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capturas extorsivas

Narcosecuestros: una vieja historia de los Monos

El delito por el que acusan a Guille reconoce antecedentes en los Monos. Pocos casos denunciados en los últimos años.


Pese a que parece una práctica novedosa en el universo de los Monos, es vox populi en el mundo del hampa que la banda asentada en La Granada ha basado su operatoria en un surtido de delitos, incluido el secuestro extorsivo de otros narcotraficantes, figura penal por la cual Ariel“Guille” Cantero será indagado en los próximos días. Este tipo de capturas, con el fin de conseguir el pago de un rescate, reconoce varios casos en los últimos años, en su mayoría no denunciados, aunque se dan por cierto entre veteranos investigadores policiales y judiciales.

Según la Fiscalía federal, Guille planeaba desde su celda en Coronda recaudar seis millones de pesos con el secuestro de dos narcos –incluso se consumó una captura con la víctima equivocada–, y para ello se valió de dos hermanos asentados en la zona noroeste, uno de los cuales fue detenido con un miniarsenal en su poder.

Veteranos pesquisas dan cuenta de que los Monos secuestraron en su momento a un narco devenido empresario gastronómico y también al Tuerto Boli, llamado Roberto del Valle Padilla. “Pagó rescate y siguió laburando”, dijo un detective, quien recordó que Boli fue apresado hace una década con 800 mil pesos cash al desbaratársele las dos primeras cocinas de cocaína de la ciudad: una dimensión del flujo de dinero.

Al mes siguiente de la detención de Boli, su pareja denunció otro episodio: sus hijas fueron secuestradas por una banda de policías a la que le adjudicaron otros tres hechos. Aprovechando que Boli había caído preso, fueron a su casa y se las llevaron para “tomarles una testimonial”. Empezaron pidiendo un millón de pesos pero por último dijeron conformarse con 50 mil. Tuvieron cautivas a las niñas unas horas hasta que “desistieron, por alguna razón” y las liberaron sin cobrar un peso. Boli fue asesinado en 2012 cuando intentó recuperar territorio al salir de prisión.

Uno de los pocos secuestros denunciado en los últimos tiempos es el de un hombre ligado a un clan narco con base en barrio Tango. Investigadores federales dan por cierto que este integrante del clan Villalba pretendió abrirse de su anterior patrón y pasarse a los Monos. Así, en octubre de 2014, el hombre fue interceptado por un trío mientras manejaba por zona noroeste. La esposa de la víctima denunció ante la Justicia federal y comenzó a recibir llamados donde le exigían dos millones de pesos. Al final, fue liberado cuando los federales estaban a punto de irrumpir en el lugar de cautiverio.

Otro caso mentado en los corrillos del hampa es el del hijo de un fallecido ex jefe de la barra canalla, secuestrado hace dos años por integrantes de dos bandas del noroeste. Según los investigadores, una fuerte versión daba cuenta de que “el Oreja y un grupo de Nuevo Alberdi quisieron sacarle plata a un capo actual de la barra de Central y después de varios días lo dejaron ir: hubo un mensaje convincente de que no habría pago de rescate y que las consecuencias serían funestas”. Días más tarde, el 28 de noviembre de 2015, el cuerpo de Darío “Oreja” Fernández apareció, mutilado, en un descampado del noroeste.