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Duro revés para Orban

Municipales en Hungría: la oposición unida ganó en Budapest y en otras capitales

La oposición, unida por primera vez, le arrancó al primer ministro húngaro, Viktor Orban, la gobernación de Budapest y otras 11 capitales de 23 en las elecciones municipales que se celebraron este lunes


Viktor Orban, primer ministro de Hungría.

La oposición, unida por primera vez, le arrancó al primer ministro húngaro, Viktor Orban, la gobernación de Budapest y otras 11 capitales de 23 en las elecciones municipales que se celebraron este lunes en Hungría.

El sitio de la Oficina Nacional Electoral de Hungría, indicó, con 11.000 mesas electorales escrutadas, que el candidato de los Verdes, Gergel Karacsony, ganó con 50,86% de los votos la capital húngara (14 de los 24 distritos de Budapest), mientras el actual alcalde, Istvan Tarlos, apoyado por el nacionalista y conservador Fidesz, obtuvo 44,10%.

La oposición, fragmentada y enfrentada desde que Orban llegó al poder en 2010, se presentó esta vez como una coalición de partidos.

Fuera de la capital, las diferentes coaliciones opositoras lograron ganar en otros 10 importantes centros urbanos, cuando hasta ahora sólo controlaban cuatro, informó la agencia de noticias EFE.

Ciudades como Szeged, Pécs, Miskolc o Eger estarán dirigidas por la oposición, pero la segunda más grande, Debrecen, quedará bajo control del Fidesz.

El líder de Fidesz, Orban, que ya atraviesa su tercer mandato consecutivo, reconoció la derrota, pero subrayó que su partido conserva la mayoría del país, informó la agencia ANSA.

Sin embargo, este triunfo de la oposición, por primera vez unida, da un golpe fuerte al mito de la infalibilidad de primer ministro húngaro.

Orban y su gobierno son criticados desde que llegó al poder en 2010 por limitar la democracia, centralizar la prensa, crear un sistema electoral que hace difícil ganarle en las urnas y otras leyes y políticas que socavan la influencia de los actores independientes en la vida política del país.

Orban reformó en 2011 la Constitución, para hacerla confesional y nacionalista, modificó la ley electoral en favor de su partido y edificó una “democracia iliberal”, un término acuñado por él mismo.

Esto se tradujo en un sistema legal que existe solo para proteger a los gobernantes, en el que jueces y periodistas deben promocionar los intereses de quienes ganan las elecciones, so pena de ser acusados de minar la voluntad del pueblo, según sus detractores.

La oposición denunció que Orban aumentó el viraje hacia la xenofobia, cuando apenas 1,5% de la población proviene del exterior.

El gobierno de Orban también mantiene una fuerte confrontación con la Unión Europea (UE) por sus políticas antiinmigratorias, cuando en 2015 una marea de refugiados, sobre todo sirios, alcanzó su país, y los calificó de “aprovechadores” o “terroristas potenciales”.

Más tarde lideró el incumplimiento de los planes de la UE para reasentar refugiados, alegando una presunta “invasión musulmana”.

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