El Hincha

Liga Profesional de Fútbol

Newell’s tocó fondo ante River y llegó a ocho partidos sin triunfos

Las lesiones, la falta de refuerzos y algunos rendimientos en baja transformaron a la Lepra de un equipo puntero e invulnerable en uno desestabilizado y muy ganable. Y Sanguinetti también entró en confusión.


Fotos: Roberto Tuero

Ocho partidos sin ganar es mucho. Desestabiliza a cualquiera, incluso a un Javier Sanguinetti que tiene el mérito de haberle dado identidad a un Newell’s que penaba hacía dos años. Las lesiones, la falta de refuerzos y algunos rendimientos en baja transformaron a la Lepra de un equipo puntero e invulnerable en uno desestabilizado y muy ganable. Y Sanguinetti también entró en confusión. Y si el rival es River, todo es más complicado. Fue derrota 4-1, para abrir más interrogantes y preocuparse en serio.

La apuesta de Newell’s era demasiado riesgosa. Es cierto que los lesionados hicieron el equipo más endeble, pero imaginar una resistencia de 90 minutos con un River lleno de figuras era un riesgo que Sanguinetti asumió sabiendo que un gol rival dinamitaba todo e iba a poner a la Lepra en una situación irreversible. Se necesitaba de orden, concentración, colaboración, y tener un poco la pelota para descansar. Había que jugar casi perfecto, difícil imaginar que este Newell’s pudiera hacerlo en estos momentos de baja futbolística.

Todo se derrumbó en un instante. River movió una pelota de lado a lado y encontró un hueco, y la mala fortuna derribó la resistencia leprosa. Solari sacó un remate con poca expectativa de gol, pero el desvío en Vangioni descolocó a Morales. Y el 1-0, tal como se preveía, era el principio del fin.

La estructura leprosa se derrumbó como un castillo de naipes. Con la desventaja hubo desconcierto y los espacios empezaron a aparecer por todos lados. Y River vio la chance y fue a liquidar rápido el partido. Otra vez fue Solari, tras una rápida jugada de Quintero y De la Cruz.

Vangioni llegó tarde, Mansilla ni siquiera estaba, y el cierre cruzando todo el área de Ditta expuso la lentitud de Velázquez como líbero. Solari esta vez midió el remate y lo puso abajo sin chances para Morales. Newell’s aturdido y sin ideas, el panorama era cada vez peor.

La dura lesión de Vangioni y una molestia de Fernández obligó a un doble cambio. Entró Pablo Pérez, al que los hinchas millonarios le hicieron acordar su pasado en Boca, y el pibe Luciano. Ahí está la otra gran diferencia. El banco leproso, a excepción de PP8 y un Ángel que no convence, está lleno de juveniles. El de River, es casi mejor que el equipo titular.

Pérez, a media máquina, dejó en claro que el momento de River no es el mejor. Y expuso aún más la idea inicial de defender sin ambición. Newell’s empezó a jugar de la mano de PP8 y River no la pasó bien. El descuento de Pérez, tras desborde de Méndez y arremetida de Funez atajada por Armani, sembró alguna duda en el local.

Pero la fragilidad de Newell’s enseguida acomodó las cosas. Tras un córner, Pinola y sus 39 años anticiparon a una defensa dormida (sin Lema le cabecearon fácil) y el 3-1 desanimó cualquier idea de la Lepra de ir por más. Para hacer más doloroso todo, Pérez perdió con Solari tras un córner leproso, y en la contra Matías Suárez definió con la jerarquía que Newell’s no tiene un ninguno de sus delanteros, ni los que faltan ni los que están disponibles.

Y la goleada fue un golpe duro, uno más en una racha adversa que apenas se maquilló con un triunfo por Copa Argentina, pero que empieza a poner en obligación de triunfo al equipo para no desestabilizar a Sanguinetti.

 

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