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Navidad no trae paz ni amor

Presupuesto, reforma tributaria, endeudamiento, ajuste y cambios de partidas para llegar a pagar salarios se debaten en la Legislatura. Frente Progresista y reutemismo confrontan dos modelos de Estado.

David Narciso

La orden bajó hasta el último rincón del gobierno santafesino: juntar todos los saldos para que el Ministerio de Economía pague sueldos y aguinaldo. El agua llegó al cuello, pero no terminará por ahogar a la administración, no al menos en estos finales de diciembre. El ministro Ángel Sciara ha sumado los puchos de recursos que fue ahorrando en los últimos meses. Ahora, en lo inmediato, sólo necesita que esta semana la Legislatura le libere partidas no ejecutadas de gastos de capital para utilizarlos para gasto corriente.

De darse la autorización, se usarán fondos de obras públicas que no se ejecutaron por decisión política. En los últimos tres meses, cuando en la cúpula de la Casa Gris vieron que no iban a llegar a pagar sueldos, apretaron el freno.  

La falta de acuerdo legislativo en 2008 para sancionar la reforma tributaria impidió que el Estado revirtiera la tendencia al deterioro de sus cuentas, que venía de arrastre de 2007, aunque en ese año aún conservaba resultados positivos.

La oposición bloqueó el proyecto de reforma, pero la Legislatura fue incapaz de suplir esos recursos. Las consecuencias de ese fracaso se ven ahora: obras públicas frenadas y dificultades hasta para sostener los insumos en hospitales. Peor la pasan municipios y comunas, donde hablar de obras públicas es una utopía, los servicios se prestan en su mínima expresión y hace dos meses que varios ya no llegan a pagar salarios.

Un año después la Legislatura está en el mismo punto, aunque mucho más cerca del incendio. Algunas de las leyes a tratarse esta semana tienen la urgencia de los bomberos; otras entrañan un profundo debate ideológico y político.

Entre estas últimas cuenta la reforma tributaria, que implica discutir el modelo de Estado que se pretende. La oposición propone que grandes contribuyentes que hoy no pagan Ingresos Brutos sigan exentos, y que a los que tienen que pagar pero no lo hicieron se les regale para Navidad una moratoria con beneficios muy comprensibles para morosos de barrios de laburantes pero no para Banco Galicia, Banco de Boston, Esso Petrolera Argentina, Banco Santander Río, Petrobras, Agro Tracción, Monsanto, City Bank, Toyota Argentina.

Este modelo conduce al achique del Estado, a retirarlo de la participación activa de la economía y el desarrollo social, a terminar ajustando, como ya se hizo en otros tiempos, por el lado de salud, educación, coparticipación a municipios y comunas, salarios, precariedad laboral y obras públicas. Una muestra es que altos dirigentes e intendentes reutemistas todavía objetan –en voz baja, lógico– las titularizaciones y creación de cargos en el sistema educativo que esta gestión hizo reparando un déficit histórico.

La gestión Binner tomó otro camino, decisión que hace honor a sus posicionamientos anteriores a la llegada a la Casa Gris. Las inspecciones al complejo agroexportador del Gran Rosario y los embargos contra grandes contribuyentes son de lo más valorable de estos dos primeros años, porque conlleva porcentajes similares de justicia tributaria y valentía política para tomar la decisión. A nadie se le escapa que esos embargos conmocionaron tanto a gerentes de los gigantes involucrados como a algunos pesos pesados del PJ que ahora apadrinan salidas al estilo de la moratoria.

La funcionaria que instrumentó esas políticas acaba de ser corrida de la Subsecretaría de Ingresos Públicos. Al igual que Teresa Beren, Sergio Beccari es un cuadro técnico pura sangre socialista. El hecho de que ambos pertenezcan a la misma matriz política podría ser un alentador indicio de que el gobernador Hermes Binner y el ministro de Economía Sciara procedieron a un reemplazo de nombres para corregir imperdonables errores de forma y no cuestiones de fondo.

A diferencia de lo que ocurre en el Congreso nacional, en Santa Fe la centroizquierda legislativa está contenida dentro del espacio gobernante. La excepción es el kirchnerismo, que está embarcado en una lucha de titanes por el Partido Justicialista.

Debates como el de la reforma tributaria ponen a prueba a este espacio, que así como ayudó a aprobar el presupuesto 2009 y dio quórum para que el oficialismo pudiera nombrar al defensor del Pueblo y a los directores del Enress, ahora firmó junto a los diputados reutemistas un escrito que reivindica los pactos fiscales del menemismo como contrapartida del dictamen de mayoría.

Esa conducta ecléctica responde a una estrategia política pensada en función del liderazgo de Agustín Rossi, que en Santa Fe se traduce en movimientos espejo: los posicionamientos del bloque del Frente para la Victoria en la provincia están relacionados al de las bancadas socialistas en el Congreso de la Nación con los proyectos de la Casa Rosada. Demás está decir que desde el 10 de diciembre pasado, cuando se dirimieron autoridades y comisiones en la Cámara de Diputados, Rossi no guarda buenos sentimientos hacia los socialistas.

Sin embargo, a medida que se tensa la cuerda entre oficialismo y reutemismo, no le será fácil al Frente para la Victoria mantener ese eclecticismo. ¿Reforma tributaria o moratoria como regalo de Navidad? ¿O plan C a último momento?

La circunstancial alianza entre diputados kirchneristas y reutemistas demolió las esperanzas del gobierno provincial, que imaginaba para su presupuesto 2010 un final ajustado pero con resultado favorable como el de 2009. El futuro del proyecto está muy complicado y la paz social pende de un hilo por la falta de recursos en municipios y comunas. La oposición sólo abre la puerta del ajuste para limitar la gestión binnerista, sin considerar lo que significa detener la maquinaria virtuosa que mueve el Estado cuando moviliza todos sus recursos.

Nadie regala nada en política y sólo resta esperar que apaguen la mecha antes de que la llama llegue al polvorín.

Binner y el gobierno ya decidieron que de ser necesario emitirán bonos, ya sea para pagar obra pública o gasto corriente, lo que les imponga la necesidad.

Mientras Binner hablaba el viernes de esa posibilidad, Kirchner afirmaba que “las provincias no tendrán que emitir cuasimonedas”. Horas más tarde, la Nación acordó con Córdoba el pago de deudas por casi 1.800 millones de pesos. En la Casa Gris, que coordinó el reclamo con los vecinos, se prendió una luz de esperanza.

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