Naciones Unidas genere la logística para buscar y auditar lo que está haciendo el gobierno paraguayo”, dijo Guillermo, integrante de la campaña Eran Niñas Rosario.

A principios de febrero, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachelet reclamó al gobierno de Mario Abdo Benítez que intensifique la búsqueda de Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, Lichita, desaparecida a principios de diciembre de 2020, en el contexto de la persecución a integrantes de la guerrilla EPP.

Reclamo internacional

La muerte de Lilian y María es considerada un doble infanticidio. La campaña Eran Niñas fue lanzada en Paraguay por un grupo feminista. En Rosario, organiza actividades los días 2 de cada mes para visibilizar el reclamo de justicia. Esta semana, a seis meses del crimen, presentaron un petitorio ante el consulado local en sintonía con una movilización que se hizo en la embajada de Buenos Aires.

También reclaman la libertad de Laura y de Carmen Villalba, además de la aparición con vida de Lichita.

Desde la campaña Eran Niñas de Rosario convocan a organizaciones y personas interesadas a sumarse a reuniones para organizar las actividades. La próxima será este viernes 12 de marzo, a las 18, en La Toma.

En paralelo, activistas de derechos humanos, agrupaciones feministas, de defensa de los derechos de niños y niñas pidieron al presidente Alberto Fernández frenar los negocios con el vecino país hasta que haya una respuesta.

A mediados de enero, organismos de derechos humanos acusaron a Paraguay de ser un “Estado terrorista” por el asesinato de las dos niñas argentinas, reclamaron una investigación independiente y exhortaron a las autoridades a permitir el ingreso a su país del Equipo Argentino de Antropología Forense (Eaaf).

Lucha por la tierra

“En Paraguay supuestamente hay un gobierno democrático. Fue un país muy castigado con 35 años de dictadura de Stroessner. El actual presidente es hijo de quien fue secretario privado de Stroessner y sigue la misma política. Usó el aparato represivo pagado por el pueblo contra dos niñas”, contó Miryan sobre la realidad del pueblo paraguayo.

La mujer señaló que Paraguay está invadido por grandes empresas extranjeras que ocupan casi el 90 por ciento del territorio con soja, maíces transgénicos y ganadería. “La población campesina está sin ningún tipo de ayuda del Estado. Está obligada a abandonar su tierra y migrar”, agregó.

“Ahora se culpa de todo al EPP pero antes era normal encontrar un campesino asesinado por los matones de estancia. Las denuncias no corren porque las instituciones están alineadas al sistema y usan el método de la época de la dictadura”, concluyó.

Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH, 2019), el 23,5% de la población paraguaya está en situación de pobreza.

De acuerdo con la Confederación de Organizaciones de Productores Familiares del Mercosur Ampliado (Coprofam) Paraguay presenta la distribución de la tierra más desigual del mundo. En el país existen más de 300.000 familias campesinas sin tierras. El 2,6% de las y los propietarios tiene el 84,8 % de la tierra explotada. El 91% se dedica a la agricultura familiar y ocupa el 6,3% del total de la superficie agropecuaria, mientras que el restante 8,9% de las fincas es de medianos propietarios, que poseen el 6% de las tierras.

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