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Murió Gary Vila Ortiz, poeta y periodista

Por Graciana Petrone.- Autodidacta, enamorado del jazz, lector fanático y una figura del Rosario bohemio.


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En la madrugada de ayer, a los 78 años, murió Gary Vila Ortiz. Poeta, periodista, crítico, ensayista, lector compulsivo, amante del cine, del jazz, de los amigos, del buen whisky, de los versos de Oscar Wilde y también de los relatos de Edgar Alan Poe, Raymond Chandler o Dashiel Hammet –a los que leía directamente del inglés–. Ingresó como corrector al diario La Capital en 1958, cuando tenía poco más de 20 años, y en la década del ‘90 llegó a ser jefe de Redacción. “Siento que mi trabajo hizo que la gente no me reconociera como escritor”, dijo en una entrevista telefónica, a fines del año pasado, antes de presentar su libro de poemas Brebajes y exorcismos, que contó con ilustraciones del artista plástico Rubén Echagüe.

Gary, cuyo nombre completo era Alberto Carlos Casiano Vila Ortiz, falleció de un infarto múltiple después de estar varios días internado por una infección. Había nacido el 5 de agosto de 1935 en Rosario. Desde joven se interesó por la literatura y la música clásica aunque esa pasión años más tarde se extendería al jazz, del que fue un fanático, tanto que en los últimos tiempos condujo una emisión semanal por LT8 dedicada al género nacido en Nueva Orleáns. Fue, además, un precursor de los programas culturales en la televisión local con Los boticarios, cuando todavía no había llegado a la Argentina la pantalla a color. En la década del ’80 hizo En la bohardilla, que salía por Canal 5 pasada la medianoche y cuando la voz de Víctor Manuel, con el tema Bailarina, anunciaba la aparición de Gary.   

Publicó casi una veintena de libros entre los que están 17 poemas (1965), Poemas de la flor (1967), Poemas y maderas –cuadernillos con xilografías del artista Rubén de la Colina–, Dos homenajes: Philip y Raymond –escrito junto con Rafael Oscar Ielpi– y Estructuras imposibles, entre muchos otros.

Pese al caudal de poemarios que tenía en su haber, el poeta insistía con que no lo reconocían como tal sino “nada más que como periodista y, tal vez, crítico literario, que no soy”.

“Gary era un periodista bohemio, un escritor empedernido, un poeta romántico”, lo definió Jorge Ferrari, con quien junto a su esposa, Lidia Saita, compartieron el programa de televisión Jaque & Mate y más de treinta años de amistad.

Postales del adiós

Colegas del medio periodístico y amigos de Gary Vila Ortiz recordaron al escritor a través de las redes sociales.

“Chau Gary, gracias por la generosidad, por la alegría indoblegable que se escondía tras la apariencia melancólica. Ojalá haya whisky donde hayas ido. Y discos. Y libros. Y amigos. Y una mujer amada que te abrace”, señaló Sebastián Riestra, periodista del diario La Capital.

Su compañero del matutino Marcelo Scalona refirió: “Se murió Gary, maestro secreto y luego obvio de nuestra generación (mío seguro). Un tipo genial que admiré y amé aún con sus contradicciones (y las mías, tan parecidas). Un gran poeta, periodista y alguien muy generoso (cosa no tan común en cualquiera de esas actividades)”.

Por su parte, el poeta Héctor Berenguer resumió: “Adiós al amigo y al maestro que nunca quiso ser…”.

El conductor del programa televisivo local Jorge Ferrari evocó: “Dentro de la redacción era controvertido, polémico, pero además era un tipo que tenía vocación por las luchas sociales y humanitarias”.

En tanto, Lidia Saita, otrora colega de Ortiz en el diario La Capital, lo despidió así: “Un personaje alegre, con ganas de vivir. Todo el mundo lo recuerda con cariño. Era un rebelde: pasaba una mujer y él la tenía que mirar. Costaba que cumpliera horarios, era un bohemio”.

“Más allá de las distancias, nos seguirá uniendo la pasión por los más bellos colores: el rojo y el negro. Algún día, en algún lugar, seguramente volveremos a charlar sobre literatura, periodismo, jazz y, por sobre todo, sobre nuestro amado Newell’s. ¡Hasta siempre, maestro!”, señaló el periodista de El Ciudadano Rubén Fraga.

Perfiles de un gran tipo, generoso y encantador

En 2010 Gary Vila Ortiz fue convocado por la Fundación Diario la Capital para la edición Rosario, imágenes de una ciudad que se sigue fundando, un trabajo fotográfico que contó con prólogo y epígrafes de su autoría y que mostró dos miradas: una antigua y otra actual de los edificios más emblemáticos de la ciudad. “El Paraná es un dios indomable, aún nuestro dios”, escribió Gary al pie de la instantánea del por entonces desolado paraje en donde hoy se erige el Puente Rosario-Victoria.

Antes de ocupar la jefatura de redacción de La Capital, el periodista fue responsable del suplemento literario del diario. Durante esa época ayudó a muchos autores que recién se iniciaban y que hoy cuentan con una vasta trayectoria a nivel nacional. “Dos palabras lo definen: encanto y generosidad”, así lo describió uno de sus colegas.

Su sentido del humor

Gary condujo la revista literaria El Centón, la que hacía en colaboración con el pintor y dibujante Rubén Echagüe y en donde publicaban poemas, cuentos y ensayos de distintos escritores de la ciudad. “Pueden mandar textos buenos que se los publicaremos. Si son malos, también”, había dicho Vila Ortiz con su habitual sentido del humor, en una de las últimas presentaciones de la publicación.

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