Espectáculos

Viernes negro

Murió el actor Albert Finney, ícono del cine británico

Finney, quien tuvo su auge en la década de 1960 junto a los realizadores del Free Cinema de su país, así como en sus tablas, falleció luego de una corta enfermedad. Participó en "Tom Jones", "Asesinato en el Expreso de Oriente", entre otros títulos


El actor británico Albert Finney, quien tuvo su auge en la década de 1960 junto a los realizadores del Free Cinema de su país, así como en sus tablas, falleció este viernes a los 82 años luego de una corta enfermedad, informaron sus familiares, sin señalar el lugar del deceso.

Curtido en la obra de Shakespeare, Finney surgió como un gran rebelde al frente de elencos como los de Todo comienza en sábado (1960), de Karel Reisz, Imprevisto pasional y Tom Jones, hombre de audacia, ambas de Tony Richardson, que en 1963 le valió su primera de las cinco nominaciones al Oscar que nunca consiguió.

Nacido el 9 de mayo de 1936 en Salford, Greater Manchester, Inglaterra, se destacó desde estudiante en la Saldford Grammar School y en la Royal Academy Dramatic Arts, donde fue compañero de Peter O’Toole, y en 1958 trabajó en el West End en la obra The Party, de Jane Arden, dirigido por Charles Laughton.

Hizo títulos como Macbeth, Otelo, Julio César y El rey Lear, estuvo casado brevemente con la también actriz Jane Wenham, madre de su único hijo, Simón, actualmente técnico en la industria del cine, y tuvo además una pareja famosa, la francesa Anouk Aimée, de la que se separó en 1978.

Su carrera en el cine siguió con Los vencedores (1963), de Carl Foreman, Al caer la noche, también con Reisz, Un camino para dos, de Stanley Donen, donde conformó una recordada pareja con Audrey Hepburn, y La alegre historia de Scrooge, de Ronald Neame, hasta que en 1974 le tocó interpretar al detective Hercule Poirot en la multitudinaria Crimen en el Expreso de Oriente, de Sidney Lumet.

Finney participó del debut en el largometraje de Ridley Scott con Los duelistas, en 1977, y actuó asimismo en Donde hay cenizas..., de Alan Parker, Annie y Bajo el volcán, ambas de John Huston, El vestidor, de Peter Yates, y en la potente De paseo a la muerte, de Joel Coen y Ethan Coen.

Fue nominado también como mejor actor por Asesinato en el Expreso de Oriente, El vestidor y Bajo el volcán, y como secundario por Erin Brockovich (2000), película por la que fue premiada Julia Roberts, que le dedicó su galardón, ya que él jamás asistió a las ceremonias de la Academia.

Hubo otras participaciones suyas en Washington Square, de Agnieszka Holland, con Jennifer Jason Leigh y la venerable Maggie Smith, Traffic, de Steven Soderbergh, El gran pez, de Tim Burton, Un buen año, también de Scott, Bourne: el ultimátum, de Paul Greengrass, Antes que el diablo sepa que estás muerto, el canto del cisne de Sidney Lumet, El legado de Bourne, de Tony Gilroy y Operación Scayfall, de Sam Mendes, dentro de la saga “007”.

A esas alturas, Finney había adquirido una presencia bastante robusta, muy afín a los actores de carácter británicos, pero muy alejada de su estampa juvenil de Todo comienza en sábado y Tom Jones; en 2011 anunció que sufría de cáncer de riñón y desde entonces se retiró de las pantallas y la escena.

Fue hijo de una familia trabajadora que sin embargo no padeció las penurias de la posguerra, pero siempre tuvo una actitud rebelde que le vino al dedo para reunirse con los directores del Free Cinema, un movimiento parecido al de la Nouvelle Vague francesa, justo cuando agonizaba el Neorrealismo italiano.

Se dice que era muy difícil para el periodismo convocarlo para redactar una nota y que siempre trataba de permanecer en la sombra, ya que para él el trabajo del actor no tenía mayor valor que el de cualquier trabajador, y para ello ponía de ejemplo a los albañiles.

En 1980 rechazó la Orden del Imperio Británico y en 2000 el título de Sir, el más alto honor que concede la reina Isabel II, pues consideraba que el sistema británico de condecoraciones “peca de esnobismo”.

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