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Contundente

Dictaron preventiva a un imputado por femicidio

La mujer murió ensangrentada en el patio; él negó haberla golpeado y dijo que se había caído.


Un hombre de 28 años fue imputado por el fiscal Adrián Spelta por el delito de homicidio doblemente calificado por femicidio y por el vínculo. El hecho se registró la madrugada del lunes, cuando la víctima, una mujer de 32 años, fue hallada ensangrentada en el patio delantero de su casa y con su pareja gritando sobre ella.

En la audiencia celebrada este martes se ventilaron detalles sobre la mecánica del hecho. En un primer momento se barajó tanto la posibilidad de una caída o de un femicidio, aunque la balanza comenzó a inclinarse a las pocas horas.

Los testimonios de algunos familiares y amigos, sumado al preinforme de autopsia y la ubicación del cuerpo de la víctima, además del testimonio del sospechoso, que dio un versión del hecho que no convenció a la jueza Patricia Bilotta, fueron calificados de evidencia “holgada” por la magistrada para imputarlo.

La magistrada sostuvo que la evidencia recolectada en las escasas horas que trascurrieron desde el hecho es “holgada” para sindicar al imputado, a lo que agregó que no hay garantías para hacer lugar al pedido del defensor del acusado y dictó la prisión preventiva del hombre por el plazo de ley.

Federico Alberto A. y Nadia Benítez eran pareja; su relación había tenido idas y vueltas, y tenían una hija de 13 años. Se habían separaron y hace unos tres años retomaron la relación. El hombre trabajaba en una empresa láctea y juntos se habían construido una casa sobre la vivienda de los padres de Nadia. Para ingresar a la propiedad había que traspasar un patio delantero donde se halla una pileta de loma.

Si bien aún resta el informe de autopsia definitivo, el preinforme determinó que la víctima murió a raíz de un traumatismo craneoencefálico severo.

Violencia no simbólica

Federico Alberto A., de 28 años, y Nadia Benítez eran pareja. Su relación había tenido idas y vueltas. Tenían una hija de 13 años, se separaron y en 2016 retomaron la relación. Familiares y amigos sostuvieron que era una pareja “como cualquier otra aunque se peleaban cuando tomaban”. Él trabajaba en una empresa láctea y ella en un hotel. Habían construido una casa sobre la de los padres de Nadia. Para entrar había que traspasar un patio delantero donde había una pileta de lona debajo de un ventanal del primer piso.

Según explicó el fiscal, el domingo la pareja almorzó con los padres de Nadia y a la noche fueron a cenar de una amiga de ella. Tomaron cerveza, pero según el testimonio de la dueña de casa, Federico tomó un poco más que el resto. En un momento, la charla giró en torno a las drogas de venta ilegal y Nadia, siempre según testigos, le dijo a Federico que “eran malas”. Él le contestó: “Cállate”. Acto seguido, intentó abrazarla y besarla pero ella se resistió. Federico se enojó, abrió la puerta y salió. Salieron a la vereda y lo vieron volver. Nadia buscó la cartera y accedió al pedido de que se subiera al auto de Federico.

Siempre según el fiscal, la amiga de Nadia se quedó preocupada. Se mandaron mensajes hasta las 2.30. La amiga le preguntó cómo estaba y Nadia nunca contestó. La testigo contó que hace dos años había presenciado un hecho violento entre ambos: habían discutido porque “Federico se iba a comprar cigarrillos y no volvía por días”. En plena pelea Nadia lo tomó de la ropa y el hombre le pegó con el puño en la cabeza. Para el fiscal, este hecho fue un anuncio.

Para la fiscalía existe una franja horaria que está por reconstruir: de 2.30 a 3.30, cuando la hermana de la víctima escuchó gritos, le mandó mensajes de texto al hermano y luego a Nadia, sin tener respuestas. Después de intentar llamarlos acudió a la madre, que estaba viendo televisión y dijo escuchar algunos ruidos. Finalmente a las 3.40 la hermana de Nadia llamó al 911. Según atestiguó, su hermana estaba tirada en el suelo ensangrentada y su cuñado estaba sobre ella. Cuando llegaron los uniformados describieron a Federico A. como eufórico. La familia de la víctima sostuvo que momentos antes escucharon que el hombre golpeaba y gritaba, y al salir encontraron a Nadia tirada en el patio ensangrentada.

Las primeras pruebas

Si bien resta esperar el informe de autopsia definitivo, el preinforme determinó que la víctima murió por un traumatismo encéfalo craneano severo. Entre las lesiones más graves se encuentran la fractura de la base del cráneo y la mandíbula en tres partes. Sobre la hipótesis de que la mujer pudo haber caído por la ventana del primer piso los peritos explicaron que las excoriaciones en la rodilla de Nadia no coincidían con ese tipo de impacto. En cambio sí tenía las uñas rotas y lesiones compatibles con signos de defensa. Los peritos no descartaron una caída cuando la víctima quedó inconciente.

Otro elemento contra la hipótesis de la caída es una foto del frente de la casa de dos pisos. En la misma se observó al ventanal del primer piso, una soga para colgar la ropa y cables que se cruzaban pero estaban intactos. Para Spelta hubo una discusión que terminó cuando el imputado golpeó a su pareja hasta causarle la muerte.

La versión del imputado

El imputado hizo su descargo, aunque sumó más dudas que certezas. Federico no reconoció una pelea previa en la casa de la amiga de Nadia. Sostuvo que llegaron a la casa, abrió el portón para guardar el auto y su mujer corrió al baño mientras él estacionaba. El perro se escapó y Federico lo entró mientras la mujer le gritaba desde la ventana. Federico le dijo “ya vuelvo” y se fue. Entonces decidió dar una vuelta por el barrio. No recordó si tenía llaves o saltó el tapial cuando volvió. Pero sí dijo que encontró a la mujer muerta en el patio. “No tengo explicación de porqué estaba en el patio. Hasta ahora no puedo entender porqué pasó esto. Estábamos bien”, señaló el imputado, quien sumó que intentó reanimarla pero estaba fría. También que llamó al padre de Nadia y que más tarde llegó la Policía.

La jueza Bilotta dispuso la prisión preventiva y si bien el defensor cuestionó la existencia de peligrosidad procesal, sostuvo que no existían garantías para que el juicio se haga en libertad.

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