Ciudad

Reflexión sobre el Puerto de la Música

Niemeyer, Rosario, el elefante y el colibrí

Niemeyer es el autor, le pertenecen sus derechos patrimoniales e intelectuales, estos últimos son intransmisibles e irrenunciables, si la obra se lleva a otra localización las fundaciones, sus bases bajo la tierra, van a ser diferentes


Por Silvana Codina

Cuenta la fábula que al incendiarse un gran bosque todos los animales se corren al lago buscando protección. El elefante era el más grande pero también había un colibrí, que iba y venía del incendio al lago. El elefante intrigado por sus vuelos le consulta al colibrí por su ir y venir del agua al fuego y el colibrí le responde que lleva agua con su pico, al incendio, de a gotitas. El elefante le pregunta de nuevo si cree que va apagar el incendio llevando gotitas con su el pico y el colibrí simplemente le responde que el solo “hace su parte”.

Niemeyer es el autor de Puerto de la Música de Rosario, le pertenecen sus derechos patrimoniales e intelectuales, estos últimos son intransmisibles e irrenunciables, si la obra se lleva a otra localización las fundaciones, sus bases bajo la tierra, van a ser diferentes y eso ya es un cambio que va a incidir en la parte visible del edificio, pues todo tiene que ver con todo: lo que se ve de una obra, y lo que queda enterrado constituyen una unidad indisoluble porque le dan fundamento y sostén a lo visible. Geográficamente una barranca es lo opuesto en una ribera a la localización original del proyecto.

A partir de lo que ocurre en China con las duplicaciones en Arquitectura está circulando el concepto de “dupliarquitectura” esto es aquellas obras que, por cuestiones de costo, toman una fuerte referencia a una gran obra original pero que se denomina Obra Derivada, con otros autores. Éticamente corresponde una referencia al autor y esos nuevos autores por ética profesional le deben pedir permiso al creador original. El tema es que lamentablemente Oscar ya no vive.

El gran mérito de Rosario es la continuidad de su Planeamiento Urbano consolidado en la costa y con fuertes resultados en la trama producto de la inversión pública y privada, Niemeyer fue urbanista, no está vivo pero cuando diseñó el edificio una de las cuestiones que consultó fue la localización de la Ciudad Universitaria, porque debajo de la gran Sala hay ubicada una Escuela de Música. La idea a nivel peatonal era llegar a través del Paseo Lucio Fontana al Parque Urquiza, atravesarlo y por el puente sobre la bajada de Pellegrini llegar a la Ciudad Universitaria. Eso no lo puede brindar Granadero Baigorria que es el lugar mencionado para realizar esta Obra Derivada.

En nuestro sistema capitalista son los elefantes los que echan grandes caudales de recursos económicos y en lugares donde luego saben que vertiginosamente van a ver multiplicadas sus inversiones. En Rosario, tienen la gran oportunidad de colocar sus recursos en una obra original y en el terreno original. Si van a invertir en una obra que va a ser colocada en la lista internacional de Obras Derivadas, van a cargar ese riesgo en su aporte y este se va a menguar y sin duda esto va a afectar su calidad y el tiempo de su construcción. A mayor distancia del original menor dinero invertido, lo que encuadra en el concepto inverso al de bola de nieve. La bola de nieve que genera una obra de autor ya está está descripto y verificado para una gran ciudad.

Hay que celebrar que se haya puesto de nuevo el tema Puerto de la Música en debate. Y tratarlo con respeto y conocimiento, con calma, porque como decía Rafael Iglesia, la arquitectura es lenta y en algunos casos, eso es una virtud.

Se ha dicho que el tema debe tratarse amorosamente, sin especulaciones y eso es muy bueno. Necesita de los elefantes pero también de los colibríes para que cada uno haga su parte. La fábula del inicio pone a la luz la importancia del trabajo en equipo, la colaboración de cada uno para hacer grandes cosas. No despreciar la ayuda de nadie, porque en conjunto algún día se podría construir esta magnífica obra, en el lugar donde fue previsto y no conformarnos con tener cerca de Rosario, en cualquier lado, como recuerdo de lo que podría haber sido el original. Una obra derivada de aquella que no pudimos luchar para construir.

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