Por: Pablo Soria
Este Newell’s no tiene sustento. Ni táctico, ni futbolístico ni anímico. Últimamente lo vienen golpeando rápido y seguido. Se deja anticipar y después lo terminan noqueando. Sin una identidad de juego definida, entre tantas variantes de un partido a otro, los que ingresan tienen que ganarse un puesto y adquirir continuidad bajo presión de malos resultados. Y los que se mantienen en el equipo van de una posición a otra, en la búsqueda de ese equipo que todavía sigue sin aparecer.
Así transita Newell’s el tercio inicial del Clausura. A los tropiezos. Penúltimo en la tabla, apenas por encima del paupérrimo Quilmes. Con la valla más vencida del campeonato. Una ironía del destino. Tiempo atrás, la solidez defensiva era el sello distintivo de Newell’s, con Peratta como figura sobresaliente. Esta vez, Argentinos le llegó tres veces y le convirtió dos tantos.
Que lo sorprendan con goles tempraneros ya se ha transformado en una insana costumbre para Newell’s. Diez de las trece veces que le anotaron en el torneo, fueron en los primeros tiempos. No aparecen fórmulas, ni recambios ni variantes para frenar el avance de una tendencia maliciosa. Sensini prueba y cambia. Pero no hay caso. El equipo ya no tiene la solvencia, la concentración y el equilibrio táctico de tiempos no tan lejanos.
Obligado a hacer el gasto, a partir de la urgencia por la desventaja, Newell’s mostró lo mejor en el último cuarto de hora del primer tiempo y en los quince minutos iniciales del segundo. Antes y después, poco y nada. Quedaron certezas. Camacho rinde más como enganche y no sobre la izquierda; Villalba es un volante tapado por Bernardi y Mateo (ayer suspendido) que puede aportarle otra variante a Sensini; y no sólo los referentes andan por debajo de su nivel: también lo están Sperduti, Estigarribia y Cichero. Y ayer se sumaron Tonso y Bieler.
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