Luciana Mangó
Cuando era adolescente Gabriela Bruno pensaba que no iba a ser “merecedora” de tener una historia sexual como la de sus compañeras. Le llevó unos años amigarse con su cuerpo, gustarse y sentir que podía ser atractiva. Nació con una discapacidad motriz por la que hoy debe movilizarse con una silla de ruedas.
“Me crié bajo un modelo rehabilitador donde hubo muchas barreras que debí resolver sola. Tuve que romper con los modelos sociales que imponen patrones de belleza y estereotipos de mujer”, contó. No fue la única barrera que enfrentó: acceder a la salud, a la educación sexual y elegir ser madre o no fue otro de los desafíos que como mujer con discapacidad debe enfrentar. Para intentar derribarlas, este viernes y sábado mujeres de Rosario, Santa Fe y Entre Ríos se encontrarán para hablar sobre los derechos de salud sexuales y reproductivos. La iniciativa es organizada por la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI) a través del proyecto Desear con Inclusión.
“Encontrarte con otras mujeres con discapacidad que son autónomas, tienen proyectos personales y son profesionales nos permite tomar conciencia de que no llegamos a esos lugares por superación personal sino porque hay condiciones dadas. Antes no salíamos de casa. Hoy disputamos otros espacios y queremos poner en agenda lo que era un tabú. Falta pero hay un cambio de mentalidad y una obligación del Estado de garantizar los derechos y remover las barreras”, contó Bruno a El Ciudadano.
Para todas
Desear con Inclusión es un proyecto que nació el año pasado desde Redi y cuenta con el apoyo del Fondo Fiduciario de la ONU. En marzo las integrantes organizaron el primer encuentro de mujeres con discapacidad.
Las participantes debatieron sobre las principales formas de violencia sexuales y reproductivas con las que se enfrentan a diario. En estas segundas jornadas sumarán herramientas para promover el respeto de sus derechos.
“La lucha feminista debe replicarse en las mujeres con discapacidad. Tenemos que empoderarnos y defender nuestros derechos sexuales y reproductivos. Exigimos la eliminación de barreras de sexualidad, reproducción, y mayor información”, agregó Bruno.
Los debates de las jornadas girarán en torno a tres ejes: cómo es el acceso a los servicios de salud, cuáles son los tabués sobre la sexualidad, y cómo defender la autonomía de los cuerpos para decidir ser madres o no serlo.
Laura Lemura es una de las integrantes de Redi y organizadoras del encuentro. Para ella es importante revisar el acceso a los servicios de salud.
“Tiene que haber camillas rebatibles para personas con discapacidad motriz, fijar la altura de los mamógrafos para habilitar el acceso a personas de baja talla, sumar modelos en braile de los consentimientos informados para prácticas médicas e instructivos en lenguajes simples para personas con discapacidad intelectual”, señaló.
Doble moral
El deseo sexual y la elección de ser madres es uno de los prejuicios que deben enfrentar. “O somos angelicales o tenemos una sexualidad descontrolada”, dijo, y explicó que mientras el aborto sólo sea legal bajo causales muchas mujeres con discapacidad serán forzadas a procedimientos de estirilización.
“Podemos tener el mismo apoyo que cualquier mujer que decide ser madre. A una mujer le niegan ligarse las trompas, pero a otra con discapacidad se lo recomiendan para evitar que se reproduzca. Exigimos que nos permitan decidir qué hacer con nuestro cuerpo y fertilidad”, agregó.
“En el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) no consideraban a las mujeres con discapacidad y hablaban de causales por malformaciones. Había un problema ético que resolvimos gracias al diálogo. A su vez, los antiderechos nos usaron como argumento para defender las dos vidas. Hay mucho que construir. Así como las mujeres también estamos atravesadas por el machismo, lo estamos por el capacitismo”, concluyó.
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