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¿Remedio o enfermedad?

Muere un vecino en feroz tiroteo entre policías y un ladrón

Un joven de 23 años falleció de un disparo en la cabeza mientras lavaba el auto en la vereda de su casa de zona sur.


El robo de una juguetería de zona sur, en San Martín al 3500, derivó en una persecución policial que terminó siete cuadras después con un feroz enfrentamiento armado entre un menor de 17 años, que resultó herido en una pierna, y efectivos del Comando Radioeléctrico que lo cercaron en Ayacucho y bulevar Seguí. La tragedia se desencadenó justo allí, cuando un grupo de jóvenes de la última promoción de la Policía de Acción Táctica que viajaban en un colectivo de línea bajó para intervenir en la persecución. El resultado de las decenas de disparos que contaron los vecinos a las tres de la tarde de ayer fue un vecino de 23 años asesinado en la puerta de su casa, mientras lavaba su auto en la vereda.

“Parecía el lejano oeste, eran como 20 milicos disparándole a un pibe, sin reparar la cantidad de gente que había en la calle”, dijo uno de los tantos testigos que estaban a esa hora en la vía pública. Uno de los uniformados jóvenes también recibió un disparo en la pierna durante la balacera.

Entre sollozos, Sabrina G., de 20 años y esposa de Jonathan Herrera, el joven de 23 años asesinado, contó que mientras su pareja lavaba su Volkswagen Gol en la vereda junto a un hermano y un primo, ella estaba adentro de la casa con su bebé recién nacido. “Hace cinco años que estamos juntos. Tenemos un bebé de un mes y medio. Jonathan trabajaba de repositor en Falabella, había terminado la secundaria y estaba estudiando para ingresar a la fuerza naval, quería ser embarcado para progresar económicamente”, dijo la joven a El Ciudadano tras culpar al accionar policial por la muerte de su compañero. Mientras señalaba las marcas de las balas y el lugar donde cayó herido el presunto ladrón y su marido, reflexionaba: “Le disparó la Policía, mucho no te queda para sacar la cuenta. La peor Policía la tenemos en Rosario. Están entrenados así nomás. Les ponen un uniforme, un chaleco y les dan un arma. Estos milicos que bajaron del colectivo no tenían ni tres meses de entrenamiento, si es que tenían. Yo quedé encerrada en mi casa escuchando disparos y no me dejaban salir porque el ladrón estaba tirado justo en la puerta. Había un montón de policías encima del pibe que gritaba que le dolía la pierna y ninguno se daba cuenta que mi marido estaba herido a pocos metros con un tiro en la cabeza. Hasta que una mujer empezó a gritar que llamen a una ambulancia”.

“Somos nueve hermanos”, dijo entre sollozos Julieta, de 25, tras remarcar que quiere que se haga Justicia: “Que el que lo mató, pague. Porque mi hermano era una excelente persona. Trabajaba y estudiaba para progresar. Tenía un bebé recién nacido y quería embarcarse para un mejor futuro”.

Una versión similar brindaron algunos testigos que estaban trabajando en la estación de servicios Esso ubicada frente al lugar de la balacera, que cuenta con una cámara de vigilancia domo que será peritada por la Justicia. “El pibito venía en una Zanella roja, lo seguían dos móviles de la Policía, un patrullero y una chata por Seguí. En la intersección con Alem tiró el rodado y siguió a la carrera por Seguí hasta Ayacucho. Justo ahí paró un colectivo de línea y bajaron un montón de milicos. Eran como 20. Se armó un tiroteo bárbaro”, contó un muchacho tras lamentar que la peor parte se la haya llevado un vecino. Y agregó que dos horas después hubo un segundo tiroteo cuando los vecinos, indignados, comenzaron a apedrear a los uniformados, que repelieron el ataque. “Ya había periodistas de un canal de televisión que filmaron la segunda balacera”, dijo.

De acuerdo a los datos brindados por la Policía, el robo que originó la persecución ocurrió poco antes de las 15 en una juguetería de San Martín y Saavedra. Desde allí, Débora P., de 26 años y encargada del comercio, llamó al 911 para denunciar que dos muchachos armados le sustrajeron unos 2.000 pesos en efectivo, un celular y juguetes. Al parecer, alertados del robo, dos patrulleros interceptaron a pocas cuadras a los ladrones y dieron inicio a una persecución. Uno de los asaltantes logró evadirse, en tanto su compañero, de 17 años, se enfrentó con un revólver calibre 22 y quedó internado en calidad de detenido con un disparo en la pierna. En la balacera que siguió al finalizar la persecución también resultó herido un policía de 20 años en la pierna, agregaron los voceros. Y confirmaron que en el hecho intervinieron efectivos de la última promoción de la Policía de Acción Táctica que justo pasaban a bordo de un colectivo y bajaron para “colaborar”.

El hecho es investigado por el fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos, Adrián Spelta, quien esta mañana brindará una conferencia de prensa para aportar datos, ya que hasta el cierre de esta edición ninguna fuente oficial ofreció precisiones, como cuántos disparos recibió el joven asesinado ni de qué arma salieron.

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