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A los 80 años 

Murió el Gato Andrada , ex arquero de Central que participó en la represión

Edgardo Norberto Andrada fue Personal Civil de inteligencia durante la última dictadura cívico militar. Estuvo involucrado en los asesinatos de tres militantes en 1983. En los '60 fue símbolo del arco canalla


Murió en Rosario, a los 80 años, el ex arquero de Rosario Central y personal civil de Inteligencia durante el terrorismo de Estado Edgardo Norberto “Gato” Andrada.

El anuncio de la muerte del ex arquero canalla, que formó parte del aparato represor de la última dictadura, fue realizado por Gerardo González, el delegado regional de Futbolistas Argentinos Agremiados. Andrada fue un símbolo del arco de Central en la década de los 60, aunque también se desempeñó después en Colón y el Vasco da Gama de Brasil.

Andrada fue Personal Civil de Inteligencia (PCI) durante el terrorismo de Estado que instauró la dictadura cívico militar entre 1976 y 1983. Ingresó como espía al Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario en 1981, sobre el final de la última dictadura, cuando tenía 42 años y aún no se había retirado de la práctica del fútbol.

Según su legajo, que se ventiló durante la investigación de los asesinatos de los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereira Rossi, ocurridos en mayo de 1983, cumplió funciones como PCI.

El ex arquero estuvo involucrado en la causa por los asesinatos –considerados crímenes de lesa humanidad– al ser señalado como uno de los miembros del Destacamento de Inteligencia que participó del secuestro de Cambiaso y Pereyra Rossi en el bar “Magnum” de Córdoba y Ovidio Lagos. Los dos militantes aparecieron asesinados a tiros unos días después en un camino rural cerca de la localidad bonaerense de Lima. En mayo de 2016, un tribunal condenó como autores de esos crímenes al ex policía bonaerense Luis Abelardo Patti y a otros tres acusados, mientras que seis imputados resultaron absueltos por el beneficio de la duda.

El Gato Andrada no llegó a juicio porque el juez Carlos Villafuerte Ruzo le dictó falta de mérito al entender que no existía prueba directa de su participación en el secuestro de los militantes peronistas.

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