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Newell´s: sin puntada final

La Lepra amagó con pelear cosas importantes, pero careció de peso ofensivo.

A la hora de hacer un balance siempre es importante conocer los objetivos planteados y especialmente el material con el que se cuenta, y en ese sentido, este 2010 no deja de ser un buen año para Newell’s, más allá de que terminó con las manos vacías.

Por razones lógicas, que tienen que ver con lo presupuestario y la calidad del plantel, las metas trazadas por la dirigencia y Roberto Sensini nunca fueron demasiados ambiciosas. En más de una ocasión se escuchó decir que la misión era sumar 28 puntos por torneo (objetivo cumplido) para engrosar el promedio y olvidarse de ese tema por varios años.

Pensar de esta manera tiene que ver con una dura realidad institucional-financiera, pero a partir de algunos buenos resultados y ciertos rendimientos individuales de alto nivel, tanto los hinchas como el propio plantel se ilusionaron con algo más.

Tras escapársele el título de las manos en el Apertura 2009 el equipo sintió el cimbronazo. Su participación el la Libertadores 2010 fue pobre y quedó eliminado en fase previa por el modesto Emelec. Y en el torneo Clausura arrancó con muchas dudas.

Con un Boghossian apagado, a la Lepara le costó pelear arriba y recién en el tramo final del primer semestre encontró un buen nivel que le permitió cerrar el torneo con tres goleadas en casa que sirvieron para pensar en una segunda parte del año más atractiva.

Pero a este Newell’s la realidad económica siempre le pega fuerte y en el receso fue imposible retener a Boghossian y Achucarro, además de tener que vender a Juan Manuel Insaurralde.

Reemplazar una fórmula de ataque efectiva y un defensor que se acoplaba perfectamente a una línea de tres aceitada no fue tarea sencilla para Sensini. El técnico apostó a pocos nombres, pero confiables a la hora de pedir refuerzos. Lamentablemente su deseo se diluyó con la falta de dinero. Lejos de darle el gusto con Hernán Rodrigo López, la dirigencia apenas pudo traer a un desconocido Sebastián Taborda y a un poco confiable Iván Borghello y esta mala elección terminó condenado al equipo al fracaso.

Apoyado en un extraordinario Sebastián Peratta, un sistema defensivo ensamblado y un arranque de semestre arrollador de Mauricio Sperduti, La Lepra escaló en el torneo Apertura y avanzó en la Sudamericana.

Con poco material de recambio, Sensini apostó jugar los dos frentes con los mismos jugadores y si bien el equipo se la bancó físicamente, ante el primer traspié, todo se desmoronó.

El Rojinegro se ilusionó en serio con la Copa. Tras dejar atrás a Estudiantes y la altura de San José de Oruro, le jugó de igual a igual al poderoso Liga de Quito y estuvo a un gol de pasar a semis. Y este gol que le faltó en la Sudamericana también fue su karma en el torneo local, donde llegó a estar muy cerca de Estudiantes y Vélez, pero no pudo seguirles el ritmo y con el golpe anímico que significó la eliminación de la Copa, al final se quedó sin nada. Ni siquiera pudo acceder a la Libertadores 2011, un objetivo que promediando el semestre parecía un trámite. A la luz de los resultados, quedó muy claro cuál fue el déficit del equipo: la falta de gol. Borghello apenas aportó dos goles y Taborda ni siquiera estuvo cerca de anotar uno. Para peor Mauro Formica no tuvo un buen semestre y Sperduti, que pintaba para figura del torneo, también se desinfló.

Así, el último tramo del año fue un verdadero calvario. El equipo batió todo tipo de récords de ineficacia en la red rival y apenas se sostuvo con algunas actuaciones de Peratta que lo transformaron en el mejor arquero del torneo para la mayoría de los medios. Los 56 puntos acumulados en el año no son una cifra despreciable, pero la sensación es que el equipo pudo estar más arriba y pelear por mejores objetivos, algo que fue imposible con la anemia ofensiva que mostró en la segunda parte del año (concluyó el Apertura con sólo 13 goles a favor).

Por eso Sensini se plantó ante la dirigencia y exigió mayores esfuerzos a la hora de reforzar el plantel de cara al 2011. Más allá de la necesidad de alguna venta para subsistir, el técnico sabe que hay una base de jugadores con mezcla de experiencia y juventud que puede potenciarse, pero será necesario no errarle con el nueve. En esta elección seguramente estará buena parte de la suerte de la Lepra en el año que se aproxima.

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