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Saqueos del pasado

Museo francés restituirá el cuerpo de un cacique tehuelche a su comunidad

Liempichun Sakamata había sido llevado al Museo del Hombre de París a fines del siglo XIX para su exposición por un explorador colonial que se autodenominaba etnógrafo y aprovechaba el ánimo diezmado de las tribus patagónicas luego de la Conquista del Desierto para arrebatarles sus "tesoros"


De la redacción

“Esta historia comienza en realidad cuando profanan su tumba, se lleva el cuerpo el conde Henry de la Vaulx a Francia. En 2015 iniciamos con las comunidades de Chubut –con sus descendientes directos– el pedido al Museo del Hombre de París”, señala Fernando Miguel Pepe, integrante del Colectivo Guias (Grupo Universitario en Investigación en Antropología Social).

De la Vaulx había recorrido la Patagonia, donde tuvo contacto con caciques de la región y comenzó a profanar sus tumbas y robar sus esqueletos. En este caso, también se llevó consigo el ajuar funerario de Liempichun Sakamata que permanece en otro museo francés. De la Vaulx fue un explorador francés que en su paso por la Patagonia Argentina se especializó en robar cadáveres, atesorándolos como si fueran un trofeo.

Un autodenominado “explorador de culturas indígenas”

El conde De la Vaulx supo establecer amenas relaciones con las tribus mapuches, tehuelches y patagones y de ese modo conseguía que se le franquease el acceso a ciertos sitios considerados sagrados por las comunidades. Para la época en que Henry de la Vaulx deambuló por el territorio patagónico, entre 1896 y 1897, ya los pueblos originarios habían sido diezmados por la llamada Conquista del Desierto, es decir, el genocidio argentino del siglo XIX.

La documentación que  De la Vaulx presentó apenas llegado al puerto de Buenos Aires lo describía como un “explorador de culturas indígenas” y venía munido de una serie de estudios de tipo etnográfico que había realizado en el sudeste asiático. Pero este tipo de “exploradores” tenían una gran avidez por los extraños y maravillosos elementos que encontraban en cada comunidad, incluso sobre la rica sabiduría que tenían los aborígenes sobre las plantas en relación con sus poderes curativos, con su cuantiosa cantidad de plantas que podían atender prácticamente todas las dolencias.

Para lograr el saqueo que lo motivaba –su expedición había sido costeada por el gobierno francés– no dudó en emplear las tácticas que le habían granjeado éxito en otras tierras: engañó, pagó y traicionó para encontrar sobre todo las tumbas, profanarlas y llevarse los restos.

Un brujo y ladrón de cadáveres

Cuando De la Vaulx volvió a París, en sus maletas llevaba diversas plantas, fotos, joyas, telas y cadáveres conservados. Toda su prosapia pinta a este conde francés como un aventurero colonial con algo que él mismo describía como interés científico por los pueblos nativos de todo el mundo.

De la Vaulx escribía relatos de aventuras que muchas veces lo tenían como protagonista y en ese lance y luego de su viaje al sur argentino, en 1901 y ya en Francia, escribe Voyage en Patagonie (Viaje a la Patagonia). Allí describe su paso por Viedma, Río Negro, General Roca, la Cordillera de los Andes, río Chubut, Trelew, Rawson, Senguer, el valle Choiquenilahue, los lagos Colhue-Huapi y Musters, Río Chico, Río Gallegos y Tierra del Fuego, es decir, toda la Patagonia de norte a sur.

Pero además también escribe: “Traeré a Francia un bello espécimen de la raza india. Después de todo, poco importa que este tehuelche duerma en un agujero en la Patagonia o en una vitrina en el Museo”, lo que pinta perfectamente sus intenciones en el acaparamiento de todo tipo de elementos de estas tribus.

Luego de andar bastante y cuando ya acumulaba “tesoros” varios, los indígenas lo veían como un ladrón de cadáveres y a muchos los asustaba su presencia. En otras páginas de sus memorias de viaje, anota: “Me apodaron brujo “Kalku” por quedarme con algunos restos que ellos difícilmente cuidaran siempre. Esos indios me consideraban como un individuo peligroso, una suerte de espíritu del mal, inclinado a embrujar a la gente y al ganado”. En otra parte de su libro, De la Vaulx califica como “cocina macabra” la forma en que desarmaba y hervía el cuerpo de un indio patagón.

Un antecedente que propicia la restitución de los restos del cacique

Pepe también explicó que sólo hay antecedentes muy puntuales de restituciones por parte de esta institución parisina, entre las que se encuentran el caso de cuerpos de combatientes argelinos anticoloniales –una gestión iniciada recientemente por el presidente de Argelia– y la de Venus Hotentote, impulsada por Nelson Mandela, que era una africana con un trasero enorme que se exhibió como una atracción de feria y luego murió tuberculosa en la miseria.

En julio de 2020 Francia restituyó a Argelia 24 cráneos. Entre ellos había uno especial: el de Cheikh Bouziane, comandante de un cuerpo de combatientes árabes y bereberes que pelearon contra un general francés en la cruenta batalla de Zaatcha, en 1849.

“El Museo del Hombre de París ha hecho muy pocas restituciones y la mayoría fueron por presiones de primer nivel”, resaltó. Además, el antropólogo explicó que no hay normas a nivel internacional que obliguen a los museos a hacer restituciones de este tipo, por lo tanto, cada situación se resuelve con una ley específica.

Hasta 2009, el cuerpo de Liempichun Sakamata estuvo en exhibición en la institución parisina; hoy está guardado en uno de sus depósitos aguardando el regreso a su tierra de origen. “Tuvimos que esperar años porque nos decían que iban a hacer una ley general de restituciones (en Francia) cuando se modificara la ley de cultura, esperamos dos años, se cambió la ley pero no modificaron para nada el tema de las restituciones, o sea que tuvimos todo ese tiempo de espera de las comunidades y no resultó. Sigue siendo necesaria una ley específica, pero el antecedente de Argelia fue muy bueno y nos ayudó mucho para nuestra restitución”, dijo Pepe.

“Sería la primera vez que una restitución internacional llegue directamente a Argentina”, agregó.

Este reclamo, impulsado por las comunidades, fue ingresado por el Colectivo Guias, y gestionado por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (Inai) con el apoyo de la Cancillería Argentina.

“Logramos que en la mesa política entre Argentina y Francia el vicecanciller plantee la importancia de la restitución. La política de reconciliación de las memorias marca un camino, y la presión política del gobierno actual marca un hito en este reclamo”, sostuvo.

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