País

Letras negras

El periodismo perdió a otro de sus maestros: Andrew Graham-Yooll

Fue hombre clave durante la última dictadura cívico-militar cuando, desde el ya cerrado Buenos Aires Herald, hacía visible las violaciones a los derechos humanos y la situación de los desaparecidos. Había viajado a Londres para el casamiento de su nieta


No era ni dejaba de ser un british en Argentina y un argie en Inglaterra. Pero había nacido tierra adentro en el sur del Gran Buenos Aires, en la siempreverde y arbolada Ranelagh, en el partido de Berazategui. Hijo de padre escocés y madre británica creció tallado por la lengua del Mar del Norte y por el peronismo con el que prácticamente habían nacido juntos. De allí salió Andrew Graham-Yooll con su doble mochila cultural a cuestas, la que lo llevó a convertirse en “maestro” para unos, en “valiente” para otros; en “íntegro” para todos, que lamentaban su partida: el periodista, escritor, investigador, historiador y, de a ratos, poeta murió el viernes, a los 75 años, en Londres, donde había viajado para el casamiento de su nieta en un descanso en lo que nunca dejó de hacer: escribir.

“Fue valiente cuando muchos callaban o colaboraban con la dictadura. Un ejemplo de un periodismo que ya casi no existe. Tuve el honor de que prologara y presentara mi libro «Los rabinos de Malvinas»“, escribió en Twitter Hernán Dobry. “Un periodista que dio cátedra de integridad y que además fue uno de los pocos que siguió informando cuando el miedo ordenaba silencio. Y en lo personal, un tipo al que le debo un par de buenos consejos”, lo describió por su parte Nacho Montes de Oca. “Adiós, maestro”, se despidió Nancy Pazos, quien lamentó: “Otro sábado en que el periodismo sufre un golpazo”, tras reconocerlo como “el gran editor del The Buenos Aires Herald, esa voz que se abrió clara y valiente en el medio del terror de la dictadura”.

“Hoy decidió irse gente que hizo del mundo un lugar mejor. Los que creemos que el tiempo es una ficción y la vida apenas un cruce de caminos nos alegramos por haber transitado un poco al menos en tan bella compañía”, escribió Gabriela Cerruti, quien se entristeció también por la muerte de Joao Gilberto. “Fue un privilegio tratarlo”, escribió Reynaldo Sietecase, quien lo mencionó como “maestro de periodistas”, como “amante de la poesía” y lo recordó como “gran tipo”.

Cada uno guarda en su memoria algo del mítico defensor del “spanglish”, que apenas había pasado los 20 cuando traspuso la puerta de la Redacción del Buenos Aires Herald, en 1966, casi sin educación formal. “Graham Greene dijo alguna vez que había entrado en The Times para aprender a escribir. Yo también, sin experiencia alguna, entré en el <Herald< queriendo ser escritor, o quizá cronista de cultura. Claro que al poco tiempo tuvimos la caída de Illia y la llegada de Onganía, y toda la percepción del periodismo fue cambiando. Y yo con ella, así que pasé a cubrir política. ¡Tanto me fascinó hacerlo que terminé exiliado!”, recordaría el propio Graham-Yooll en una entrevista, exactamente medio siglo después.

Tanto él como los que integraban la redacción del medio –entre quienes estaban Bob Cox, James Neilson, Uki Goñi– relataban bajo la trinchera del idioma inglés la represión de la dictadura del general Juan Carlos Onganía, que terminó siendo la “dictablanda” a la sombra del horror que sembraría una década después el “Proceso” iniciado con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

Ése fue el año en que, amenazadas las vidas de él y su familia y con el Herald clausurado, un ya curtido y experimentado Graham-Yooll partiría al exilio, donde continuó denunciando la desaparición forzada de personas y el accionar que después se describiría como terrorismo de Estado. “Encontraron una manera original de atacarlo: lo procesaron por haber entrevistado a la directiva del ERP, un acto subversivo en sí. Finalmente tuvo que ser evacuado con su esposa Micaela y sus dos primeros hijos, chiquitos ellos, en un auto de la embajada francesa directo a un avión de British Airways”, recordaba uno de sus allegados.

Exiliado en el Reino Unido, Graham-Yooll trabajó para los diarios The Daily Telegraph y The Guardian, y como corresponsal de este último volvió a la Argentina en 1982, todavía en dictadura, para cubrir cómo se vivía en Buenos Aires la Guerra de Malvinas.

En 1985 se convirtió en editor de la revista South. En 1989 de la revista “Index on Censorship”. Fue nombrado profesor visitante del Queen Mary & Westfield College de la Universidad de Londres entre 1990 y 1995, y en 1993 como “press fellow”, un cargo del Wolfson College, de la Universidad de Cambridge.

En 1994 regresó definitivamente a la Argentina, y fue nombrado editor en jefe y presidente del directorio de. Buenos Aires Herald, que, tras 140 años de existencia, cerró en 2017. Lo vivió con suma tristeza: ya para entonces se había “retirado” del histórico medio –era “ombdusman” en Perfil– pero entre los más grandes de los muchos reconocimientos que recibió estaban los que tenían que ver con el Herald y la última dictadura. Ya para entonces había escrito más de una treintena de libros, en castellano unos y en inglés otros; traducido al anglosajón a <Mafalda< y a obra de Teatro x la Identidad, entre muchas otras; y traducido al español poemas de Harold Pinter, en un camino de ida y vuelta que pocos pudieron tomar.

De los muchos en los que disfrutó o padeció, su lugar en el mundo seguía siendo la Argentina. Y decía que le preguntaban con frecuencia por qué había vuelto: “Porque nací aquí, pertenezco a este país y me sacaron a las corridas en 1976. Y es obligación volver al lugar de donde uno fue rajado para ver si es aceptado de nuevo. Creo que lo soy”.

 

Dolor mundial

“Su profundo compromiso con la búsqueda de la verdad dejó una huella imborrable en el periodismo y la comunidad anglo-argentina”, destacó la embajada británica en la Argentina.

El editor Daniel Divinsky lamentó en su facebook la muerte del periodista y destacó una de sus últimas obras, “Goodbye Buenos Aires” una novela autobiográfica que, dijo, tuvo “el honor de editar”.

Graham Yooll fue autor del famoso libro “Buenos Aires, otoño 1982”, que reunía sus crónicas durante la Guerra de Malvinas. También escribió “Memoria del miedo (Retrato de un exilio)”, “Pequeñas guerras británicas en América latina. Memoria Personal de Malvinas”, “Rosas visto por los ingleses”, “En blanco y negro. Represión, censura y olvido en Sudáfrica” (1992), entre muchas otras obras.

Fue, dijo Divinsky, “uno de los valientes que desde el Buenos Aires Herald dirigido por (Robert) Cox publicaba las noticias sobre desapariciones que llevaban los familiares durante la última dictadura cívico militar. Poeta bilingüe exquisito, traductor de poetas argentinos, redactor de las más precisas cronologías del país que se puedan conseguir, publicó decenas de libros sobre distintos temas”.

Comentarios