Política

De las carreras a la inundación de Santa Fe

Murió Reutemann, el piloto que fue cabal representante del menemismo en territorio santafesino

Carlos “Lole” Reutemann nació en 1942 en Santa Fe capital. Tuvo dos hijas con Mimicha Bobbio, de quien se divorció en 2006 para casarse con Verónica Ghio. Fue ídolo deportivo en los 70. Como político, marcó los 90. El crimen hídrico de 2003 definió su gestión. Su salud desmejoró en los pasados meses


A los 79 años, como consecuencia de las complicaciones que le provocó una hemorragia interna, el ex piloto de Fórmula 1 y quien fuera dos veces gobernador de la provincia, Carlos Reutemann, falleció en un sanatorio de la ciudad de Santa Fe. La salud del hasta ayer senador nacional por la provincia de Santa Fe se complicó sobremanera en los últimos años, luego de la operación de un cáncer de hígado en 2017, lo que le impidió llevar una vida normal en los tiempos recientes. Su responsabilidad en los asesinatos de santafesinos durante el diciembre negro de 2001 y en el crimen hídrico de la capital provincial, dos años más tarde, marcaron a fuego su paso por la política, igual que las privatizaciones: la que no pudo concretar con la EPE y las que sí pudo, como el caso de las empresas de agua y de gas, además de la del Banco de Santa Fe, un proceso que terminó llevando adelantee su sucesor al frente de la Casa Gris, Jorge Obeid.

Carlos “Lole” Reutemann nació el 12 de abril de 1942 en la ciudad de Santa Fe. Tuvo dos hijas en su primer matrimonio con María Noemí Bobbio, la conocida Mimicha, de la que se divorció en 2006 para casarse con Verónica Ghío.

La vida de Reutemann tiene dos partes bien definidas: la del deportista de élite que fue, con sus diez años en la Fórmula 1, y la del caudillo político del peronismo provincial, con dos períodos como gobernador y una implacable presencia electoral. Con la primera ocupó 40 años de su vida (se retiró en 1982) y con la segunda otros 30 (ingresó a la política a los 49 años). Una tercera faceta, menos pública pero no menos importante en su vida, es la de productor agropecuario, desde sus tierras en Llambi Campbell, el pueblo cuyos alrededores tenías sus campos, a unos 60 kilómetros de la capital provincial.

En su vida deportiva, Reutemann estuvo a punto de salir campeón del mundo en 1982, cuando quedó a un punto del ganador de ese año, el brasileño Nelson Piquet, después de un paso por equipos de primera línea como Brabham, Ferrari, Lotus y Williams. Una generación de actuales cincuentones creció mirando las carreras del Lole por televisión.

Siempre discutido en diferentes sectores del peronismo, Reutemann se cansó de ganar elecciones en los 90, donde surgió a la política de la mano de Carlos Menem, aunque el verdadero impulsor de su candidatura fue el vicepresidente de aquel momento, Eduardo Duhalde. Reutemann ganó las elecciones a gobernador de 1991 y de 1999, y fue elegido senador en 1995, 2003, 2009 y 2015 (esta última por fuera del peronismo, en apoyo a la candidatura presidencial de Mauricio Macri). También participó como convencional de la reforma constitucional de 1994.

Uno de los puntos altos de su carrera política fue cuando el mismo Duhalde le ofreció la candidatura presidencial de cara a las elecciones de 2003, en las que finalmente el candidato fue Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz en aquel momento. Reutemann declinó la candidatura y nunca quedaron claros los motivos de su decisión. Los puntos más negativos de su trayectoria política ocurrieron durante su segunda gestión como gobernador, entre 1999 y 2003.

Si bien es cierto que Santa Fe pudo sostener con mucho sacrificio la situación económica en la traumática salida de la convertibilidad –fue una de las provincias que no emitió cuasimonedas–, lo hizo a costa de un fuerte ajuste sobre el sector público que alcanzó a trabajadores y jubilados.

Uno de los capítulos más oscuros de ese segundo mandato fue en diciembre de 2001, cuando la Policía provincial reprimió con ferocidad las protestas sociales que se repetían en las distintas ciudades de la bota al calor del “que se vayan todos”. En esos aciagos días las fuerzas de seguridad al mando del Lole asesinaron a diez personas, ocho de ellas en Rosario, incluido el militante barrial Claudio “Pocho” Lepratti.

Otro capítulo sombrío de su carrera política fue la inundación de 2003, que arrasó un tercio de la ciudad de Santa Fe debido a una obra inconclusa en la defensa oeste de la capital provincial. Por ese lugar ingresaron las aguas del río Salado que inundaron todo el borde oeste de Santa Fe y dejaron a su paso 130 mil damnificados y 158 muertos, de los cuales 23 reconoció en forma oficial el Estado santafesino. “A mí nadie me avisó”, fue la única y pobre explicación que dio Reutemann en ese momento. El Lole nunca estuvo imputado en la causa penal que investigó las responsabilidades políticas de la inundación debido a su aceitada relación con la Justicia provincial.

De estilo apocado, de pocas palabras, Reutemann hizo del silencio un estilo político y no necesitó más que eso para liderar al peronismo en los 90, a excepción de los procesos electorales, en los que se lo veía más activo y locuaz. Tampoco precisó mucho más para mantenerse en el Senado de la Nación en sus últimas dos décadas. Sin dudas, fue un gran elector en la provincia en otro momento político. En su última participación (2015) salió segundo: un momento duro para un político que siempre se jactó de no haber perdido una elección.

Enfrentado desde 2008 con el kirchnerismo, en especial tras el recordado debate entre el gobierno nacional y las patronales agrarias por la resolución 125 de las retenciones móviles a las exportaciones, Reutemann fue una de las banderas de las patronales agrarias y abandonó el peronismo. A partir de 2011 encontró en el PRO de Mauricio Macri un espacio de pertenencia. En 2015 compitió por esa escudería y, aunque fue superado por el actual gobernador Omar Perotti, logró renovar su banca en el Senado Nacional.

Las complicaciones de su salud comenzaron en 2001. Durante ese año Reutemann fue operado de la columna en Estados Unidos, porque padecía compresión de la raíz entre la tercera y cuarta vértebra, lo que le provocaba fuertes dolores derivados de la actividad automovilística. En 2003 fue internado por diverticulitis, una enfermedad en el colon. En 2017 fue operado en Nueva York a causa de un cáncer de hígado. Allegados al ex corredor explicaron que luego de aquella operación su salud quedó “deteriorada” y que le dejó algunas secuelas. En ese sentido, la ex diputada Alejandra Vucasovich, una de sus aliadas políticas, reveló el año pasado que Reutemann estaba “muy lúcido, pero con muchos impedimentos físicos”.

En abril pasado, debido a una hemorragia digestiva, estuvo tres días en el Sanatorio Santa Fe de la capital provincial y luego fue trasladado al Sanatorio Parque de Rosario, donde completó su recuperación para recibir el alta el 21 de mayo.

Diez días más tarde volvió a ser internado en el Sanatorio Santa Fe por una deshidratación que, al agravarse, derivó en su traslado a terapia. En las últimas 72 horas se agravó el cuadro clíni y falleció en la tarde de este miércoles, según detalló su familia en las redes.

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