Política

Tenía prisión domiciliaria

Murió el represor Juan Perizzotti, uno de los verdugos de Silvia Suppo

El ex policía santafesino fue condenado en cuatro juicios por delitos de lesa humanidad. Cumplía la pena de cadena perpetua con el beneficio de la prisión domiciliaria. Entre otros hechos, estuvo involucrado en la apropiación de Paula Cortassa y en la violación contra Silvia Suppo


El represor santafesino Juan Calixto Perizzotti murió este jueves, a los 82 años, mientras cumplía sus condenas por delitos de lesa humanidad en prisión domiciliaria. Durante la última dictadura, como miembro de la Policía de la provincia, formó parte de una de las patotas encargadas de perseguir y reprimir a militantes políticos y estudiantiles en la ciudad de Santa Fe. Estuvo involucrado, entre otros hechos, en la apropiación de Paula Cortassa (dada en adopción como María Carolina Guallane) y en la violación y posterior aborto forzado contra Silvia Suppo.

Perizzotti fue jefe de la Guardia de Infantería Reforzada (GIR), uno de los principales centros clandestinos de detención de Santa Fe. Fue sentenciado en cuatro juicios diferentes por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura. La Justicia Federal decidió unificar las penas y lo condenó en 2016 a cadena perpetua. Por su edad y su estado de salud, logró el beneficio de la prisión domiciliaria, que cumplió en la ciudad de Santa Fe hasta su fallecimiento.

El primer juicio que afrontó Perizzotti fue en 2009: la llamada Causa Brusa, en la que se condenó al ex juez federal Víctor Hermes Brusa y a cinco ex policías a penas de entre 19 y 23 años de prisión por los delitos de secuestros y torturas. En ese juicio, Perizzotti recibió una condena a 22 años por cinco casos de privación ilegítima de la libertad, agravada por amenazas, y por cinco casos de tormentos.

Durante las audiencias de la Causa Brusa se conocieron en detalle la forma en qué operaba la patota santafesina y los tormentos que causaron a sus víctimas. Uno de los relatos más estremecedores fue el de Silvia Suppo, testigo en ese juicio y querellante en otra causa sustanciada en Rafaela: la mujer –que fue asesinada meses más tarde, en marzo de 2010– reveló que fue violada por varios hombres mientras estuvo cautiva en la GIR, en 1977; producto de esos vejámenes quedó embarazada y el propio Perizzotti le dijo que la iban a llevar a una clínica para “corregir el error”. Nueve años después de ese proceso, a Perizzotti lo condenaron en la causa de Rafaela por el delito de aborto forzado: fue la primera vez en nuestro país que se aplicó una condena por ese motivo, en el marco de los juicios de lesa humanidad.

En 2016 el ex policía fue sentenciado en la “Megacausa” de Santa Fe. Fue la primera vez en la provincia que se juzgó la apropiación y supresión de identidad de una menor de edad (Paula Cortassa, hija de desaparecidos, dada en adopción y rebautizada como María Carolina Guallane). En ese juicio Perizzotti fue hallado culpable de los delitos de homicidio agravado por alevosía en perjuicio de diez personas; homicidio en perjuicio de otras cinco personas más; privación ilegítima de la libertad; tormentos agravados por tratarse de perseguidos políticos; y sustracción, retención y ocultamiento de una menor.

 

Altamirano también murió en su casa

El pasado 29 de junio, el represor rosarino Carlos Ulpiano Altamirano (sentenciado a cadena perpetua por secuestros, torturas y homicidio triplemente calificado por alevosía) falleció mientras cumplía prisión domiciliaria, un beneficio que obtuvo, según el dirigente de HIJOS Rosario Juane Basso, “gracias a este gobierno pro impunidad de los genocidas”.

Altamirano tenía 67 años y durante la última dictadura fue integrante del Servicio de Informaciones y miembro del grupo de tareas de la Policía provincial que tenía su base en San Lorenzo y Dorrego. “Fue juzgado por un tribunal y condenado por el pueblo”, recordó Basso.

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