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Negacionismo turco, una telenovela sin argumento

Entre 1915 y 1923 se llevó a cabo un Plan sistemático de extermino contra el Pueblo Armenio perpetrado por el Imperio Turco Otomano.


Florencia Demirdjian (*)

El Genocidio Armenio fue el primero del Siglo XX.

En efecto, nos referimos al neologismo de Genocidio cuando un Estado destruye una nación o grupo étnico y cuyo objetivo final es  la destrucción de la identidad de los oprimidos logrando imponerles la identidad del opresor.

Entre 1915 y 1923 se llevó a cabo un Plan sistemático de extermino contra el Pueblo Armenio perpetrado por el Imperio Turco Otomano.

Así, fueron asesinados 1.500.000 de armenios, usurparon el 80 por ciento de sus territorios y confiscaron todos sus bienes.

Turquizaron a los pocos sobrevivientes, a sus ciudades, provincias, montañas y ríos. Trataron de borrar toda huella de su civilización, como si los armenios nunca hubiesen vivido allí.

En 1915 el gobierno ultranacionalista de los Jóvenes Turcos, encabezado por Talalat, Enver, Djemar, reafirmó la esencia del Imperio no sobre las bases multiétnica como lo había proclamado en un principio, sino por la “Unión Sagrada de la Raza Turca”, comprendiendo a todos los pueblos de esa lengua desde los Urales hasta Asia Central.

Dicha Unión Sagrada y la hegemonía de esa raza turca, es conocida como Panturquismo.

Observamos señales como las afirmaciones del Dr. Nazim, uno de los ideólogos de la Comité de Unión y Progreso (CUP), partido de los jóvenes turcos, quien admitió en una sesión del Comité Central que era “absolutamente necesario eliminar a la población armenia de forma integral para que no quede ningún armenio en esta tierra y el concepto armenio sea extinguido, estamos en guerra”.

Luego de la derrota de Turquía, finalizada la primera guerra mundial, los jóvenes turcos responsables del genocidio contra el pueblo armenio huyeron. Los intentos de juzgar a los responsables del “crimen contra la Humanidad” fracasaron.

Mustafá Kemal Atatürk, (oficial del ejército Turco y primer presidente de la república) asume  el liderazgo  de las fuerzas ultranacionalistas turcas, consolida la destrucción de miles de armenios que intentaban retornar a sus hogares y expulsa a decenas de miles de armenios que habían sobrevivido en el período del genocidio.

Estos años de posguerra sentaron las bases del silencio en torno al Genocidio contra el Pueblo Armenio. Uno de los factores determinantes es la política negacionista de la Turquía Kemalista. El impacto en la sociedad turca fue aferrarse a la historia oficial.

La República de Turquía fue fundada el 29 de octubre de 1923, Mustafá Kemal Atatürk fue elegido como primer presidente, cargo que conservaría hasta su muerte.

El 3 de marzo de 1924 se abolió el Califato y se estableció un régimen de partido único.

La iniciativa Kemalista de la construcción nacional tuvo relativo éxito, en el proceso de modernización secular, una suerte de occidentalización cultural.

En la nueva República Turca Kemal fundó el Partido Republicano del Pueblo (CHP), creó la Sociedad de Historia Turca, para reescribirla y profundizar la política negacionista.

Nombró ministros como parte del Plan Genocida. Tal el caso del Ministro de Relaciones Exteriores de Turquía entre 1925 y 1938 Trüstu Aras, quien fue miembro de la “Comisión Sanitaria” responsable de enterrar a los muertos armenios sus ministros.

Doctrina de sucesión de estado

La República turca establecida en 1923 es el estado sucesor o el Estado continuador del Imperio Otomano.

Más aún, en los tratados y tribunales internacionales pertinentes, como el Tratado de Lausanne y el Tribunal arbitral en el caso de la Deuda Pública Otomana, la República turca es considerada como si fuera el Imperio Otomano.

Es decir, en el marco jurídico internacional, la República es el mismo Imperio.

Podemos inferir que con respecto al principio general de que la responsabilidad de Estado, necesariamente, está adjunta al Estado mismo y no da lugar a la tabula rasa.

Así respondió el Derecho Internacional respecto de la República Federal de Alemania al asumir plena responsabilidad por los crímenes cometidos por el Tercer Reich.

Encontramos  que el Negacionismo es un  término bastante reciente, según Claude Mutafian (Universidad de Paris XIII y Doctor en Historia de la Universidad de Paris I – Panteón Sorbona) “aparece en 1987 para sustituir la palabra Revisionismo”. Y agrega: “El origen de estos conceptos viene de un grupo de intelectuales que emprendieron en el fin de los años 70 la tarea de demostrar que nunca hubo cámaras de gas durante la segunda guerra mundial”.

La República turca fue siempre negacionista, pero la utilización de universitarios occidentales como portavoces es reciente. Es una prueba del hecho que las autoridades turcas toman en serio los adelantos acerca del reconocimiento del genocidio.

Borrar su propia historia no es un problema para los negacionistas turcos (o sea las autoridades). Por el contrario, todos los esfuerzos de los varios gobiernos turcos tienden a presentar el territorio como el país que siempre fue de los turcos.

Para lograr tal presentación, hay que borrar la memoria de los otros pueblos en aquel territorio. El rumbo en esta dirección lo implementó Mustafá Kemal Atatürk, que creó la llamada “Sociedad de Historia Turca”.

Sin embargo, fracasaron en tratar de convencer de que los armenios nunca tuvieron raíces en esta tierra.

No hay que olvidar un hecho importante; el genocidio no implicó solamente al Gobierno de los Jóvenes Turcos en el Imperio Otomano, sino que la última etapa fue obra de la Turquía Kemalista, lo que implica que si la actual población turca no puede ser considerada como culpable, el gobierno Republicano sí lo es.

El negacionismo estatal es el reflejo de esta culpabilidad.

(*) Cátedra Armenia – Universidad Nacional de Rosario (UNR)