Según el diario Marca, sería la primera medida de fuerza de la NBA desde 1999 y el daño deportivo, de imagen, económico y social sería irreparable.
El propio comisionado de la NBA, David Stern aseguró que cuando llegué el All Star de febrero, que esta vez se disputa en Los Ángeles, habrá una clara indicación de si habrá cierre patronal o no la siguiente campaña.
Mientras está previsto que las negociaciones se sigan produciendo, la NBA dejó claro que se prevén pérdidas de entre 300 y 350 millones de dólares y que busca que los jugadores acepten un recorte entorno al 30% de los salarios fijados en el convenio. Este recorte supondría unos 750 millones de dólares.
Pese a los tambores de huelga, Stern mantiene cierto optimismo: “No podría expresar en cifras o palabras el progreso que hubo en las negociaciones, pero parece que existe un entendimiento mutuo del riesgo que supondría no alcanzar un acuerdo”.
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