José Odisio
Heinze pensó un poco en el Clásico. Podrá decir que no, pero los cambios previos fueron una señal inequívoca. Hizo descansar a Ángelo Martino e Iván Gómez, con mucho desgaste físico previo, y probó algunas alternativas tácticas: juntar a Guillermo May con Recalde y parar una línea de tres con Ramiro Sordo como lateral/volante. Con Glavinovich sin plenitud física tras la lesión, el ensayo incluyó a Leonel Vangioni como stopper.
Y no resultó. En un partido de detalles, Estudiantes aprovechó su oportunidad y se quedó con una victoria por la que hizo poco. Y Newell’s, algo distraído por la proximidad del choque con Central, jugó confundido, con escasez de ideas y no tuvo reacción ante el primer golpe. Y ahora el cruce Clásico cobra una relevancia superior, casi como una última chance para salvar el año.
En el inicio del partido, el duelo Sordo frente a Eros Mancuso parecía ser una llave del partido. Y el jugador de Newell’s tuvo el ida y vuelta necesario para ser extremo ofensivo o un lateral en defensa. Obviamente ese desgaste iba a hacer mella y el DT necesitaba tener un comodín para el tramo final del partido. Cambiar de esquema o incluir a Mansilla o Glavinovich para soltar al Piri.
Newell’s fue Newell’s. Con la propuesta de Heinze de lateralizar con paciencia hasta encontrar un espacio, en especial por afuera, y tomando riesgos en la salida. Estudiantes, algo mezquino, se sintió cómodo con un 5-4-1, donde Rolheisser era el volante liberado. Y con eso le alcanzó para preocupar, aunque sin la profundidad necesaria para exigir a Hoyos.
El esquema planteado por Heinze tuvo respuestas positivas en defensa, con un Vangioni que aportó precisión con el pie en el pase corto y también largo. Pero mostró incomodidad en los mediocampistas, con Portillo obstinado que el hincha no se olvide de la rabona innecesaria del partido con Racing, y Ferreira mal perfilado, aunque tuvo el único remate digno de los primeros 45 minutos que atajó con esfuerzo Andújar.
El primer tiempo se llenó de tiros de esquina, de uno y otro lado. Es que ambos atacaron por afuera, pero nunca encontraron receptores claros para cerrar las jugadas. Y ahí hubo mérito leproso para no sufrir con un arma que el Pincha expone como su mayor potencial.
El partido estuvo siempre en zona de “gol gana”. Los errores empezaron a tener mayor relevancia y cualquier detalle podía ser decisivo. Y el que se equivocó fue Vangioni, quien salió a cortar con riesgo un avance lateralizado de Sosa y le dio al Pincha un tiro libre de frente al arco. Es cierto que la jugada podría haber terminado en nada, pero Sosa le pegó con jerarquía y puso el 1 a 0. Demasiado premio para Estudiantes.
Newell’s entró en estado de nervios de la mano de los hinchas. Y en una jugada donde pudo llegar el empate con un remate ajustado de Recalde que rebotó en Andujar, May fue con plancha a buscar el rebote y el VAR lo hizo echar.
El partido pasó a estar muy favorable al Pincha y la posibilidad de un empate sólo estuvo vigente hasta el final porque Estudiantes prefirió refugiarse cerca de Andújar, confiado en la fragilidad ofensiva leproso. Hubo un único momento donde el hincha leproso imaginó el milagro, tras un cabezazo bombeado que rozó el travesaño y entró al arco tras dar en la mano de Ortiz -ni esta le salió-, pero tras chequear con el VAR, Tello no pudo encontrar razones para convalidar el gol. Y Newell’s se fue cabizbajo, con el alma golpeada y muchas dudas de cara a un partido con Central que empieza a ser decisivo de cara al futuro.
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