Ciudad

Ni diseñador, ni arquitecto: el ganador es… un químico

El triunfador del concurso para renovar el Macro estudia en el Poli y trabaja en el Puerto de Rosario.

El nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, como lo imaginó Martín.
El nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, como lo imaginó Martín.

Por: Pablo Moscatello

Desde el momento en que fue inaugurado el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro), en 2003, la Municipalidad había manifestado que los colores de su fachada cambiarían periódicamente, hecho que hasta ahora nunca había sucedió… hasta el día de ayer. Desde el Palacio de los Leones dieron a conocer la nueva cara que tendrán los silos Davis. Y el concurso de ideas para tal motivo tuvo un ganador algo particular. Es que a contramano de lo que podía suponerse, Martín Agüero, de 26 años, no es diseñador gráfico, licenciado en Bellas Artes o arquitecto, como la mayoría de los participantes, sino que el joven es estudiante de la carrera de técnico universitario en Química del Instituto Politécnico Superior General San Martín, de Rosario y desde 2007 trabaja como operador de balanza de Terminal Puerto Rosario.  Con los 10 mil pesos que obtendrá como consecuencia del premio, va a poder cancelar las deudas de aportes jubilatorios que tiene su madre y los honorarios del abogado. Si queda resto, se los prestará a unos amigos, ya que él asegura que no necesita la plata. “Pensaba sacar un crédito y ahora con esto puedo hacerlo”, aseguró orgulloso.

La historia de Martín es en algunos aspectos similar a  la de muchos jóvenes que llegan desde el interior a la ciudad. Si bien nació en Rosario, desde muy chiquito debió emigrar junto sus papás a San Nicolás. Luego de terminar la secundaria, volvió a la urbe, aunque esta vez para trabajar y estudiar. Ese orden expuesto no es casual. A los 19 años Agüero fue papá de un niño que hoy ya tiene siete años y es por él que la prioridad sea lo laboral. “Trato de ir todos los fines de semana para San Nicolás a verlo. Cuando me dan los tiempos del trabajo y tengo los francos”, explica el joven.

Actualmente Martín está cursando la carrera de técnico universitario en Química del Instituto Politécnico Superior General San Martín, y desde 2007, trabaja como operador de balanza de Terminal Puerto Rosario. Si bien se desdobla, el joven reconoce que la necesidad de trabajar interfiere en sus estudios. “Este año tuve que dejar de cursar en este primer cuatrimestre. Voy a retomar el que viene. La verdad es que los tiempos para trabajar y estudiar a veces no me dan y se hace difícil”, dice Agüero. La explicación está en el hecho de  que Martín cumple turnos controlando la descarga de camiones en horarios rotativos; hay semanas donde se desempeña de noche, otras lo hace a la tarde y también debe cumplir a veces jornadas matinales.

En tanto, sin lugar a dudas el dato más pintoresco en torno al concurso que organizó el municipio para renovar la imagen de los silos Davis fue que entre una mayoría de participantes con estudios o graduados en las carreras de diseño Gráfico, Bellas Artes o Arquitectura, el ganador no estuviese vinculado, aparentemente, con ninguno de esos “mundos”.

“Ayer en la conferencia me preguntaron en un momento si pensaba que podía ganar. Y la verdad que imaginaba que no. Cuando me fui enterando de las profesiones y del tipo de estudiantes que participaban pensé que era difícil obtener el premio mayor. Pero me equivoqué”, relata entre risas.

Al mismo tiempo, lo que le otorga una dosis aún mayor de peculiaridad a su triunfo es que el joven recién este año comenzó a realizar su primer curso vinculado a alguna actividad que tenga que ver con lo artístico. “Acabo de empezar un taller sobre escultura que organiza la misma Municipalidad. Eso es lo único que hago vinculado al arte”, graficó.

Por otro lado, a pesar de no estar vinculado de lleno al mundo cultural en la actualidad, detrás de su historia hay un hecho que en el joven marcó un camino, aunque él no resigna encarar a futuro su “otra”  profesión

“Cuando empecé a estudiar me inscribí en los cursillos del Poli y en Humanidades para hacer Bellas Artes al mismos tiempo, el mismo año. La idea era que si pasaba el cursillo ya optaba decididamente por Química. Y así fue”, rememora, aunque también aclara que lo que terminó de decidirlo fue “ver que en la carrera de Bellas Artes cursaba mucha gente grande”.

“Eso me inclinó definitivamente a empezar la carrera que se cursa en Humanidades cuando termine la otra. Esa es la idea”, dijo. Igualmente, Martín se apura en aclarar que su actual estudio no le disgusta.

Finalmente, y entorno a su proyecto, Agüero lo describió señalando: “La idea e inspiración se basa en la representación de cuatro aspectos: En colores, las estaciones del año, por un lado, y las etapas del día (mañana, mediodía, tarde y noche), por otro. En escala de grises, las fases de la vida (niñez, juventud, adultez y vejez), desde el blanco como niñez hasta el negro como vejez. Y por último, los cuatro puntos cardinales representados en puntas de flechas negras”.  Ayer Martín estaba feliz por haber sido premiado, sólo bastaba escuchar su voz para darse cuenta. Ahora sólo falta ver su idea plasmada en las alturas del Macro. Hecho que el joven seguramente desea se vea plasmado pronto.

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